La lista de los hombres más ricos y empresas más rentables del mundo ya no está encabezada por magnates del petróleo. El oro negro del siglo XXI son los datos personales de miles de millones de personas que ceden gratuitamente cada vez que aceptan sin mirar las condiciones de la política de privacidad de las redes sociales o cualquier página web. Para el escritor y exministro de Cultura, César Antonio Molina, estas mastodónticas fortunas, de los que afirman trabajar para el bien de la humanidad, nos deberían hacer sospechar. La universalización de internet y las redes sociales ya había cambiado las reglas del juego mundial, ahora, el desarrollo de las inteligencias artificiales parece estar creando un universo nuevo. Surgen tantas oportunidades como amenazas desde puestos de trabajo que se tambalean a estados que se sienten diminutos ante el poderío de las grandes tecnológicas. En
¿Qué hacemos con los humanos?: Por qué los robots, la inteligencia artificial y los algoritmos representan una amenaza para la supervivencia del ser humano (Deusto), Molina explica y alerta sobre algunos de los conceptos de este nuevo mundo como el transhumanismo, los robots o las inteligencias artificiales.
Pregunta. ¿Hasta ahora la balanza entre beneficios o perjuicios del desarrollo tecnológico había sido claramente favorable al ser humano?
Respuesta. No lo creo. Porque todo tiene sus pros y sus contras y ya hace bastante tiempo que hay preocupación por todo lo que está pasando. De hecho, yo cito en el libro que ya en el año 1971, el Congreso de los Estados Unidos creó una comisión nacional para la protección de los seres humanos, en el año 1971.
P. Uno de los asuntos que más aborda es el transhumanismo ¿Por qué le da tanto miedo?
R. Lo cierto es que ellos han sido muy teóricos y han explicado todo lo que piensan, todo lo que creen, todo lo que dicen que van a hacer. En el libro de Raymond Kurzweil dedicado al transhumanismo, está muy claro. Ellos piensan la creación a la larga de un superhombre, de un superhombre inmortal, lleno de aparatos trasplantados, en conexión con ordenadores y demás. Además, en los agradecimientos que se hacen en estos libros son a departamentos de neurobiología, departamentos de ingeniería, departamentos de economía. Es una presencia de mucha gente especializada, proveniente o de empresas privadas o de la propia universidad, que son quienes ayudan a materializar, al menos todavía y formalmente, estas ideas.
P. Usted dijo que en 2010 una frase de Mark Zuckerberg le marcó, el creador de Facebook dijo que la privacidad había dejado de ser un derecho.
R. Sí, sí. Así como sueña, imagínate lo que significa eso. La privacidad siempre ha equivalido a la libertad. El ser humano ha luchado por la libertad, entre otras cosas, para defender su ser individual, su pensamiento, sus ideas, sus emociones, sus sentimientos, etcétera. Si alguien dice que te van a privar de todo eso, como ya están haciendo, porque sabemos perfectamente, que a través de los móviles, nos controlan, nos vigilan, e incluso venden toda la información que tú tienes, de lo que a ti te gusta, de lo que compras, de los lugares que te gustan, los libros que lees... Entonces, quiere decir que esta gente, como lo hablan todo desde una supercategoría, desde un poder y de unas alturas que nadie es capaz de llamar la atención, nos han avisado. Ya han pasado 13 años desde que nuestra libertad, por así decirlo, prácticamente no existe. Es una ficción. Vivimos en la ficción y vamos camino de darnos cuenta de que esa ficción cada vez es más real.
P. Mucha gente sostiene que, en el fondo, que Zuckerberg con Meta o la empresa de turno, recopile sus 'me gustas', sus búsquedas, prácticamente toda su actividad en el móvil, casi que le sale cuenta por tener gratis Facebook o Instagram
R. Bueno, porque a esa gente no le interesa para nada su libertad. Probablemente esa gente tampoco lee, probablemente esa gente tampoco escucha música, probablemente esa gente tampoco va al cine, probablemente esa gente vive en una monotonía y en una atonía vital. Venderían hasta su cabeza, y venderían hasta lo que fuere, con tal de comer y no preocuparse por trabajar. Eso es lo que nos está ofreciendo el populismo en todos los sitios.
P. En el libro se menciona que esta superposición de un Estado tecnológico puede que deje pequeños o incluso haga desaparecer los estados actuales, ¿lo ve factible en 50 años?
R. Yo digo que estas empresas de tecnología, que además fueron creadas por esta gente que tanto conocemos, dijeron que lo hacían en favor de la humanidad y de una manera generosa. Y son las personas más ricas del mundo… Hay que sospechar entonces. Y yo no digo que los estados vayan a desaparecer, pero los estados ya dependen y nosotros dependemos de todas estas tecnologías. Si ahora mismo nos están escuchando y nos cortan la conexión, tú no puedes hacer tu trabajo y yo no puedo difundir mi libro. Sabemos que incluso en los conflictos bélicos son fundamentales las conexiones a través de todas estas tecnologías. Sabemos también que el presupuesto de muchas de estas empresas son mayores que la mayor parte de los estados. Y sabemos también que los estados han combatido a empresas como estas, porque no quieren pagar a Hacienda el dinero que deberían pagar, porque no quieren aplicar las reglas, las leyes y las normas de los estados, sobre todo de los estados democráticos, pero al final dependen de ellas.
Pasó con el ejemplo del atentado contra las Torres Gemelas. Había en Estados Unidos un follón con esas empresas para ponerlas en orden, para ponerlas al tanto de lo que deberían hacer, como otras empresas que cumplen con sus impuestos y cumplen con Hacienda. Y de repente llegó el asunto de las Torres Gemelas y el servicio secreto, la CIA y otros servicios secretos occidentales, tuvieron que echar mano a ellos, porque son ellos quienes nos controlan. O sea, el Estado, que también nos controla, en algunos casos nos controla menos que ellos. Entonces hay una convivencia total por esa dependencia de unos y otros.
P. Llevamos más de una década con un uso generalizado de las redes sociales. En el caso español, ¿cómo cree que ha afectado a la política?
R. Bueno, las redes sociales afectan a todos los lugares por igual. Lo que pasa es que también afectan a la idiosincrasia de cada país. Nosotros somos mucho más intranquilos, violentos, inconformistas y a veces hasta más maleducados que otros países. Y por lo tanto nuestras redes sociales reflejan nuestra manera de ser. Ha afectado en la información falsa, en los insultos, en las persecuciones a las personas. No ha ayudado para nada a la soledad, no ha ayudado para nada al suicidio. Nunca ha habido tantos suicidios como ahora y sobre todo en gente joven... Yo no digo que todo sea malo, ni mucho menos, sino que desgraciadamente el ser humano se han utilizado las cosas, en muchos casos para bien, pero en muchos más para mal, para el mal. Lo que está haciendo toda esta gente en las redes es amenazar, y amenazar es la manera más clara del mal. Y ese mal afecta a la conciencia libre del ser humano. Por lo tanto, estamos en esta serie de temas filosóficos que yo creo que son muy importantes.
P. Usted ya ha dicho que, probablemente, alguna inteligencia artificial escribirá una novela mejor que cualquier bestseller
R. Yo decía con ironía que la inteligencia artificial acabará escribiendo libros como ha escrito partituras musicales y que en muchos casos serán mejor que muchas de las novelas de gente premiada y de bestseller que son al menos tan ilegibles como probablemente lo sea la inteligencia artificial, o quizás lo haga mejor. También decía que a lo mejor muchas de esas partituras y mucha de esa música tiene más oyentes y más seguidores que la creada directamente por el ser humano, todo es posible.
P. Si llegara el caso que una inteligencia artificial escriba novelas mejor que Tolstoi o Cervantes…
R. No, mejor que Tolstoi o Cervantes, no, eso es imposible
P. ¿Por qué es imposible?
R. Porque la inteligencia artificial, al menos la de ahora, nos gana una cosa que es imposible que nosotros ganemos que es la memoria. Es una memoria infinita donde mezcla cosas que nosotros somos incapaces de mezclar, pero no es original, no hace nada original sino que esa memoria parte de lo ya escrito y almacenado en esa mente del ordenador. Lo cual no quiere decir que en el futuro si se está hablando de sentimientos en los robots de pensamientos en los robots de emociones en los robots, quién sabe…
P. ¿Por qué sería malo que una máquina escriba mejor cualquier libro que un humano?
R. ¿Tú prefieres que me haga la entrevista una inteligencia artificial o tú?
P. Viendo cómo funciona ChatGPT, sé que en dos años posiblemente cualquier inteligencia artificial lo haga mejor que cualquier periodista.
R. Probablemente, probablemente no haya redacciones de prensa formada por humanos sino por robots.
P. ¿Por qué sería malo esto?
R. Porque está ocupando un lugar que le pertenece al individuo y que le pertenece al ser humano. Una cosa es que ayude y otra cosa es que ocupe su lugar. Es decir, se supone que nosotros en el colegio oíamos que el ser humano estaba hecho a imagen y semejanza de Dios, y ahora el ser humano o algunos de los seres humanos están tratando de hacer a imagen del ser humano robots o esto de la inteligencia artificial. Esa es una suplantación, una cosa es crear, ayudar a través de de los robots y otra es tratar de suplantar al ser humano, hacerlo no necesario o residual. Además esto no es un concierto universal, no es un pacto universal sino que esto lo hace una serie de empresas y de personas que toman la decisión por todos nosotros sin contar con nosotros.
P. Yo valoro mucho mi trabajo pero no veo gran diferencia entre esto y un obrero industrial al que le quitó el trabajo la llegada de una máquina.
R. No tiene nada que ver, nunca ha habido una revolución en el mundo y a lo largo de la historia como la presente. Yo no hablo del puesto de trabajo, que también, pero aquí estamos hablando de la intervención en la vida de las personas en la vida, en la existencia, en su ser íntimo, en su pensamiento…
P. En ese sentido, como cree que estas inteligencias artificiales cambiaran la propia comprensión de nuestra propia identidad humana.
R. No lo sé. En el fondo nos tienen que responder a las preguntas de siempre: ¿de dónde vengo?, ¿por qué he de morir?, ¿cual es mi lugar en el mundo? Eso lo tiene que contestar la inteligencia artificial, que mucho me temo que no lo van a hacer, porque entre otras cosas no les interesa a quienes la manejan. Pero vuelvo a repetir que aquí estamos hablando de la conciencia del pensamiento y todos esos puntos claves por los que se ha regido siempre el individuo. Te decía antes que el congreso de los estados unidos en el 1971 creó una comisión nacional para la protección de los seres humanos pero la universidad de Oxford Cambridge, Berkeley y Boston incluso la Unión Europea tiene departamentos similares. La UE tiene un departamento que se llama Proyecto cerebro humano y los otros tienen unos institutos que se llaman Instituto para el futuro de la humanidad, Estudio del riesgo existencial, Instituto de investigación de la inteligencia de las máquinas, Instituto para el estudio de la vida futura… Esto no existía en el siglo XIX o en el siglo XVIII o en el mismo siglo XX al menos en la primera parte del siglo XX ¿Esto no no te pone nervioso?
P. Usted se opone a las pantallas en las escuelas
R. Me he opuesto siempre. Yo como profesor universitario, razonando con los alumnos, les he dicho que en nuestras clases prescindieran del teléfono móvil y los ordenadores porque era un diálogo entre ellos y yo, y que íbamos a aprender más de esa manera. Íbamos a tener más confianza y más relación y muchos cursos lo entendieron algunos al principio lo tomaron de manera más complicada, pero a lo largo del tiempo entendieron perfectamente.
Estas cosas hay que explicarlas. Un niño no puede estar desde los 5 o 6 años ya toda su vida alrededor del móvil. Primero se tiene que formar individualmente como persona y como ser. Luego cuando ya tenga una edad suficiente, una edad en la que él pueda saber lo que significa eso, poder utilizarlos. Pero no podemos tener la violencia o la pornografía desde la primera edad. Además estamos maleducando a las personas. Todo eso hay que controlarlo y no es censura, es control. De la misma manera que se ponen las vacunas a los niños para que no enfermen, de la misma manera que se les cuida físicamente, hay que cuidarlos también mentalmente.
P. ¿Cree que se debería poner una edad mínima de uso del teléfono?
R. No lo sé, pero eso habrá que llegar a un acuerdo entre los padres, entre los docentes y entre los médicos. Es muy importante aquí la opinión de la medicina, de los psicólogos, de los psiquiatras, de la gente que es especialista y que sabe los males que provocan todo eso. Sabemos el origen de los males, hay que acortarlos y hay que civilizar a la gente del siglo XXI como en el siglo XXI.
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Fuente: VozPopuli