De esta manera pretendemos hacer un listado de temas, lo más ordenado posible, que consideramos relevantes para la discusión actual, precisar las preguntas pertinentes y plantear algunos tópicos que las tendencias actuales sugieren.
- El concepto de privacidad, conjuntamente con sus referentes sociales, culturales y tecnológicos, ha sufrido una radical mutación con la generalización de las TIC a nivel global.
- De ser un tema más o menos marginal que atañía a personas y situaciones puntuales ha pasado a afectar, en mayor o menor medida, a todos los usuarios de TIC, vale decir una gran mayoría de la población mundial.
- Los “actores” también se han diversificado, de ser un asunto de policía y tribunales, por un lado o de personajes públicos y medios, por otro, ha pasado a involucrar a todas las instituciones del Estado, empresas privadas de diverso tipo, ciudadanos en cuanto usuarios/consumidores de TIC y redes sociales, organizaciones de todo tipo, incluyendo las criminales, etc.
- El rol de los usuarios también se ha complejizado, son ellos mismos que ponen en un espacio “publico” información –localizaciones, fotos, datos personales, hábitos, etc.– que antes no era posible difundir masivamente. Sin embargo, de manera no intencional proporcionan una gran cantidad de datos que tienen valor comercial o de otro carácter.
- La situación descrita en el punto anterior se “agrava” en virtud de los “contratos” o términos que los usuarios contraen o aceptan en el momento de comprar o adherirse a cualquier servicio de internet. La mayoría de los usuarios no sabe a ciencia cierta el contenido de estos documentos.
- La actitud, ponderación y valoración de los usuarios sobre su derecho a la privacidad y al uso de sus datos, varía considerablemente. Parece haber una correlación entre el grado de desarrollo y la fortaleza del estado de derecho de los países de los usuarios con una defensa más intransigente de sus derechos y desconfianza en las empresas.
- En este sentido es plausible que los usuarios hagan un instantáneo cálculo de costos y beneficios, en el sentido de “tolerar” un uso incierto de sus datos a cambio de las ventajas que le da el servicio al que se están suscribiendo.
- En este acuerdo tácito parece tener su base el “modelo de negocios” de las grandes empresas tecnológicas de la información, es decir proporcionar servicios a cambio del uso de información, todo mediado por la publicidad.
- En este contexto es de esperar que el papel de los estados en la protección del derecho a la privacidad y otros conexos sea creciente, como indica la legislación europea sobre el tema, próxima a entrar en vigencia.
- Es necesario hacer notar que el rol de los estados es ambiguo, por una parte tratan de regular los flujos y usos de la información pero por otro lado ellos mismos poseen grandes cantidades de información confidencial y sensible de los ciudadanos que deben preservar y manejar adecuadamente. Las cualidades y capacidades de los estados varían dramáticamente para preservar estos derechos de los ciudadanos.
- Finalmente decir que ante los escándalos surgidos en los últimos tiempos referidos al mal uso de los datos personales, hay que resistirse a la tentación restriccionista y prohibitiva, en la sociedad que se está configurando, el conocimiento y la información tienen importancia creciente, por lo que resulta una quimera jalar en sentido contrario.
- Idealmente este dilema tendría que despejarse con el surgimiento de un ciudadano/usuario/consumidor más preparado, consiente, organizado y con poder que pueda manejar en su favor las potencialidades que la nueva sociedad ponga a su disposición y esquive las amenazas a su libertad y bienestar.
Imagen: El Independiente
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