sábado, 8 de abril de 2023

Un censo misterioso: ¿actualización cartográfica estadística sin actualizar la cartografía base?


Hasta ahora el INE nos cuenta de sus avances en la actualización cartográfica estadística, pero no nos dice nada de la actualización de la cartografía base, indispensable para la primera.

¿Cuál es la diferencia? La cartografía base tiene la misión de representar en mapas todo lo que se encuentra sobre la superficie terrestre, tanto las obras de la naturaleza como los resultados de la obra humana. Así, existen mapas especializados en la representación de la información hídrica, que incluyen ríos, cuerpos de agua, sus cuencas y otros relacionados. Hay mapas físicos que nos muestran la topografía, es decir los accidentes del terreno, las montañas, valles, planicies y similares. También hay mapas que se dedican a representar las intervenciones humanas como carreteras, puertos, vías férreas, ciudades, etc., es decir, todo tipo de construcción humana.

En cambio, la cartografía estadística se ocupa de especificar detalles, por ejemplo, cuántas familias viven en un edificio, en una casa, la densidad demográfica por áreas, la ocupación de sistemas de transporte, mapas de velocidades de desplazamiento, etc.

Para que esta cartografía pueda cumplir su labor, es decir, decirnos cuántas personas y familias viven en una casa o en un edificio, por ejemplo, se requiere contar con la cartografía base actualizada que nos da una foto del estado actual de todo lo que se puede observar sobre la superficie terrestre, especialmente de aquellos aspectos o elementos indispensables y relevantes para un censo de población y vivienda, como es la presencia de viviendas en todo el territorio nacional tanto en aglomeraciones urbanas como en áreas dispersas.
El INE no ha efectuado hasta ahora ninguna presentación de la cartografía base indispensable para el censo. No tenemos una idea exacta de dónde hay viviendas en el país, más allá de los lugares obvios como son las grandes aglomeraciones de viviendas o ciudades.

Resultaría muy preocupante que al mismo tiempo que se ejecuta la actualización cartográfica estadística también se esté efectuando la actualización de la cartografía base, no sólo porque se requiere distintos medios para hacerlo (como por ejemplo, imágenes satélites, información topográfica, SIG, etc.), sino porque ello significaría que el INE no tiene mapas base actualizados, es decir, guías precisas del terreno, no sabe dónde hay viviendas, y pretende encontrarlas a simple vista o toparse con ellas en los trayectos que defina, por lo que sólo podrá establecer la cantidad de personas que viven en áreas o zonas ya conocidas, donde exista una cierta concentración de viviendas, dejando otras áreas sin recorrer y sin registrar. Eso no sirve para hacer un censo que debe incluir a toda la población y todas las viviendas del país, sin exclusión.

Este problema está en la base del descalabro del censo del 2012 que arrojó unos resultados tan sorprendentes como la disminución de la población de la ciudad de La Paz, la aparición de unas comunidades ya crecidas en apenas de 11 años (desde el censo del 2001) o la desaparición de otras, etc.

Pero hay otros descalabros aún mayores a la vista. Tienen que ver con la falta de límites definidos entre casi todas las jurisdicciones municipales y departamentales del país, y ya ni hablar de los límites entre áreas urbanas y rurales. ¿Quién determinará esos límites, a qué jurisdicción se asignará la población que vive en las áreas próximas a los límites más o menos reconocidos entre las distintas jurisdicciones, quién y cómo definirá los límites urbanos y rurales?

El problema relacionado con estas preocupaciones nace del hecho que los datos censales son determinantes para definir la distribución de recursos de coparticipación y la distribución de escaños por circunscripciones departamentales, así como para la imperiosa necesidad de efectuar un control estructural del padrón electoral, esto es, contrastar objetivamente la cantidad de población censada en edad de votar en cada jurisdicción electoral con la que figura en el padrón electoral, ello debido especialmente a las inmensas dudas que circulan en el país sobre la falta de transparencia del padrón electoral.

En suma, lo que hasta aquí se puede apreciar es que el INE está haciendo dibujo libre en un país que no tiene las bases para hacer un trabajo serio y que tampoco toma en cuenta a las instancias que tienen un rol y un papel claramente definido en las leyes, como son los casos del Instituto Geográfico Militar y los municipios que deben elaborar la cartografía base y definir los límites urbanos y municipales, respectivamente, tal como nos lo ha recordado el Cnel. Jaime Medrano, especialista geodesta, en artículos y entrevistas.

Si nos ponemos a pensar que todo ello es indispensable para establecer con un grado de seriedad respetable la cantidad de población y viviendas existentes en Bolivia, cómo se distribuyen y qué características tienen, entonces debemos decir que el país sufrirá una tremenda decepción y será objeto de un enorme engaño que será aún mayor cuando la gente comprenda que el censo no permite controlar estructuralmente la veracidad del padrón electoral, registro que se ha convertido en la principal arma para acceder al poder o prorrogarse en él contra viento y marea.

Una sociedad que encara un proceso electoral sin instrumentos de control idóneos es una sociedad que camina a ciegas, que la utilizan a su antojo para legitimar grandes tramoyas de manipulación. Democracia no es votar a ciegas cada cierto tiempo, es comprometerse conscientemente con aquellas fuerzas que se considera que son serias e idóneas para conducir los asuntos de interés del país y de cada ciudadano.

Sin un censo bien planeado y ejecutado, la ciudadanía saldrá a votar en las elecciones nacionales y municipales venideras, pero tal como sucede hoy en día en las elecciones judiciales, donde el pueblo vota obligadamente, pero no elige, pues los procesos de preselección y los sistemas de votación admitidos ya definen por anticipado los caballos ganadores. Esto terminará liquidando los restos de democracia que aún existen en el país.

Fuente: ICEES

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