Para las personas que no disponen de conocimientos técnicos, la programación intuitiva —o vibe coding— se está convirtiendo en una opción cada vez más interesante.
Cuando el vibe coding despegó a principios de este año, muchos vieron cómo podía peligrar el reinado de los desarrolladores de herramientas de software. Para un número cada vez mayor de personas sin conocimientos técnicos, esta forma de programar se ha convertido en una manera de hacer realidad una idea, mejorar sus procesos de trabajo o desarrollar una actividad creativa paralela.
Cuatro personas le han contado a este medio de comunicación cómo han desarrollado sus aplicaciones después de horas de trabajo y de cuidar a sus hijos, además de haber compartido con Business Insider las lecciones que han aprendido por el camino.
La diseñadora de productos que programó una aplicación de identificación de perros
Cynthia Chen, diseñadora de productos, llevaba años soñando con una aplicación que le permitiese catalogar los perros que veía por la calle.
En su tiempo libre, durante unos dos meses, creó Dog-e-dex: una aplicación para iOS que permite a sus usuarios hacer fotos de perros, identificar la raza y guardar sus perfiles.
La diseñadora, afincada en San Francisco y sin formación oficial en ingeniería, recurrió a plataformas como Replit, ChatGPT o Cursor. No fue hasta que descubrió Claude, de Anthropic, en enero, cuando las cosas empezaron a encajar.
Copió el código generado por Claude en Xcode, una herramienta para desarrollar apps en dispositivos Apple, aunque no entendía del todo cómo funcionaba. "Parecía magia", señala.
"Cada vez que pulsaba el botón de vista previa, era como abrir un pequeño regalo emocionante", añade Chen.
Según esta diseñadora de productos, las personas que quieren desarrollar código deben tratar a la IA como si de un modelo de "crianza respetuosa" en paternidad se tratase.
"Hay que ser muy intencional, muy específico y creo que hay que ser muy amable", recomienda.
A veces, la inteligencia artificial necesita que la "mimen", explica Chen. Cuando Claude se atascaba, ella desglosaba las instrucciones paso a paso hasta que lo entendía.
La madre que desarrolló una aplicación para ayudar a otros a reajustarse emocionalmente
Cuando Karima Williams sintió que se estaba cayendo por un precipicio emocional, recurrió a Claude, que, según ella, le ayudó a procesar emociones que no estaba preparada para compartir con otros.
Esta madre de 34 años de Maryland ha declarado a este medio de comunicación que hablar con la IA también la ayudó a ser mejor madre. La inteligencia artificial era su botón de reinicio, que la ayudaba a relajarse antes de ponerse en modo mamá.
Al ver lo útil que era Claude para desahogarse, Williams programó una aplicación web para ayudar a las personas a descargar y regular sus emociones.
Lo que le funcionó a Williams fue decirle a Claude que le hablase como si tuviese 10 o 15 años. Como no sabía cómo estructurar un producto o configurar un backend, Claude le contaba lo que había que hacer.
"También le digo que me diga una cosa cada vez, porque puede resultar abrumador", comenta esta madre de Maryland.
Williams también recuerda que hablar con la IA le funcionaba mejor que escribir.
"Me resulta 10.000 veces más fácil decir lo que necesito decir y luego sacar el contexto", sugiere, poniendo como ejemplo los casos en los que le dicta a la inteligencia artificial lo que le quiere decir. Aproximadamente el 90% de las veces interactúa con ella de esta forma, según Williams.
El contable que programa después de acostar a sus hijos
Durante más de 18 años, Wei Khjan Chan ha trabajado como contable, una profesión que a menudo se considera vulnerable a la automatización.
Para mantenerse a la vanguardia y tener un mayor impacto en su campo, el socio auditor de una empresa de contabilidad y asesoría de Malasia aprendió a programar después de asistir a talleres de programación en junio.
"Sería estupendo haber conocido antes la IA. Al menos, así me sustituyo a mí mismo en lugar de dejar que otros lo hagan", afirma este hombre de 39 años en declaraciones a Business Insider.
Chan ha desarrollado una aplicación web para agilizar la presentación de las reclamaciones de gastos tras los viajes de negocios. Mediante el reconocimiento óptico de caracteres impulsado por inteligencia artificial, escanea los recibos y los exporta automáticamente a los archivos correspondientes para los equipos financieros de su compañía.
También utiliza la IA para automatizar su flujo de trabajo, como la generación de facturas. "Sin las herramientas de vibe coding y los conocimientos necesarios, un contable no puede hacer esto", da a entender Chan.
Este contable explica que, cuando empezó a experimentar con la inteligencia artificial, le aconsejaron que escribiese instrucciones largas y detalladas. Pero la experiencia le ha ido enseñando que los pasos más pequeños e iterativos funcionan mejor.
"La instrucción inicial es muy importante para configurar todo correctamente", asegura. Después, cuando hay que hacer cambios, es más eficaz irlo ajustando poco a poco en lugar de acumular toda una lista de deseos.
Para la depuración de código, Chan se fija en si cambia el mensaje de error, lo que indica que la IA está resolviendo el problema. Si el mismo error persiste, reinicia el chat y reformula su petición con nuevos ejemplos.
Este contable también celebra que la programación intuitiva no requiere de interminables horas de trabajo. Al ser padre de dos hijos, Chan suele programar de forma intuitiva después de acostar a los niños, añadiendo alguna característica aquí o perfeccionando alguna función allá. Con el tiempo, se va acumulando y, finalmente, todas las piezas encajan.
"Es como jugar a un juego", concluye.
La profesional de recursos humanos que dijo que la IA actúa como un "becario joven y demasiado entusiasta"
Laura Zaccaria, una profesional de recursos humanos afincada en Singapur, aprendió por su cuenta a desarrollar una aplicación web mientras estaba de baja por maternidad.
Esta nueva madre se inscribió en una clase de programación en junio y creó un planificador de comidas familiares.
Programaba principalmente por las tardes o cuando su bebé dormía la siesta. Los fines de semana, su marido se ocupaba del bebé mientras ella trabajaba.
Zaccaria ha declarado a este medio de comunicación que aprender a programar le dio la confianza necesaria para seguir evolucionando tanto como madre como profesional.
Cuando programaba, Zaccaria recuerda que a veces se quedaba atascada en un bucle. La IA puede ser como un joven becario demasiado entusiasta, añade esta programadora en ciernes.
"Hay que saber cuándo hacer una pausa y preguntarse: ¿en qué no he sido clara?", comenta. "A veces lo mejor es descartar toda la conversación y empezar de nuevo".
"Me di cuenta de que no había expresado las cosas correctamente o que había pedido algo demasiado grande. Entonces tenía que volver a desglosarlo", argumenta.
Fuente: Business Insider