Unos 50 años atrás los procesadores trabajaban con lo que se conocía como conjunto de instrucciones complejas (CISC). El objetivo del diseño CISC era completar una tarea en la menor cantidad posible de líneas de código de ensamblaje. Y para ello los informáticos elaboraban un listado de complejas instrucciones directamente en el hardware. De hecho los microprocesadores venían con estas “recetas” de fábrica, sin importar cuáles eran las que más utilizara el usuario ni cuan importantes fueran. En cierto sentido era como si en un libro de recetas gastronómicas las cinco páginas para hacer un pato laqueado compartieran extensión e importancia con una receta para hacer patatas fritas…que también ocupaban cinco páginas. Todo esto ocupaba mucho espacio de forma poco eficiente y consumía muchos recursos energéticos. La ventaja es que era fácil de hacer: bastaba una plantilla universal para cualquier programa.
Entonces, a mediados de 1970, llegaron John Hennessy, David Patterson y John Cocke con una apuesta diametralmente opuesta, literalmente un riesgo: RISC (siglas de reduced instruction set computer u ordenadores con conjunto de instrucciones reducido). Básicamente, se trata de reducir el tamaño del conjunto de instrucciones, eliminando aquellas que rara vez se usaban. “Sabíamos que queríamos un ordenador con una arquitectura simple y un conjunto de instrucciones simples que pudieran ser ejecutadas en un solo ciclo de máquina, haciendo que la máquina resultante sea significativamente más eficiente de lo que era posible con otros diseños de computadora más complejos”, explicaba Cocke en una entrevista.
Con el nuevo diseño, la CPU sólo era capaz de ejecutar un conjunto limitado de instrucciones, pero podía ejecutarlas mucho más rápido porque las instrucciones eran más sencillas. Cada tarea, como buscar una instrucción, acceder a la memoria o escribir datos, podría ser completada dentro de un solo ciclo de máquina, o pulso electrónico; con CISC, las tareas a menudo requerían múltiples ciclos de máquina, tomando al menos el doble de tiempo para ejecutar una tarea. Lo que hizo RISC es reducir los tiempos de procesamiento, hacer más rentable el consumo de energía y darle mayor potencia a los ordenadores.
Gracias a ello, RISC se convirtió en un estándar universal en los microprocesadores de todos los dispositivos y hacen posible desde la ligereza de los portátiles a la larga duración de la batería de los teléfonos inteligentes. Para difundir este nuevo concepto, John Hennessy, David Patterson escribieron hace más de 30 años el libro Computer Architecture: A Quantitative Approach, una obra con seis ediciones distintas, que sigue siendo La Biblia para los diseñadores de ordenadores y se utiliza como manual de referencia en los cursos de arquitectura de procesadores en todo el mundo desde su aparición hace 30 años.
Imagen: Hardware libre
Fuente: La Razon
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