Con la aprobación para el uso de eventos tecnológicos se prevé un futuro alentador para el agro boliviano; sin embargo, se deben tomar en cuenta innovaciones tecnológicas que acompañan a este ciclo, llamadas tecnologías emergentes.
Sergio Moreira, docente y experto en biotecnología agrícola, gerente general y consultor en jefe en SerI+D Bolivia, resalta que el país está en una etapa inicial en el uso de tecnologías emergentes. Sin embargo, destaca el crecimiento en el uso de bioinsumos y la apertura a cultivos transgénicos como avances clave. Esta tecnología muestra un desarrollo acelerado en Bolivia, con crecimiento por parte de los productores y la posible apertura de plantas de producción.
“Los bioinsumos, basados en organismos vivos, promueven el desarrollo redicular y mejoran la absorción de nutrientes, presentándose como una alternativa sostenible y más asequible. “Es una señal positiva que ya haya demanda en el mercado y que las empresas están invirtiendo en su producción, aunque todavía se trata de tecnología importada”, detalló el experto.
Moreira afirma que existe la necesidad de fortalecer la investigación científica en Bolivia, especialmente en las universidades, instituciones que son clave en el desarrollo de tecnologías agrícolas, sin embargo, observa que los futuro profesionales deberían centrarse en proyectos de investigación e información para aportar al sector.
En el ámbito de la nanotecnología, el experto destaca que esta herramienta permite liberar insumos fertilizantes de manera controlada para optimizar su eficiencia, aún no se desarrolla localmente por sus altos costos de investigación y el marco regulatorio, que desalinea la inversión privada.
El experto reconoce que el uso de estas tecnologías puede aumentar la productividad y reducir el impacto ambiental al optimizar el uso de insumos como herbicidas y fertilizantes.
sin embargo indicó que las barreras regulatorias desincentivan a la investigación de nuevos desarrollos y tecnologías para el agro.
Capebol, perteneciente la peruana Capeagro, ha sido una de las pioneras en la introducción de bionanotecnología, con el desarrollo de bioestimulantes y fertilizantes nanotecnológicos que maximizan la absorción en cultivos de soya, maíz y caña de azúcar, incrementando los rendimientos y mejorando la resistencia a plagas y enfermedades.
Paulo César Salinas, gerente general de la empresa, “la bionanotecnología transforma la agricultura de cantidad a precisión, asegurando que cada planta reciba lo necesario”. Este enfoque no solo responde a las necesidades actuales, sino que posiciona a Bolivia como un referente potencial en innovación agrícola.
Sebastián Parola, responsable de Marketing Latam de Surcos, complementa esta visión señalando que el 100% de los productos de su empresa integran nanotecnología. En Bolivia cuentan con más de 15 años y actualmente se encuentran representados por Agropartners, con la visión que el país es un mercado estratégico debido al crecimiento sostenido del sector agrícola.
“El productor boliviano busca constantemente nuevas tecnologías y está abierto a probar productos que aporten beneficios claros. Este interés, combinado con la capacidad de Surcos para ofrecer soluciones diferenciadas, ha permitido un crecimiento conjunto con nuestros socios”, comentó Parola.
Nanofertilizantes
Estos tienen partículas de tamaño nanométrico, lo que les permite una mejor absorción por parte de las plantas. Los beneficios incluyen la reducción de dosis necesarias, con eficiencias de más del 95% y la posibilidad de aplicar entre 7 y 50 kilos por hectárea en lugar de las cantidades tradicionales de fertilizantes, de acuerdo con Capebol.
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