La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un tema ineludible en las discusiones empresariales y políticas de la agenda global. Su carácter disruptivo contribuye a la automatización de las economías. Por un lado, se vislumbra la promesa de estimular la economía mundial a través de la innovación y la mejora de los ingresos. El riesgo es el reemplazo masivo de empleos y la profundización de las desigualdades. El fenómeno podría impactar directamente en las personas menos calificadas y, así, en la distribución de los ingresos en los países de la región.
Según el IMFBlog, del Fondo Monetario Internacional, en los mercados emergentes, como Colombia, Chile o Perú, 40% del empleo sentirá el impacto de la IA. Mientras que, en los países de ingreso bajo, como Bolivia o Nicaragua, solo un 26% del empleo estará comprometido. Esta cifra se incrementa en economías avanzadas, con alrededor de un 60% de empleos afectados. Aunque el saldo parezca positivo, es clave comprender que los riesgos son menores debido al lento progreso de la adopción tecnológica en la región.
Latinoamérica exige soluciones a largo plazo para mitigar los efectos que la IA imponga en el futuro del trabajo. Los tomadores de decisión deben comprender la desaceleración de la economía global y las debilidades estructurales de la región, que se reflejan en fenómenos como el desplazamiento laboral y la polarización económica.
Desaceleración económica regional
El Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2023 (CEPAL) sostiene que “la ralentización del crecimiento económico pone en primer plano la persistencia de las debilidades estructurales”. La región se caracteriza por un “bajo nivel de inversión pública y privada, magra productividad, la predominancia de las economías informales y el insuficiente desarrollo de capital humano”. Aunque urge adoptar nuevas tecnologías para promover el crecimiento económico y fomentar la formalización, las innumerables necesidades superan las capacidades de los Estados latinoamericanos.
El pronóstico de la tasa de crecimiento regional para 2024 proyecta que será inferior a la de 2023, a su vez menor a la de 2022. Esto no solo desacelera el crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto), sino que afecta negativamente la creación de empleo. Asimismo, también hay una reducción de la tasa de desocupación regional, 6,5% para 2023 y 6,9% para 2024. A todo ello se suma la desaceleración de la actividad económica a nivel global, que juega un rol significativo en la región.
Desplazamiento laboral parcial
Existe una preocupación global por la posible pérdida masiva de empleos debido a la automatización impulsada por la IA. Un reciente artículo de Forbes sugiere una transición gradual hacia la integración de la IA en la fuerza laboral. Y comprende las diferencias entre una automatización completa o parcial de tareas.
En este sentido, el informe global The State of AI in 2023: Generative AI’s Breakout Year de 2023, elaborado por McKinsey, señala que se pueden prever recortes de fuerza laboral en áreas específicas. Asimismo, resalta la necesidad de implementar programas de capacitación y reconversión laboral para que los empleados sean capaces de enfrentar las necesidades cambiantes. Y proyecta que la IA tendrá mayor impacto en las actividades basadas en el conocimiento en lugar de las que requieren trabajo físico.
Polarización en la economía
La polarización ocupacional se caracteriza por la disminución de trabajos de mediana calificación frente a las ocupaciones de alta y baja calificación. Si bien es un fenómeno que ha afectado principalmente a las economías desarrolladas, un informe de la OIT para países latinoamericanos explica que, con relación a los cambios tecnológicos, “existe un intenso debate en todo el mundo sobre el impacto de la automatización de tareas en la naturaleza presente y futura del trabajo”. Asimismo, señala que no necesariamente implicaría una polarización de ingresos, entendida como la formación de grupos con ingresos similares pero con marcadas diferencias.
En este sentido, de acuerdo a Panorama Laboral 2023, de la OIT, los gobiernos reconocen los desajustes entre las habilidades de los trabajadores y los requerimientos del mercado, que limitan su crecimiento, productividad y bienestar. “Las deficiencias en la formación y capacitación tienen impactos en las personas a través de mayor desocupación, subempleo, dificultades en la transición de la escuela al trabajo para los jóvenes, desajustes de habilidades en el lugar de trabajo y a nivel social se reflejan en desigualdades e ineficiencias”, explica el informe.
IA en Latinoamérica
A nivel regional, sirve conocer el estado de la situación de la IA para facilitar la toma de decisiones. En un proactivo esfuerzo, se publicó el Índice Latinoamericano de IA 2023 (ILIA), que analiza la situación en 12 países. Expone, entre sus principales hallazgos, que, aunque han incrementado las habilidades en IA, en la región el ritmo es más lento comparado con el resto del mundo. “La penetración relativa de habilidades tecnológicas y disruptivas, asociadas a la IA, es menor en América Latina (2,16%) que en el resto del mundo (3,59%)”, sostiene el documento.
Solo tres países de la región —Brasil, Colombia y México— cuentan con programas públicos de formación en herramientas de IA. Brasil integra elementos de IA en el currículum escolar mientras que el resto de los países solo alcanzan hasta habilidades digitales y competencias TIC. Se afirma que, “pese a las brechas de capital humano en el mercado laboral y los riesgos que conlleva la automatización, no se aprecia que los estados estén impulsando medidas con la urgencia y escala que se requiere.”
En la sociedad contemporánea cada vez es más necesario tomar decisiones basadas en datos. Por lo que se deben reconocer estos esfuerzos para facilitar la toma de decisiones políticas informadas. Más aún cuando se tratan temas novedosos y complejos, como el impacto de la IA en la economía de los países y las personas.
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