martes, 31 de marzo de 2020

Bolsa automatizada de reanimación, la esperanza para América Latina en caso de neumonía

La emergencia por falta de respiradores para pacientes con neumonía por COVID-19 llevó al físico mexicano Enrique Castro Camus a fabricar un ventilador artificial barato y replicable en todo el mundo. DW lo entrevistó.

DW: ¿Cómo se le ocurre la idea del respirador que podrá se replicado en México, Ecuador y en todo el mundo?

Enrique Castro Camus: En vista de que debido a la pandemia del coronavirus los sistemas de salud están colapsando porque no tienen suficientes aparatos de respiración artificial, me pregunté qué puedo hacer yo para ayudar en algo. Yo no sé nada de fármacos o química ni de cómo desarrollar una vacuna. Yo soy físico especializado en materia condensada. Entonces consulté si era posible construir un respirador o ventilador fácil de replicar. Así se lo dije al profesor Martin Koch, de la Universidad de Marburg, en donde absuelvo un año sabático.

¿Cuáles son las condiciones necesarias para la construcción del respirador?

Desde que hice los diseños pensé que debía ser sencillo, fácil de ensamblar y de bajo costo. Todos dijeron que no era fácil, pero factible. Con sus ideas han aportado diversos científicos y estudiantes, entre ellos una estudiante mexicana. En 24 horas ya estábamos estudiando el complejo sistema respiratorio y médicos de la Clínica Universitaria de Marburg ya nos habían dicho qué se debe controlar con un aparato respiratorio. De cuatro opciones, quedan tres prototipos de respiradores.

¿Cuáles son esos tres prototipos?

Dos se basan en las bolsas de reanimación o resucitadores manuales que vemos en las películas utilizados en las ambulancias. La idea es construir un mecanismo alrededor de esa tecnología que automatice el proceso de apachurrar la bolsa para ventilar los pulmones del paciente.

El tercer prototipo es una idea de la Clínica Universitaria. Se trata de acondicionar un respirador que usan pacientes con apnea o pausa respiratoria durante el sueño. Creo que esta semana tendremos un prototipo aceptable para su uso.

En los hogares alemanes habría unos 2 millones de aparatos para la apnea. ¿Los hay también en América Latina o España, o Italia?

Sí los hay. No sabemos aún cuántos, pero existen. Si Alemania cuenta con dos millones, una parte podría ser puesta a disposición, por ejemplo. En este caso solo falta revisar la resistencia del aparato a su uso continuado en un paciente que puede necesitarlo durante varias semanas.

¿Por qué las bolsas de reanimación se han convertido en la esperanza de millones?

Lo primero que tenemos que hacer es meter aire fresco o enriquecido a los pulmones, y luego sacar el aire saturado, pero sin devolverlo a la bolsa o al equipo del respirador. La parte de la neumática, del flujo del aire hacia afuera, implica la instalación de una serie de válvulas y demás. Las bolsas tienen la gran ventaja de tener resuelto ese mecanismo. Las bolsas ya aportan más de la mitad de la solución.

¿Cuánto cuesta una bolsa de reanimación hoy día, y en cuánto calcula el precio de una bolsa automatizada, como usted la diseñó con sus colegas de la Universidad de Marburg?

Un resucitador manual de bolsa podría costar unos 10 euros y la fabricación de un respirador automatizado de bolsa podría no superar los 100 euros. Luego mucho más asequible.

El coronavirus ha abierto una carrera entre Gobiernos y científicos por el desarrollo de alternativas, como en Estados Unidos, México, Colombia, Gran Bretaña y Alemania. ¿Cómo va México?

En base a los planos de mi prototipo ya en México se está replicando y modificando de acuerdo a las piezas mecánicas que se puedan encontrar allá.

¿Cuánto tiempo tomaría reproducir el prototipo de respirador de bolsa casi listo?

Si se dispone de un taller mecánico y alguien que sepa programar microcontroladores, por ejemplo, es rápido. Cada prototipo requiere cosas diferentes que se pueden conseguir en un país u otro. Por eso impulsamos ambas variantes. Ensamblarlos con la mano de obra disponible puede ser algo muy rápido.

¿Cuántos se podrían fabricar en un día, y quién lo haría más rápido?

Si se tienen las capacidades se podrían fabricar cientos en un solo día. Ante la premura del tiempo, los Ejércitos de cada país podrían asumir la fabricación, puesto que la industria militar dispone de talleres con tornos, etc., además del personal calificado para hacer rápidamente este tipo de manufactura.

¿A cuáles problemas se ha enfrentado en la fabricación de este ventilador?

Hacerlo confiable, reproducible y fácil de fabricar son solo consideraciones técnicas que estamos resolviendo. Pero nos preocupan los escollos regulatorios. Por lo general, el desarrollo de un equipo médico toma años para su aprobación. Tenemos que ser muy cuidadosos para que esto no se vuelva un desastre legal.

En la Universidad de Antioquia de Colombia ya se está probando otro prototipo de ventilador en cerdos, ya que los porcinos poseen el aparato respiratorio más similar a los humanos. ¿Por qué no obviar largos ensayos en humanos si en los cerdos funciona bien?

En efecto, hay varios grupos probando una técnica diferente de apretar las bolsas. El Gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, anunció que los inventores o desarrolladores de innovaciones relacionadas con COVID-19 quedan exentos de responsabilidad, en caso de un error. El uso de los nuevos respiradores, por ejemplo, queda a criterio del médico. En vista de que no tenemos ya tiempo para realizar pruebas extensas, necesitamos que esta salvedad también sea introducida por los Gobiernos de Alemania, América Latina, Europa y los demás. Necesitamos claridad en caso de que alguien fallezca, sea porque el aparato falló o por otra razón. No podemos arriesgar que el inventor termine con una demanda.

Se estima que Colombia, con una población de 50 millones de habitantes más de medio millón necesitarían un respirador artificial. En México, con 130 millones de personas, más de un millón de personas desarrollarían una neumonía severa…

Probablemente sí. Los números son aterradores. Justamente el estudio de esos cálculos nos llevó desarrollar un solución practicable y barata. En el caso de Alemania, el tratamiento de la crisis de la pandemia alienta a pensar que tal vez no vayan a ser necesarios respiradores adicionales, o en ese caso, no en una cantidad gigantesca. Medidas que en México apenas han empezado a implementarse hace 24 o 48 horas.

¿Una clave para el tratamiento de la crisis por COVID-19?

La rápida respuesta de los Gobiernos, pero también de las poblaciones. Urge que se ayude a todos los que están desarrollando un respirador, una cura o una vacuna. Solo reduciendo la velocidad del contagio se puede evitar un colapso de los sistemas de salud.

Fuente: DW

Robots podrían trabajar pronto en las salas de la India por COVID 19

A diferencia del resto de los estados indios, que comenzaron a tomar medidas extremas para evitar una mayor propagación del coronavirus durante las últimas dos semanas (que culminó con un cierre total durante 21 días), Kerala ha estado en pie de guerra desde la primera semana de febrero, cuando aparecieron los primeros casos de la pandemia en el país. Y como la última y más apremiante amenaza es una escasez masiva de equipo de protección para los profesionales de la salud, los expertos en Kerala ya están buscando una solución: los robots.

Asimov Robotics, con sede en Kochi, ha desarrollado un robot de tres ruedas que puede utilizarse para ayudar a pacientes que contrajeron COVID-19 en salas de cuarentena. Esto incluirá asistirlos de cerca con cuestiones como administrar alimentos y medicamentos, algo que las enfermeras y médicos han estado haciendo hasta ahora, lo que los pone en mayor riesgo de contraer el virus ellos mismos. "No es práctico desplegar robots similares a humanos en los hospitales. Es por eso que estamos trabajando en un modelo rentable que es muy práctico en este momento", dijo Jayakrishnan T, fundador y director ejecutivo de Asimov Robotics, a The Indian Express. Después de desarrollar el primer robot en 15 días por un equipo de siete integrantes, la firma dice que podrán fabricar un robot al día después de su lanzamiento.

"Hemos completado el prototipo del robot. No tiene brazos, pero tiene un recipiente desmontable que autodesinfecta los artículos que usa", dijo Jayakrishnan al Economic Times. "Como el robot es desmontable, también puede esterilizarse periódicamente". Según los reportes, la empresa de tecnología, que actualmente está en conversaciones con las autoridades de salud del distrito de Ernakulam para aprobar cuanto antes el despliegue de los robots, está utilizando medidas rentables para crear el molde y las piezas de repuesto. El robot, llamado KARMI-BOT, viene con una bandeja en la parte superior y otra en la inferior que estarán equipadas con alimentos y equipo hospitalario. También se encargará de desinfectar los artículos usados en las zonas de cuarentena.

Además de los servicios generalmente asociados con tareas manuales (como servir o ayudar con los medicamentos), los robots también cuentan con un centro integrado para videoconferencias, que conectará a los trabajadores de la salud con los pacientes de forma remota y permitirá interacciones sin el riesgo de la interacción física. Sin embargo, la empresa —que ganó gran popularidad hace unas semanas por desplegar robots que dispensaban mascarillas y desinfectante de manos en Kochi— reveló que este nuevo modelo ha sido diseñado principalmente para las salas de cuarentena.

Se están realizando avances tecnológicos similares en todo el país a medida que los innovadores tecnológicos y los empresarios se dan cuenta de la demanda y los requisitos de la inteligencia artificial en un momento como este, en especial porque la India tiene muy pocas empresas robóticas de alta tecnología que se centren en la atención médica. Pero esta tendencia está presente en todo el mundo, al tiempo que los proveedores de tecnología robótica se apresuran a responder a la crisis del coronavirus. En lugares como China, Estados Unidos y Europa, se utilizan robots para desinfectar, tomar la temperatura e incluso preparar alimentos para pacientes con coronavirus.

"Estas nuevas empresas, como Asimov Robotics, tienen muchos productos que pueden utilizarse como soluciones en momentos como este", dijo Saji Gopinath, jefe de Kerala Start Up Mission. "Consideramos que el uso de la robótica para ayudar con el cuidado y otros procedimientos médicos no esenciales como la administración de alimentos o medicamentos puede reducir considerablemente la carga sobre los trabajadores de la salud". Otra nueva empresa de tecnología con sede en Gurgaon ha creado un escáner electrónico de temperatura, que elimina la necesidad de realizar mediciones manuales y utiliza análisis de video para alertar a los usuarios de temperaturas corporales superiores a los 37 grados centígrados.

En la India, este tipo de tecnología podrían salvar cientos de vidas que están en riesgo actualmente. "Es un buen momento para que la tecnología mejore la situación de manera eficiente", dijo al Economic Times Prasad Balakrishnan Nair, director ejecutivo de Maker Village, una incubadora de hardware electrónico ubicada en Kochi. "Estamos promoviendo una serie de iniciativas que podrían ser de ayuda en estos momentos difíciles".

Imagen: ET Tech

Fuente: vice.com

Deber de humildad

La mitad de los habitantes del planeta están confinados en sus hogares. No creo que haya registro en la historia de la humanidad de algo parecido. Un trastorno universal, masivo, total. Esto supera el impacto de las guerras mundiales, las crisis económicas, la amenaza nuclear o, más recientemente, los ataques terroristas. Se expande la alarma, la ansiedad, la controversia y la segregación, aunque esta última adquiera rasgos sutiles. Lo mismo la desigualdad, que se vuelve especialmente cruel. Cunde en todo el mundo la desconfianza en las autoridades y los expertos, no importa el tipo de gobierno ni su ideología. Se les acusa de falta de previsión y anticipación, de no ofrecer soluciones, de ocultar información y de actuar ya sea con tardanza o precipitación, con exceso de tolerancia o de intransigencia.

Thomas L. Friedman escribía en el New York Times que cuando se haga la historia de estos tiempos se hablará de antes (AC) y después del covid-19 (DC). Quizás no le falte razón.

En medio de un quiebre de esta envergadura es tentador emborracharse con profecías apocalípticas o redentoras. Las hay por montones y de todos los gustos. Ya vendrá el momento para ello. Por ahora, pienso, hay que enfocar los esfuerzos en salir de esta prueba lo mejor parados posible.

Se ha usado hasta la saciedad la metáfora de la guerra contra un “enemigo invisible”. No sé si es la más acertada. Como recuerda la filósofa Claire Marin, la enfermedad, como la degeneración y la muerte, es parte de los retos que nos pone la vida. No se pueden evitar o suprimir; hay que asumirlos, integrarlos. Esto no se consigue si los pensamos desde el modelo de la guerra. Lo vemos ante el covid-19. El virus no lo podemos exterminar. No contamos todavía con el tratamiento ni la vacuna. Todo lo que podemos hacer, dice Marin, es esquivar el contacto, como lo haría un boxeador ágil, que evita el cuerpo a cuerpo. Y entre tanto “ensayar hasta donde sea posible frenar su alarmante propagación”.

Para evitar la expansión hay que readaptar conductas que están profundamente incrustadas en nuestra especie y nuestra cultura. “Nuestra tendencia es a acercarnos en tiempos de peligro e incertidumbre”, advierte la primatóloga Isabel Behnke. “Entonces, tenemos que hacer algo difícil para una especie social a la que le gusta interactuar: reducir lo más posible nuestro contacto social”. Esto es aún más cuesta arriba en culturas gregarias y familísticas. Como en Italia, donde los hijos y nietos transportaron el virus desde las grandes urbes a los villorrios cuando fueron a visitar a sus padres y abuelos. Cambiar la forma en que nos relacionamos en todos los ámbitos de la vida tomará tiempo, más en sociedades democráticas basadas en el valor de la libertad personal. Pretender imponerlo de una vez y desde arriba puede dar lugar al rebasamiento de la autoridad. Sería echar bencina al fuego. En estos tiempos, como nunca, el voluntarismo puede llevar a la catástrofe.

Lo mismo vale para la rigidez. “Hay que ser flexibles, tomar las decisiones rápidamente y ser capaz de cambiar rápido si se ve que estas no marchan”, dice Sylvie Briand, directora de la OMS. Actuar con transparencia y modestia. No perder tiempo en defender planes y previsiones pasadas o anunciar falsas certidumbres. Somos adultos y sabemos lo que está en juego. Podemos soportar la incertidumbre, el desorden, la confusión, incluso el error.

“Necesitamos un espíritu de cooperación y confianza”, ha dicho Harari. Privilegiar la unidad sobre el “llanero solitario”. Respetar la autoridad aunque nos moleste y nos broten dudas. La desunión y la sospecha militantes son aliados del covid-19. Hay momentos en que es necesario actuar unidos tras el liderazgo que tenemos, no importa cuán débil o altisonante nos parezca, antes que dispersarnos y seguir cada uno su propio camino. Es un deber de humildad que nos debemos unos a otros.

Imagen: Los Tiempos

Fuente: El Mercurio

lunes, 30 de marzo de 2020

Los eslabones más débiles en la lucha contra la COVID‑19

Ningún sistema sanitario del mundo tiene capacidad de emergencia para enfrentar un pico de decenas de miles de pacientes en pocas semanas, como los que genera la pandemia de COVID‑19. Si a esto se le suma el hecho de que alrededor de una de cada siete personas a las que se les diagnostique el virus necesitará hospitalización y de que alrededor de una de cada veinte necesitará ventilación mecánica, se tiene una receta para la sobrecarga sistémica y el colapso.

Si a los países desarrollados con sistemas sanitarios eficientes les cuesta organizar una respuesta eficaz a la COVID‑19, ¿qué esperanzas hay para otros sistemas mucho más débiles? Al fin y al cabo, los países pobres suelen carecer de tecnología, personal capacitado y recursos para hallar a las personas infectadas con el virus, aislarlas en establecimientos adecuados para minimizar la transmisión posterior y tratarlas en forma adecuada para minimizar la morbilidad y la mortalidad.

También es común que estos países tengan menos capacidad de implementar respuestas epidemiológicas estándar (como el rastreo de contactos) y para obtener y garantizar un suministro estable de equipos de protección personal (EPP) para los trabajadores sanitarios en la primera línea. Es verdad que regímenes más autoritarios (y algunos países pobres sin duda lo son) tal vez puedan imponer formas más estrictas de distanciamiento social obligatorio. Pero quizá no sean tan capaces de mitigar las consecuencias negativas de esas medidas, especialmente para los grupos socioeconómicamente desfavorecidos.

Entonces, ¿qué pueden hacer los países con sistemas sanitarios débiles frente a la pandemia de COVID‑19?

Cerrar las fronteras minimiza el riesgo de importación del virus y da a los sistemas sanitarios nacionales tiempo adicional para preparar a su personal. Pero en países que suelen depender de la ayuda externa para procurarse bienes y servicios esenciales (incluidos suministros médicos), un cierre total de fronteras puede provocar una crisis humanitaria.

Además, el virus de la COVID‑19 es más contagioso durante los primeros días sintomáticos, cuando la enfermedad es por lo general leve. Pero en muchos países pobres, las personas consultan a un proveedor de atención médica mucho después o cuando ya están muy enfermas; antes de eso, la mayoría de los afectados seguirá trabajando para mantener la fuente de ingresos de sus familias. Para remediarlo, es necesario que los gobiernos y los líderes comunitarios incrementen la alfabetización sanitaria y creen redes de seguridad financiera que protejan a la gente de la pobreza (pero es más fácil decirlo que hacerlo).

A esto se suma que en muchos países de ingresos bajos y medios (PIBM) la provisión de atención primaria todavía depende de trabajadores de salud comunitarios (especialmente en áreas rurales). Pero estas personas pueden ser las más expuestas y vulnerables en un contexto de transmisión comunitaria, especialmente si carecen de EPP para sí mismas. Además, muchas no podrán distinguir los síntomas de infecciones por COVID‑19 de los de otras enfermedades parecidas a la gripe. De modo que hay que dar a todos los trabajadores sanitarios de la primera línea capacitación respecto del uso efectivo de los EPP (y proveérselos) para minimizar el riesgo de infección y respecto del modo de evaluar la gravedad de los pacientes (triaje) y aislar posibles infecciones por COVID‑19.

En tanto, en muchos PIBM los profesionales sanitarios que trabajan en hospitales terciarios (aquellos con la gama más amplia de servicios) necesitarán instrucciones adicionales sobre el cuidado intensivo de los casos más graves de COVID‑19, que exige una cuidadosa coordinación de equipos de entre tres y cinco trabajadores sanitarios para hacer un seguimiento clínico las veinticuatro horas del día.

El correcto diagnóstico de una infección por COVID‑19 demanda laboratorios dedicados donde realizar pruebas RT‑PCR sobre muestras de esputo o hisopados nasales tomados a casos sospechosos. Pero los países pobres suelen carecer de acceso a tecnología genética y a laboratoristas entrenados que hagan estas pruebas, y dependen de la ayuda de socios internacionales para remediarlo.

La incapacidad de diagnosticar con precisión las infecciones por COVID‑19 también complica el proceso de rastreo de contactos (identificar a las personas que por haber tenido contacto reciente con un paciente confirmado de COVID‑19 puedan estar infectadas). Además, esta forma de seguimiento demanda personal capacitado asignado exclusivamente a hacer las entrevistas e investigaciones. De hecho, hay preocupación mundial por la posibilidad de que la baja cantidad de casos informados de COVID‑19 en muchos países pobres no se deba a que el virus todavía no estableció una presencia firme allí, sino a que tienen menos capacidad relativa para hacer pruebas de detección y rastreos de contactos.

De modo que en la planificación de respuestas nacionales a la COVID‑19, los gobiernos de los PIBM deben identificar dónde están sus deficiencias (por ejemplo, si es en disponibilidad de profesionales sanitarios y epidemiológicos, infraestructuras clínicas o equipamiento médico). Una vez identificadas las falencias, pueden pedir ayuda y asesoramiento a la Organización Mundial de la Salud y a socios comerciales con recursos. En esto China se ha convertido en uno de los principales proveedores de ayuda internacional en la forma de suministros y asesoramiento técnico.

La pandemia de COVID‑19 es una crisis global como el mundo no había experimentado en generaciones. Por eso las autoridades deben trascender las respuestas nacionales y organizar un esfuerzo global coordinado, lo que en particular implica tratar la experiencia y los recursos técnicos como bienes comunes que deben ser compartidos.

Así como una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, un único país que no pueda contener la COVID‑19 aumenta el riesgo para el resto del mundo. Los países con sistemas sanitarios más sólidos deben ayudar urgentemente a sus homólogos más débiles, y estos deben aceptar de buen grado cualquier ayuda para hacer frente a esta mortífera amenaza global.

Imagen: Pagina 7

Fuente: almendron.com

domingo, 29 de marzo de 2020

Estafas al abrigo del coronavirus

Muchas empresas y trabajadores independientes están perdiendo pedidos y ventas en toda Europa debido a los efectos de la crisis del coronavirus. Pero al menos una industria está en auge: los estafadores hacen negocios gracias al miedo, advierte la autoridad policial europea Europol en La Haya. Catherine De Bolle, directora de Europol, dijo el viernes 27 de marzo que es sorprendente lo rápido que los delincuentes desarrollan sus modelos de fraude: «Mientras mucha gente está luchando contra la epidemia y ayudando a las víctimas, hay delincuentes que están aprovechándose de la crisis; es algo que no podemos aceptar… las estafas en una crisis sanitaria son especialmente peligrosas y pueden poner en peligro vidas». Europol coordina las fuerzas policiales de la UE y es responsable de las investigaciones transfronterizas.

Medicamentos falsos

Europol advierte sobre medicamentos falsificados que se pueden comprar en Internet. En una investigación mundial en 90 países junto con otras autoridades policiales, se identificaron más de 2.000 sitios web en los que se ofrecen píldoras, aerosoles o ungüentos ineficaces contra el coronavirus. Y se confiscaron cuatro millones de medicamentos como parte de la operación policial «Pandea». Estos también son medicamentos antivirales o medicamentos falsificados contra la malaria que no están aprobados. También hay respiradores falsos en circulación que son ineficaces o excesivamente caros. A principios de marzo, 34.000 de estas mascarillas quirúrgicas hechas de papel de vellón fueron retiradas del mercado, según un mensaje de Europol.

No solo los asustados consumidores caen en los trucos de los estafadores. A veces les pasa también a las agencias gubernamentales. En Bélgica, las autoridades ordenaron mascarillas a un fabricante de Turquía por cinco millones de euros que nunca fueron entregadas, informó el periódico belga Le Soir. El periódico español El País publicó que las autoridades españolas habían utilizado 640.000 test de coronavirus ineficaces en Madrid. Daban demasiados resultados negativos. Los test provenían de una empresa china.

Comisión Europea pide cautela

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió sobre los estafadores del coronavirus en un mensaje de video a los ciudadanos europeos el martes. Todos deben convencerse de la fiabilidad de los proveedores antes de comprar en línea. Las promesas de que se puede comprar una vacuna son definitivamente falsas. Cuando se desarrolle y apruebe una vacuna, «lo descubrirá de una fuente fiable», dijo Von der Leyen. Los gobiernos y las instituciones públicas lo darían a conocer a su debido tiempo.

Falsos empleados fingen hacer test

Europol también advierte sobre un aumento de robos y hurtos. Debido a las medidas de confinamiento y a las limitaciones de movimientos, muchas compañías y también instalaciones médicas están menos protegidas, vacías o menos vigiladas. Los intentos de ladrones y estafadores para irrumpir en hogares privados también están aumentando. Los delincuentes fingen ser funcionarios o médicos que necesitan hacer una prueba de coronavirus o una verificación de presencia del virus. Las víctimas son posteriormente distraídas para robarles.

Y no solo en Europa. También se han detectado problemas con sitios web fraudulentos en Estados Unidos. Una compañía en Los Ángeles que registra automáticamente nuevos sitios web ahora anunció que ya no permitirá sitios web con las palabras clave «corona» o «covid». Un juez de Texas había ordenado previamente que se cerrara un sitio a pedido del Departamento de Justicia de Estados Unidos en el que se vendían vacunas, supuestamente de la Organización Mundial de la Salud, a 4,95 dólares la dosis. Los operadores del sitio web obtenían los datos de la tarjeta de crédito de los clientes desprevenidos al hacer el supuesto cobro de los gastos de envío.

Fuente: prodavinci

sábado, 28 de marzo de 2020

Lanzan prueba que detecta el coronavirus en sólo 15 minutos

Las autoridades de Estados Unidos han dado luz verde en las últimas horas a una prueba para diagnosticar COVID-19, fabricado por la farmacéutica Abbott, que ofrece resultados en menos de quince minutos.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó el viernes por la noche esta prueba para uso de urgencia.

En su notificación, la FDA explica que la prueba sirve para "detectar el ácido nucleico del ARN (ácido ribonucleico) viral de SARS-CoV-2 en muestras directas nasales, nasofaríngeas y de garganta, así como en hisopos extraídos nasales, nasofaríngeos y de garganta de medios de transporte viral de individuos sospechosos de COVID-19".

Por su parte, Abbot precisó en un comunicado que el test puede ofrecer resultados positivos en cinco minutos, y negativos en 13. La farmacéutica agregó que las pruebas estarán disponibles la próxima semana para los centros sanitarios designados en EEUU, y que tiene intención de entregar 50,000 tests diarios al sistema sanitario del país. Asimismo, espera producir en torno a 5 millones de test al mes.

Las pruebas son portátiles y pueden practicarse fuera de hospitales

"La pandemia de COVID-19 será combatida desde frentes múltiples, y un test molecular portátil que ofrece resultados en minutos agrega un amplio rango de soluciones de diagnóstico que se necesitan para combatir el virus", dijo el presidente de Abott, Robert Ford.

El responsable subrayó que estos test pueden ser practicados en lugares de atención al paciente "fuera de las cuatro paredes tradicionales de un hospital en los puntos calientes del brote". Este viernes, EEUU, que registra el mayor número de contagios a nivel mundial, superó la barrera de los 100,000 casos detectados.

Fuente: Cultura Colectiva

Un arca no un Titanic

Hace casi dos décadas, tuve la oportunidad de conversar en París con Paul Virilio, ensayista francés y profesor de urbanismo. Virilio era considerado un apocalíptico, pero más sofisticado intelectualmente que muchos profetas del pánico que proliferaban entonces, en la cercanía del nuevo milenio. Virilio afirmaba, en síntesis, que nuestra civilización se aproximaba —como el Titanic— a gran velocidad hacia un accidente global. Él usaba la palabra “accidente”. ¿Y cuál iba a ser el “iceberg” de ese accidente? Virilio pensaba que iba a ser un accidente informático.

Para el pensador francés, cada civilización tiene su propia velocidad: no es lo mismo la velocidad de la Edad Media que la del siglo XIX o la del XX. Y eso tiene que ver con el desarrollo tecnológico. Cada desarrollo tecnológico acelera la velocidad de cada tiempo histórico. El desarrollo del cine e internet, por ejemplo, son productos de la primera y segunda guerra mundial, y todos nos damos cuenta de cómo la velocidad en nuestra vida se ha intensificado en la era digital. Virilio creía que la velocidad extrema de nuestra civilización iba a provocar inevitablemente un accidente global. El accidente ocurrió. Pero el vaticinio de Virilio falló en esto: el “accidente” en este caso no fue cibernético, sino biológico.

Los virus son hoy el “iceberg” de nuestro Titanic. Y no los virus informáticos. Es la physis (“naturaleza”, en griego), tan olvidada y maltratada, con la que nos estrellamos: tal vez ella se está rebelando contra la velocidad vertiginosa y prometeica de nuestra modernidad global, un bólido que —traspasando todos los límites y las barreras— tenía, en algún momento, que colisionar con algo. Hoy el mundo, como respuesta al accidente, a la catástrofe, se ralentiza. No hay casi aviones en el cielo, el aire de grandes megápolis hoy detenidas es por fin respirable, y como —por la cuarentena— los fumigadores no pueden ir a envenenar los jardines, vuelven las mariposas y los bichitos extintos.

Para muchos, el Titanic se está hundiendo irremisiblemente: eso afirma Zizek, el filósofo esloveno. Para Chul Han, en cambio, el capitalismo no será derrotado por los virus, pero “habrá que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad”. ¿Habría que apostar entonces por una desaceleración de la velocidad de nuestra modernidad global? La “desaceleración” es una palabra demonizada en economía, pero tal vez hoy haya que hacer una revalorización de la lentitud. ¿Será posible pensar en un capitalismo taoísta, por ejemplo? Y digo taoísta, porque, en esa milenaria tradición de sabiduría, el tema de la “armonía”, de los “límites”, de la medida y los ritmos naturales es fundamental. De más está decir que el capitalismo chino es el primero que parece haber olvidado su taoísmo ancestral. ¿O es esa ralentización de la velocidad incompatible con la esencia del capitalismo, que vive de la libertad ilimitada de intercambio? Disminuir la velocidad de esta nave global tal vez nos signifique reformatearnos para ser más austeros y más lentos.

Claire Mairon, filósofa, advierte desde una Francia golpeada por la pandemia: “frente a esta catástrofe nos tranquilizamos considerándola un paréntesis y no una advertencia”. Negacionismo puro, porque estaremos cada vez más expuestos a accidentes de esta envergadura y más graves que este (a causa del cambio climático). Esas futuras catástrofes volverán a poner en riesgo el Titanic en el que viajamos. Lo que necesitamos es un arca, no un Titanic. Un arca más lenta y más sabia, que no quiera competir con la velocidad de la luz, sino acompasarse al ritmo del corazón de la Tierra.

Qué ganas de hablar de esto con Virilio. Lamentablemente, falleció hace dos años, antes de ver con sus propios ojos el accidente que profetizó. Se había retirado del mundo y ya no escribía emails, sino cartas: se había ralentizado…

Fuente: El Mercurio

viernes, 27 de marzo de 2020

Makers: una impresora 3D y un único objetivo: ayudar

En España, como en otros países, la crisis por el COVID-19 ha provocado una saturación en el sistema sanitario y, sobre todo, en la demanda de equipo de protección individual (EPI): concretamente, mascarillas y viseras. Pero más de 14.000 personas se han unido, virtualmente, para tratar de ayudar. Se llaman makers y tienen algo en común: una impresora 3D.

“Me enviaron un mensaje de difusión donde se buscaban voluntarios con impresoras 3D. Entré en contacto con el grupo y me pareció brutal que pudiera aportar mi granito para ayudar a tantas personas”, relata Sandra Fuentes a Newtral.es, una maker de Alcorcón. López explica que ella utilizaba la impresora 3D para crear “nuevos objetos de decoración” en su tiempo libre, pero que desde hace una semana se ha unido a Coronavirus Makers. Un grupo de Telegram desde el que se coordinan más de 14.000 personas en todo el país para fabricar EPIs.

A partir de ese grupo, tal y como explica Sandra Fuentes, se organizan en “subgrupos” regionales o, como en el caso de Madrid, por zonas. “Todos estos grupos están comunicados con la Consejería de Sanidad”, explican desde Coronavirus Makers Getafe a Newtral.es, uno de estos equipos locales. La Consejería ayuda a validar los diseños que pueden ser de un equipo completo o partes de este.

De ideas y bocetos

Pero las impresoras 3D no son todas iguales. Hay marcas y modelos completamente distintos. Unas son más grandes y pueden crear equipos completos, mientras que otras “tan solo son válidas para fabricar partes de EPIs”. Por lo que se ha establecido, a nivel local y nacional, “una cadena de producción real”.

Un grupo de makers son los encargados de diseñar los dispositivos o las piezas de los EPIs. Estos bocetos son enviados y compartidos, en primer lugar, con Sanidad, que es la encargada de “validar estos prototipos” y asegurarse de que cumplen unos requisitos mínimos. En segundo lugar, se comparten con la comunidad, incluso antes de la tener la validación.

Jorge Barrero, portavoz del foro A.I.RE. (Ayuda Innovadora a la Respiración), explica a Newtral.es que en muchas ocasiones se comparten “prototipos no validados” para entregar a las instituciones un mejor diseño. “Utilizas unos planos, los replicas, los mejoras y los vuelves a compartir, de esta manera se perfecciona el diseño de forma evolutiva y en paralelo”.

Sandra Fuentes explica que, una vez están los diseños y planos aprobados, empieza “la fase más complicada”. “Hay que adaptar cada pieza a cada impresora, ya que hay ciertos parámetros que deben cambiarse según el dispositivo”, para ello hace falta utilizar materiales (que no disponen “en exceso”) para hacer diferentes pruebas “antes de comenzar a fabricar de manera masiva”.

“Se me quedan partes enganchadas”, comenta un maker en el grupo de Telegram de su ciudad. Envía un par de fotografías marcando los errores de la visera y otro responde con un vídeo indican los “parámetros” que tiene en su impresora 3D y recomendando que “sin forzar, que pase suave”. El primero repite la visera: “¡vamos!”, dice junto con una foto.

En el caso de Fuentes, una vez ha dado “en el clavo”, envía las piezas al ayuntamiento donde “un par de voluntarios” montan el EPI. Una vez está terminado, se entregan a Protección Civil que “se encargan de distribuirlas a los centros que necesitan”. “Con ello se garantiza que se entreguen y la protección de datos del voluntario”, explica Sandra.

“Mejor una protección no totalmente segura que nada”

“Los diseños se van validando sobre la marcha, todo es sobre la marcha e improvisado… pero teniendo en cuenta la situación en algunos hospitales, estamos para pocas certificaciones”, alega Barrero sobre la fabricación de EPIs que aún no han sido aprobados. En particular, A.I.RE. comparte “información para el diseño” de respiradores y ventiladores de código abierto. En su web, se recogen más de 118 prototipos (entre mascarillas, respiradores, viseras…) y 27 “modelos existentes”, una manera de decir que ya están validados.

En el caso de los makers de Getafe, son más estrictos: “No imprimimos diseños propios, por la seguridad de los sanitarios, usamos los validados por la Comunidad de Madrid”. Aunque admiten que no pueden garantizar “que el material cumpla al 100% los estándares que quizá debería cumplir”.

Por ello, y según explican, se lo entregan a los profesionales, “dejando a su criterio para lo que pueden ser válidas y para lo que no”. “Ante la desesperada situación en la que estamos sumergidos, creemos que es mejor una protección no totalmente segura que no tener nada”, concluyen desde Coronavirus Makers Getafe.

“Recogida saturada” en la Ciudad Condal

En un grupo de Telegram de Barcelona, donde más de 2.000 makers se coordinan, cada vez que tienen material preparado, deben rellenar un formulario para que vayan a recogerlo. Número de teléfono (“funciona como un DNI”), dirección y número de piezas.

En algunos casos, tardan más de lo habitual. “Yo registré 10, pero ya tengo 22”, dice uno de los makers. Otro informa de que ya tiene “el doble de unidades” de las que puso en el formulario. La gente que lo recoge, en su caso, también son voluntarios. La causa: “la recogida está saturada”.

“Tengo una PRUSA I3”, “Buenos días, tengo una ANYCUBIC”, “Acabo de apuntarme, tengo una PRUSA I3, PLA y a la espera de PET-G”; son algunos de las más de 10 personas que se han unido al grupo de Telegram en las últimas horas. Uno lo explica: “cada día hay más gente imprimiendo y no cada día hay más más transportistas”.

En medio de la discusión, un mensaje pidiendo viseras: “Utilizamos gafas para protección, pero son incómodas ya se nos empañan y dificultan aún más nuestro trabajo e impidiendo q podamos prestar cuidado a los pacientes… las viseras facilitarían nuestra labor”, escribe una enfermera. Al poco tiempo, un voluntario, cercano al hospital en el que trabaja, le contesta: “Listo, me encargo yo”.

“Somos un grupo de ciudadanos que quiere ayudar”

“Una impresora 3D, filamentos PLA [de ácido poliláctico] y pantallas PVC”, es, a grandes rasgos, lo que necesita un maker para empezar a fabricar. Pero los recursos no son infinitos y tanto las pruebas de los prototipos como la creación de piezas finales requieren de materias primas.

“Ya mismo me quedaré sin material”, informa un maker en uno de los grupos de Telegram. La respuesta tarda en llegar, otro voluntario se ofrece a acercarse a entregarle filamentos y algo de PVC.

“Cada grupo tiene su propia política”, explica Jorge Barrero respecto a la obtención de materiales. Sandra Fuentes admite a Newtral.es que “cada integrante compra el componente”, pero que, gracias a la acogida de estas iniciativas en redes, están recibiendo “múltiples donaciones de personas cercanas, otros voluntarios, empresas y negociones”. Todo bajo una misma norma: no aceptar dinero.

Coronavirus Makers advierte en su página de que han recibido noticias de que “se están pidiendo fondos” a su nombre. “Hace falta más recursos concretos que dinero”, explica uno de los administradores en un mensaje. “No aceptamos dinero, tan solo material para poder fabricar y distribuir el máximo de unidades posibles”, explica Sandra Fuentes.

Más de 14.000 personas, divididas por ciudades, zonas y regiones, están logrando repartir cientos de equipos por España con cierto éxito. Esta iniciativa, incluso, ha llegado a saltar el Atlántico. En el grupo de Telegram de los makers de Barcelona, una mujer escribe el siguiente mensaje: “Hola, estamos intentando iniciar esta misma iniciativa en México, ¿de momento solo están haciendo mascarillas?”.

Fuente: Newtral

jueves, 26 de marzo de 2020

La FAO ofrece 7 consejos de alimentación para enfrentar la crisis del COVID19

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha puesto a disposición una serie de preguntas y respuestas sobre el impacto del COVID 19 en la alimentación y la agricultura, además de siete consejos de alimentación saludable para enfrentar la crisis.

¿Quiénes ven más amenazadas su seguridad alimentaria y medios de vida debido a la pandemia? ¿Cómo afectará la pandemia a la demanda de alimentos? ¿Existen riesgos al interactuar con animales o consumir productos animales? ¿Cuáles son las recomendaciones de la FAO para mitigar los efectos de la pandemia en la seguridad alimentaria y la nutrición? Estas son algunas de las preguntas que preocupan al mundo y que la FAO responde en el siguiente enlace.

Además de ello, la Oficina Regional de la FAO para América Latina ofrece 7 consejos de alimentación saludable para que todos y todas fortalezcan sus sistemas inmunológicos con una alimentación sana y consciente que evite el desperdicio de alimentos.

1. Fortalece tu sistema inmunológico a través de la alimentación

Aumenta tu consumo de frutas y verduras, con al menos cinco porciones al día. Contienen mucha vitamina A y C, además de antioxidantes, que te ayudarán a combatir infecciones. Consume legumbres al menos tres veces a la semana: se conservan por mucho tiempo, son económicas y te ayudarán a mantenerte sano, porque son altas en proteína y hierro.

2. No compres solo alimentos no-perecibles

En vez de comprar muchas pastas y arroz, adquiere frutas, verduras y legumbres. ¿Compraste frutas y verduras de más? No hay problema: límpialas, córtalas y congélalas. Las tendrás listas para tu siguiente preparación. Prefiere verduras y frutas en vez de galletas, snacks, y pastelería.

3. Planifica tus compras: compra lo justo y necesario.

Esto no sólo es un acto de empatía con otros consumidores que también deben abastecerse, sino que te ayuda a evitar el desperdicio de alimentos y mejorar la economía de tu hogar.

4. No botes tus sobras

Si cocinaste de más, congela tus comidas para que duren más tiempo y así evitar el desperdicio, además de tener una preparación lista para otra ocasión, sin mayor esfuerzo. Recuerda: los alimentos deben estar en buen estado para consumirlos.

5. Bebe mucha agua

Toma al menos dos litros de agua al día para mantenerte hidratado y ayudar a tu sistema inmunológico.

6. Haz rendir tu presupuesto

Si tu presupuesto es acotado, recomendamos preferir agua a las bebidas gaseosas. Revisa bien lo que tienes en la despensa y la heladera. Compra los productos de acorde a su duración.

7. Cocina en familia

El encierro en que muchos nos encontramos también es una oportunidad de cocinar en casa e incorporar a los niños y niñas en esta actividad, para que aprendan hábitos de consumo saludables desde pequeños.

Fuente: FAO

Los pasos necesarios para desarrollar la vacuna del coronavirus

Desarrollar una vacuna es un proceso complejo. Para empezar, se requiere partir de conocimiento previo sobre las características biológicas e inmunológicas del patógeno -virus, bacteria, o parásito-. A continuación, habría que sintetizar el candidato vacunal y desarrollar ensayos que permitan evaluar su eficacia. Finalmente, si los pasos anteriores han sido exitosos, hay que cumplir todos los requisitos legales su puesta en circulación.

En cierto modo, el proceso puede compararse con una guerra contra el patógeno que requiere una cuidada estrategia para conseguir la victoria final.

Conocer al virus

A lo largo de la evolución, los patógenos han desarrollado múltiples armas y estrategias para evadir la respuesta inmune del hospedador-las nuestras-. En ocasiones poseen proteínas que les permiten inhibir al sistema inmune, o bien engañarlo haciendo que nuestro organismo desarrolle respuestas ineficaces. Otras veces, su estrategia se basa en una capacidad de mutación constante que les permite escapar una y otra vez de nuestras defensas, como ocurre con el virus de la gripe.

Un conocimiento detallado de la biología del patógeno, la estructura de sus proteínas y las características clínicas de la enfermedad asociada influyen decisivamente en el éxito de la vacuna. En casos como el que nos ocupa, en el que el adversario al que nos enfrentamos es nuevo, estudios previos sobre microorganismos similares pueden resultar fundamentales.

Elegir dónde apuntar

La elección del antígeno o antígenos- es decir las proteínas del patógeno que se incluyen en la vacuna- es un aspecto esencial en el diseño de la estrategia de ataque.

En el siglo XVIII, Edward Jenner sentó las bases de la vacunación empleando un microorganismo entero como inmunógeno, dando origen a uno de los grandes hitos de la medicina, la erradicación de la viruela. Pero esta estrategia no es ni posible ni segura para todas las enfermedades infecciosas, y hoy se existen distintos tipos de vacunas.

Actualmente se imponen las llamadas “vacunas de subunidad”, en las que se elige un antígeno del patógeno frente al que dirigir la respuesta. Esta elección no es nada fácil, ya que se trata de un proceso básicamente empírico: aunque existen algunas herramientas para predecir la inmunogenicidad de una molécula, y conocer bien al patógeno resulta de ayuda, siempre hay que probar qué funciona y qué no.

Una complicación añadida es que, normalmente, la receta de la vacuna también incluye adyuvantes- compuestos que favorecen la inducción de una respuesta más fuerte frente al antígeno. La elección de la combinación adecuada de antígeno y adyuvante requiere probar. Y esto implica tiempo, algo muy valioso en situaciones como la actual.

Evaluar la estrategia

Una vez elegida la estrategia de ataque es necesario comprobar si es efectiva. Para ello, primero se debe probar en animales. Por una parte, se evalúa la inducción de la respuesta inmune después de pinchar el prototipo de vacuna en el animal de experimentación, estudiando el tipo de respuesta inmune que se induce, y su capacidad de neutralizar al microorganismo enemigo.

Para valorar los resultados, se debería contar con conocimiento previo que correlacione los parámetros inmunológicos medidos en el laboratorio con el grado de protección conferida en el paciente. Esto implica disponer de datos obtenidos de pacientes que hayan superado la enfermedad. Y, de nuevo, esto requiere tiempo.

Otra posibilidad es contar con modelos animales que desarrollen la enfermedad para pincharles la vacuna y evaluar la protección frente a la posterior inoculación del patógeno. Estos modelos animales de enfermedad son extremadamente útiles, pero su desarrollo requiere esfuerzo y, cómo no, más tiempo.

Primero pequeñas batallas, después la guerra

Una vez superadas las pruebas en animales, llega el momento de evaluar la seguridad y eficacia en humanos: los ensayos clínicos. Primero se valora la seguridad del candidato vacunal en un pequeño grupo de voluntarios sanos –ensayos en fase I–, para posteriormente pasar a grupos más grandes en los que probar las dosis y pautas adecuadas –fase II–.

Si todo va bien, se procede a evaluar la eficacia de la vacuna en un número aún mayor de individuos –fase III–. Pasado este proceso se puede empezar a producir la vacuna. Y debe hacerse en las cantidades adecuadas y asegurando los altos estándares de calidad y legalidad requeridos por la industria farmacéutica. Cada paso debe contar con la aprobación de las autoridades competentes para garantizar la seguridad de todos.

En situaciones de emergencia como la actual, estos ensayos se pueden acelerar, claro. Pero seguramente no tanto como nos gustaría, ya que no hay que olvidar que constituyen una cadena: si nos saltamos un escalón es más probable que fallemos en el siguiente.

Aunque el refrán dice que Zamora no se ganó en una hora, al final se ganó. Lo mismo sucede con el desarrollo de vacunas: pese a que en situaciones como la actual la aparente lentitud del proceso puede resultar frustrante, con tiempo y esfuerzo se consigue. Para comprobarlo, basta con mirar nuestro calendario vacunal.

Fuente: National Geographic

miércoles, 25 de marzo de 2020

Coronavirus sobrecarga tráfico de datos en América Latina

El tráfico de datos en la región aumentó entre 20 a 30 por ciento, según estimaciones, y los expertos se preguntan si América Latina está preparada para el teletrabajo, una de las acciones recomendadas en muchos países para contener la propagación del coronavirus.

El cambio de comportamiento está vinculado al impulso de empresas y gobiernos del mundo para que sus empleados trabajen de sus casas, restringir el contacto social y contener la COVID-19. Ahora, la preocupación de algunos expertos es que esto sature las redes de telecomunicaciones y comprometa el tráfico de datos en Internet.

Por ejemplo, en Brasil, el aumento del teletrabajo por el avance del nuevo coronavirus provocó un récord de volumen de datos en las noches de 18 y 19 de marzo con alrededor de 10 terabits enviados por segundo, 15 por ciento más que el consumo normal, según el Centro de Información y Coordinación de Ponto BR (NIC.br), estructura responsable de coordinar uso y funcionamiento de internet en Brasil.

Las altas tasas de transferencia de datos también obedecen al elevado consumo de servicios de streaming de video, en plataformas como Netflix, y a la gran cantidad de videoconferencias por Skype o WhatsApp para sustituir el trabajo y las clases presenciales.

Los operadores, que saben que la capacidad de las redes no es infinita, ya están pidiendo a los usuarios que las usen con responsabilidad, aunque algunas entidades del sector, como la NIC.br, apuntan que la infraestructura está preparada para la alta demanda.

Julio Sirota, gerente de infraestructura del IX.br, entidad de la NIC.br responsable de crear la infraestructura para el intercambio de datos entre las redes de operadoras y empresas de Brasil, dijo a SciDev.Net que “es aumento esperado observado a lo largo de los últimos cuatro meses, así que no hay riesgos de esa nueva demanda sobrecargue los servidores”.

Según Sirota, el riesgo, por ahora, es que el asilamiento restrinja la locomoción de técnicos e insumos usados en la manutención de la red.

En Argentina, en tanto, el tráfico de Internet en la primera semana de aislamiento creció entre 20 y 25 por ciento, según la Cámara Argentina de Internet (Cabase).

“Por ser una red resistente y preparada para las mas diversas contingencias, creemos que la infraestructura de Internet del país está en condiciones de afrontar esta situación excepcional y, si todos hacemos un uso responsable de los recursos, la conectividad va a responder bien”, dijo a SciDev.Net un portavoz de la Cabase.

Sin embargo, para la Cabase, el comportamiento del trafico de datos en estos días se asemeja al de hace un mes, cuando aún no habían empezado las clases. “La gran diferencia para las redes en estos días no va a ser tanto el teletrabajo sino los más chicos, que no están asistiendo a escuelas y consumen todo el tiempo contenidos multimedia y streaming en HD”, agregó.

En Ecuador, desde el inicio de la cuarentena se observó un crecimiento de 30 por ciento en la demanda de los servicios de Internet. Lo mismo en Chile, que registró un aumento de 30 por ciento en tráfico de datos entre el lunes 16 y jueves 19, según el PIT Chile.

En Uruguay, la Administración Nacional de Telecomunicaciones registró un crecimiento de 34 por ciento en el tráfico móvil (Whatsapp) después de confirmarse los primeros casos de COVID-19 en el país.

“Para mi, sin embargo, todo lleva a creer que el aumento del teletrabajo y el asilamiento afectará la infraestructura tecnológica de Latinoamérica”, dijo a SciDev.Net el sociólogo Rafael Almeida Evangelista, investigador de la Universidad Estatal de Campinas, Brasil.

“Con la alta demanda se espera que quien tenga más control sobre la infraestructura de red determine cuáles deben ser las prioridades del flujo de datos”, añade el investigador, que también es miembro de la Red de Estudios Latinoamericanos en Vigilancia, Tecnología y Sociedad.

En México, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, el gobierno federal, y los integrantes de la industria y de la academia presentaron el 19 de marzo una serie de medidas para que la infraestructura tecnológica del país soporte el incremento de la demanda.

La orientación es que los usuarios hagan uso racional de los servicios de Internet para evitar el congestionamiento de la red en caso de que las empresas y el gobierno opten por el teletrabajo. Por su parte, los operadores de telecomunicaciones se preparan para ofrecer que no haya límite de datos, llamadas gratuitas y abrir redes WiFi.

En Perú, las autoridades también observan un aumento del tráfico. “Estamos muy cerca de una afectación neta a la capacidad de teletrabajo debido al incremento inusitado del uso de aplicaciones relacionadas al ocio durante horas laborables”, dijo a SciDev.Net Rafael Muente, presidente del organismo regulador de las telecomunicaciones en Perú.

“Si sigue aumentando el consumo de las aplicaciones de entretenimiento, con el paso de los días efectivamente se afectará la capacidad del teletrabajo y se le pondrá en riesgo”, opinó.

Fuente: SciDev.Net

Si la prensa china fuera libre, el coronavirus no sería una pandemia, sostiene RSF

En un análisis publicado el 13 de marzo, los investigadores de la Universidad de Southampton sugieren que el número de casos de coronavirus en China podría haberse reducido en un 86% si las primeras medidas, que se tomaron el 20 de enero, se hubieran implementado dos semanas antes. Basándose en lo ocurrido en los primeros días de la crisis, Reporteros sin Fronteras (RSF) pone de relieve que, sin el control y la censura impuestos por las autoridades, los medios chinos habrían informado al público mucho antes de la gravedad de la epidemia, salvando miles de vidas y, posiblemente, evitando la pandemia actual.

18 de octubre: La prensa china podría haber informado de los escalofriantes resultados de un simulacro de pandemia

El Centro John Hopkins para la Seguridad de la Salud, en asociación con el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates, realiza un simulacro de pandemia de coronavirus el 18 de octubre de 2019 y alerta a la comunidad internacional sobre los resultados escalofriantes: 65 millones de muertes en 18 meses.

Si el internet chino no estuviera aislado por un elaborado sistema de censura electrónica y los medios no se vieran obligados a seguir las instrucciones del Partido Comunista, el público y las autoridades sin duda se habrían interesado por esta información procedente de Estados Unidos, que se hizo eco de la epidemia de SARS (síndrome respiratorio agudo severo) de 2003. El SARS infectó a 8.000 personas y causó más de 800 muertes, principalmente en China.

20 de diciembre: Las autoridades de la ciudad de Wuhan podrían haber informado a los periodistas

Un mes después del primer caso documentado, la ciudad de Wuhan ya tiene 60 pacientes con una neumonía desconocida similar al SARS; varios de ellos han frecuentado el mercado de pescado de Huanan. A pesar de la situación, las autoridades no consideran conveniente comunicar esta información a los medios.

Si las autoridades no hubieran ocultado a los medios la existencia de un brote epidémico vinculado a un mercado muy popular, el público habría dejado de visitar este lugar mucho antes de su cierre oficial, el 1 de enero.

25 de diciembre: El doctor Lu Xiaohong podría haber expresado sus temores a la prensa

El 25 de diciembre , el doctor Lu Xiaohong, jefe de gastroenterología del Hospital de la Ciudad de Wuhan No. 5, comienza a conocer casos de infección que afectan al personal médico y sospecha desde la primera semana de enero que la infección puede transmitirse entre humanos.

Si las fuentes de los periodistas en China no se expusieran a sanciones severas -que van desde una reprimenda profesional hasta penas de prisión-, el doctor Lu Xiaohong habría asumido la responsabilidad de alertar a los medios, obligando a las autoridades a tomar medidas, lo que no sucedió hasta tres semanas después.

30 de diciembre: Los medios de comunicación habrían recogido la alerta temprana de los denunciantes

El director del departamento de emergencias del Hospital Central de Wuhan, Ai Fen, y un grupo de médicos lanzan una alerta sobre un "coronavirus similar al SARS". Ocho de ellos, incluido el doctor Li Wenliang, quien murió después a causa de la enfermedad, serán detenidos por la policía de Wuhan el 3 de enero por hacer circular "falsos rumores".

Si la prensa y las redes sociales hubieran podido difundir libremente la información facilitada por los denunciantes el 30 de diciembre, la ciudadanía se habría dado cuenta del peligro y habría presionado a las autoridades para que tomaran medidas que limitaran la expansión del virus.

31 de diciembre: Las redes sociales habrían transmitido la alerta oficial en China

China alerta oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 31 de diciembre, pero al mismo tiempo obliga a la plataforma de discusión WeChat a censurar una gran cantidad de palabras clave que se refieren a la epidemia.

Sin censura, la red social WeChat, que tiene mil millones de usuarios activos en China, podría haber permitido a los periodistas transmitir informes y consejos de precaución que contribuyesen a un mejor cumplimiento de las normas recomendadas por las autoridades sanitarias.

5 de enero: Los medios científicos habrían secuenciado antes el genoma del coronavirus

El equipo del profesor Zhang Yongzhen en el Centro Clínico de Salud Pública de Shanghai logra secuenciar el virus el 5 de enero, pero las autoridades parecen reacias a hacer público el genoma. El 11 de enero, el día en que China confirma su primera muerte por el virus, los investigadores filtran información en plataformas de código abierto, lo que resultará en el cierre punitivo de su laboratorio.

Si las autoridades chinas fueran transparentes, habrían comunicado inmediatamente la secuencia del genoma del coronavirus a los medios científicos, ahorrando a la comunidad internacional un tiempo precioso en su investigación para el desarrollo de una vacuna.

13 de enero: La comunidad internacional habría anticipado el riesgo de una pandemia

Se informa en Tailandia del primer caso de infección por coronavirus fuera de China, un turista de Wuhan.

Si los medios internacionales hubieran tenido acceso total a la información que tenían las autoridades chinas sobre la escala de la epidemia antes del 13 de enero, es probable que la comunidad internacional hubiera evaluado la crisis y la hubiera anticipado mejor, reduciendo el riesgo de que la epidemia se propagase fuera de China y, posiblemente, evitando su transformación en una pandemia.

Fuente: RSF

martes, 24 de marzo de 2020

El triunfo de la ignorancia

Cuenta el historiador Yuval Noah, en De animales a dioses, de 2014, cómo en 1744 dos pastores presbiterianos escoceses, Webster y Wallace, se propusieron establecer un fondo de previsión social que les permitiera pensionar a las viudas y huérfanos de los clérigos fallecidos, mediante el aporte de un pequeño porcentaje del salario de cada pastor de la Iglesia. El fondo se proponía garantizar la manutención de las viudas e hijos de los difuntos por el resto de sus vidas.

Para poder concretar el proyecto, los dos pastores tenían que predecir cuántos pastores, aproximadamente, fallecían por año, cuántas viudas, cuántos huérfanos y cuántos años sobrevivirían las viudas. Los sacerdotes Webster y Wallace, como observa Harari, no se limitaron a rezarle a Dios para obtener respuesta de sus cálculos, ni las buscaron en las Escrituras. Como escocéses que eran, contactaron a un profesor de matemáticas de la universidad de Edimburgo, Colin Maclaurin y, entre los tres, recopilaron datos etarios y los usaron como insumo de sus cálculos probabilísticos, sustentando sus investigaciones en las llamadas “tablas” de Edmond Halley.

Con la ayuda de la “ley de los grandes números”, descubierta por Jakob Bernoulli, establecieron como patrón de medida el principio según el cual, aunque no es posible predecir el fallecimiento de un individuo, es posible, sin embargo, “predecir con gran precisión el resultado promedio de muchos acontecimientos similares, casi con total certeza”. El éxito de las pesquisas no se hizo esperar, dado que “sus cálculos resultaron ser asombrosamente exactos”. Mejor las enseñanzas de Bernoulli que las sentencias de Jeremías o las de San Juan. Y de hecho, como afirma Harari, hoy en día el fondo Webster & Wallace es una de las más importantes compañías aseguradoras del mundo entero, con activos cercanos a los 100.000 millones de libras. Tales fueron los orígenes no sólo de las llamadas “ciencias actuariales”, sino también de la razón instrumental que da soporte a la estadística y la demografía, fundada por Malthus. Pero, además, un aspirante a pastor anglicano, de nombre Charles Darwin, sentó las bases de su teoría de la evolución de las especies utilizando las herramientas que proporciona la demografía. De hecho, el cálculo de probabilidades le permitió “computar la verosimilitud de que una determinada mutación se extienda en una población dada”. A partir de entonces, se crearon los primeros fundamentos para la aplicación de los métodos demográficos y estadísticos en el ámbito de los estudios de economía, sociología, antropología, ciencias políticas, pedagogía didáctica, psicología y filología, entre otros campos pertenecientes a las ciencias humanas que, en algún momento, fueran calificadas como “ciencias del espíritu”, según las indicaciones hechas por Dilthey, pero con el cual ya no parecieran guardar la menor relación de comprensión. Eso sin mencionar la importancia que ha adquirido, por ejemplo, en el campo de la salud pública, en el de la genética o en el de la seguridad ciudadana. Entre tantos otros. El conjunto de las actuales relaciones sociales existentes está, de hecho, estadísticamente matematizado, al punto de que el ser social contemporáneo se traduce en términos de cifras. En una expresión, se trata de un ser des-cifrado que ha terminado por cifrar-se.

Sólo después de la publicación del Novum organum de Bacon y del Discurso cartesiano sobre el método, las matemáticas comenzaron a ser conscientemente acogidas como el nervio central de las relaciones entre conocimiento y poder. Como afirma Harari, “en la actualidad, pocos estudiantes estudian retórica; la lógica está restringida a los departamentos de filosofía y la teología a los seminarios. Pero cada vez más estudiantes se sienten motivados (o se ven obligados) a estudiar matemáticas”. Y hasta la lingüística y la psicología han encontrado su base de apoyo en las matemáticas, con lo cual “intentan presentarse como ciencias exactas”. La conclusión de Harari deja mucho para pensar: “Confucio, Buda, Jesús y Mahoma se habrían sentido desconcertados si se les hubiera dicho que, con el fin de comprender el alma humana y curar sus dolencias, primero hay que estudiar estadística”.

Es verdad que las conquistas alcanzadas por este tipo de conocimiento son inmensas. Nadie puede negar que los avances del modelo de matematización llevado a cabo por la formación social moderna y contemporánea han sido -y siguen siendo- sorprendentes y que han contribuido decisivamente en la mejora sustancial de la calidad de vida en todos sus aspectos. Y sin embargo, en la medida en la cual la humanidad prosigue, indetenible, hacia la reafirmación del triunfo del cómo sobre el por qué, en esa misma medida aumenta su fragilidad, su inseguridad y sus miedos. La vacuidad de su entendimiento, su estricto apego a las formalizaciones, ha terminado vaciando por completo su sensibilidad. Como nunca antes, la vieja expresión kantiana -“la sensibilidad sin el entendimiento es ciega, el entendimiento sin la sensibilidad es vacío”- ha cobrado la mayor vigencia. La sonrisa de Harari sólo muestra uno de los rostros de Jano. Y es que, como ha observado Hegel, “el movimiento de la demostración matemática no forma parte de lo que es el objeto, sino que es una operación exterior a la cosa”. Decía Bacon que “conocer es poder”. El conocimiento, en consecuencia, no tiene por objeto conocer(se) sino conquistar y preservar el poder. Hoy se afirma que no hay teoría definitiva, que todas son relativas y que, por ende, son desechables. Se suceden unas a otras, tal como los números. La verdad no cuenta, su saber(se) es inútil, en cuanto que no forma parte de las relaciones inherentes al poder. Sólo lo útil cuenta. Lo curioso es que todas estas afirmaciones acerca de la condición desechable del conocimiento, de su uso meramente profiláctico en pro de la conservación del poder, han devenido sentencias fijas e inamovibles, es decir, máximas absolutas. Es el problema con el entendimiento abstracto: todo lo invierte y lo fija. Sin proponérselo, hace de lo absoluto algo relativo y de lo relativo algo absoluto. Sus respuestas materiales son causa de la concentración de la incertidumbre espiritual. Y, mientras más plena los escenarios de mayor fastuosidad y glamour, más seca, más empobrece y vacía el alma humana. Cuando afirma niega y cuando niega afirma: es el origen secreto de la descomposición civil que se ha instalado en el presente y el anuncio de su bancarrota.

Quizá algún técnico llegue a observar que acá no hay soluciones sino denuncias. Es que el propósito de la filosofía no consiste en acicalar el cuerpo revestido de representaciones sino en el esfuerzo de sorprender su desnudez. Ella -la filosofía- es como el impertinente niño del impertinente cuento de Andersen: los mayores y más significativos éxitos del poder tutelado por las abstracciones del entendimiento, han terminado creando un mundo de pulsaciones instintivas e insustanciales que van conduciendo a la humanidad al retorno de la barbarie -¡paradoja de paradojas!-, en plena era nanotecnológica. No se triunfa sobre la barbarie entendiéndola sino comprendiéndola. Este presente pasará a la historia como el triunfo de la ignorancia.

Imagen: Emaze

Fuente: Microfilosofia

lunes, 23 de marzo de 2020

Coronavirus: recursos y conocimiento abierto para colaborar en la respuesta a la pandemia

La aparición del COVID-19 (coronavirus) y su subsecuente propagación mundial ilustra la naturaleza verdaderamente interconectada de nuestra sociedad actual. Y lleva a la reflexión de que cuando existe un desafío sistémico, la respuesta también se deriva de esfuerzos colectivos.

En el contexto de responder a esta pandemia, observamos que es clave construir respuestas basadas en el conocimiento abierto y compartido que incluyan la circulación e iteración más rápida de investigación emergente, una mayor integración de múltiples fuentes de datos para mapear y anticipar la propagación del virus. También son clave la publicación de recursos abiertos para la comunicación con el público y capacitación continua y la apertura general de conocimiento especializado para facilitar la continuación de servicios y actividad económica, sobre todo durante un momento en el que muchas personas se encuentran bajo cuarentena o en condiciones precarias y restringidas.

A continuación, indicamos algunos recursos abiertos relevantes para motivar la construcción de respuestas basadas en información de calidad y colaboración global:

1. Datos abiertos y tableros de monitoreo de casos

Sin datos confiables, no se puede mostrar la dimensión del problema y las consecuencias negativas de no tomar decisiones concretas. Sin embargo, hay muchos retos a la hora de establecer un panorama de datos que ofrezca una visión completa de la situación global de la pandemia en tiempo real. La construcción de mapas de contagio y recuperación dependen de varias fuentes para identificar, validar y publicar los datos sobre los casos y luego combinarlos en conjuntos de datos más comprensivos o poder visualizarlos de diferentes maneras para comunicar algo relevante o accionable.

Por eso, las iniciativas de crear plataformas que centralizan, conectan y visualizan los datos desde diferentes fuentes y agencias de manera abierta son cada vez más valiosas y esenciales. La apertura de los datos para que puedan servir para generar instrumentos, portales, mapas y/o aplicaciones y la documentación de su análisis facilita el fortalecimiento metodológico de la comunidad técnica y genera una mayor confianza con el público. A la vez, es importante tener muy claro la sensibilidad de los datos que se abren, para proteger la privacidad y seguridad de las personas afectadas, sobre todo cuando se trate de datos georreferenciados o datos de información personal.

Estos recursos representan algunos de los esfuerzos por mapear y comunicar los efectos de esta crisis mundial:

Mapas con datos en tiempo real
  • Johns Hopkins Coronavirus Resource Center – Johns Hopkins University, los datos de este recurso están accesibles a través de Github
  • Listado de tableros (ESRI)
Otras visualizaciones e informes dinámicos
  • Coronavirus: Real-time News Updates and Data
  • Coronavirus Disease (COVID-19) – Statistics and Research derivado de los informes de situación de la OMS
  • COVID-19 Coronavirus data – EU Open Data Portal
  • Simulación sobre la importancia de la distancia social
Recursos adicionales
  • COVID-19 GIS Hub (ESRI)
  • 7 buenas prácticas para mapear una pandemia (Mapbox)
  • Open Data Kit – Pedir apoyo para la recolección de datos en respuesta a COVID-19
  • Guías para la toma de decisiones éticas con datos geolocalizados (en inglés)
  • COVID-19 Resources (Global Partnership for Sustainable Development Data)
2. Ciencia abierta y esfuerzos colaborativos para descifrar el virus

En menos de dos semanas desde la detección de los primeros casos en Wuhan, China, los científicos cercanos al terreno liberaron una “genoma coronavirus de un caso de enfermedad respiratoria” que posteriormente fue analizado por investigadores de diferentes laboratorios y universidades de todo el mundo, generando una comprensión más completa del ADN del virus y ayudando a entender rápidamente su semejanza a otros virus graves como el SARS. “El acceso rápido a los datos de secuencia de repositorios abiertos como GenBank desempeña un papel vital en ayudar a los países a desarrollar kits de diagnóstico específicos para brotes de enfermedades como este” como afirma el blogpost anunciando los datos.

La ciencia abierta y el acceso abierto siguen brindando un apoyo fuerte a los esfuerzos de acelerar la investigación y el desarrollo de respuestas a la pandemia. Con una petición en change.org, se abrieron más de 32.000 artículos relevantes a través del repositorio coronavirus.1science y muchas voces de la comunidad científica e investigadora siguen llamando para apertura adicional y sistemática, la continuación de las lecciones aprendidas desde la respuesta a epidemias pasadas.

Aquí destacamos algunos recursos y oportunidades de la investigación colaborativa en código abierto:
  • Epidemiología genómica del nuevo coronavirus
  • Ayuda a descubrir drogas antivirales con este juego por FoldIt: Foldit game engages the public in research
  • Developing a safe & open source DIY Covid-19 diagnosis test (Just One Giant Lab)
  • Inteligencia colectiva para combatir la pandemia (Nesta UK)
  • GitHub: Useful projects and resources for COVID-19 (2019 novel Coronavirus)
  • Observational Health Data Science and Informatics Virtual Study-a-thon
  • GovLab #Data4COVID Data Collaborative Living Repository
3. Herramientas y plataformas de información pública, capacitación, servicios públicos y apoyo comunitario

Responder a una crisis a menudo requiere generar cambios de comportamiento y colaboración entre personal de salud, ciudadanos, gobiernos, academia y sociedad civil. Comunicar los hechos sobre la situación a medida que se desarrollan, así como transmitir los pasos preventivos necesarios requiere una mezcla de recursos de comunicación que sean claros, consistentes y fácilmente comprendidos por un público diverso. Afortunadamente vivimos en un momento donde las personas están más conectadas que nunca y la información se puede transmitir de manera instantánea. La otra cara de esta moneda es una saturación de fuentes con diferentes niveles de calidad y confianza, la mezcla de hechos y opiniones, y la expectativa de tener respuestas claras y verificadas en segundos (en vez de días).

Aquí se encuentran algunos recursos de capacitación y comunicación para entregar información de calidad al público:
  • Orientaciones para el público (OMS sitio oficial)
  • Prevención y control de infecciones (PCI) causadas por el nuevo (Curso abierto OMS)
  • Nuevos virus respiratorios, incluido el COVID-19: métodos de detección, prevención, respuesta y control (Curso abierto OMS)
  • Bot para consultar síntomas (Federación de científicos norteamericanos)
  • Ministerio de Salud de Brasil abre aplicación móvil de concientización del público para otros gobiernos
  • Noticias y verificaciones sobre el Coronavirus en México | El Sabueso
  • Coronavirus chequeado: verificación de contenido de noticias
  • Explicación de distancia social | CIPER Chile
  • Frena la curva: iniciativas ciudadanas frente al coronavirus, innovación social y resiliencia cívica
4. Herramientas y metodologías para seguir trabajando y colaborando de manera virtual

Con la determinación de pandemia por parte de la OMS y la necesidad de tomar medidas de distanciamiento social para reducir los contagios y la probabilidad de propagación del virus, muchas organizaciones, empresas y administraciones públicas han decidido implementar medidas de teletrabajo. Esto representa un desafío para gestionar equipos de manera remota, fomentar la colaboración y el trabajo a distancia. Además de presentar herramientas digitales para trabajar en remoto, a continuación presentamos algunas recomendaciones de personas y organizaciones que trabajan de manera virtual.
  • Moving Online | Curso | BID | INDES: En el BID, estamos poniendo a disposición muchos recursos de aprendizaje en línea, información en varios formatos, respuesta a preguntas comunes de la educación en línea y asesoría en cómo transitar de un modelo presencial a un modelo en línea de una forma efectiva. Explora el hub #movingonline.
  • Saber a Tiempo: una publicación del BID que ofrece guías para liderar metodologías de colaboración e intercambio de conocimiento, incluso en contextos virtuales. Explora por ejemplo, Crowdsourcing Inteligente, Trotamundos Virtual, y Expedición de Código. Otras de estas metodologías se pueden adaptar para gestionar en línea.
  • Los equipos de trabajo y la transformación digital: cursos de LinkedIn
  • Guías para colaborar en el teletrabajo (Estamos Abiertos)
  • Seguimos educando: colección de materiales y recursos educativos digitales organizados por el Ministerio de la Educación de Argentina
  • Distance learning solutions: Material de UNESCO de soluciones para seguir estudiando en situaciones de emergencia debido al cierre de colegios.
  • 19 Herramientas para trabajar en remoto (Thinking With You)
Todo el mundo está frente una situación novedosa y dinámica. Estamos por fin observando lo que se ha venido hablando en teoría de que el mundo está cambiando más rápido que nunca, la tecnología nos facilitará el intercambio de información compleja casi de manera instantánea, y el rol de las personas será de actuar con mucha creatividad, empatía, cuidado comunitario, y perseguir el aprendizaje continúa.

Como profesionales al servicio del público, tenemos que esforzarnos más para cuestionar nuestras propios sesgos y suposiciones, inspirar a otros a hacer lo mismo, pensar en horizontes de tiempo más cortos, empoderar nuestra imaginación colectiva y guiar a cada uno a través de este periodo de aprendizaje transformador, con procesos co-creativos para construir un mundo y un futuro más resiliente, sostenible e inclusivo. Con el conocimiento abierto, seguimos juntos.

Fuente: Abierto al Publico

domingo, 22 de marzo de 2020

Cuando la cultura de los países puede ser una ayuda o un obstáculo ante la pandemia

“Hay que detener todas las actividades económicas. Hay que detener las interacciones sociales que normalmente nos gustan. Toda la gente debería quedarse en cuarentena en sus casas”, dijo este jueves Sun Shuopeng, vicepresidente de la Cruz Roja china y actor clave en la coordinación de las brutales —pero altamente efectivas— medidas de aislamientos impuestas en Wuhan, el corazón de la pandemia de coronavirus.

Shuopeng acababa de llegar a Milán, en Lombardía, la región más afectada de Italia. Una breve recorrida le alcanzó para darse cuenta de que muchas cosas se estaban haciendo mal. “El transporte público sigue funcionando, hay muchas personas en las calles y todavía hay cenas o fiestas en los hoteles”, cuestionó. “No sé qué están pensando”.

Italia llegó este sábado a 53.578 casos positivos de coronavirus y 4.825 muertos, superando claramente a China, donde murieron 3.259 de las 81.304 personas infectadas. La tasa de letalidad del virus en la península asciende a 9%, mucho más que en cualquier otro país.

Hay diferencias en la infraestructura sanitaria y en los recursos humanos y económicos con los que cuenta cada nación, que pueden explicar una parte de esos resultados. Pero es evidente que eso solo no es suficiente para entender el fenómeno. Todo indica que hay también factores sociopolíticos por los que la cuarentena china está teniendo un éxito incomparable con la italiana.

“Los países divergen en los tipos de recursos disponibles, en su salud pública y en la capacidad de los gobiernos para imponer medidas estrictas de control social. Por ejemplo, las normas que adoptó China nunca podrían adoptarse en el Canadá, donde existe una cultura y una actitud distinta en relación con el control gubernamental, los derechos humanos y las libertades. En Canadá el discurso que circula es que estamos tratando de cuidarnos unos a otros, así como a nuestros semejantes en todo el planeta”, dijo a Infobae la socióloga Maya Gislason, profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Simon Fraser.

En China no hay democracia, las libertades individuales son casi una ficción y solo se acepta una interpretación de la realidad: la del Estado. La ausencia de alternativas políticas y de una verdadera justicia de garantías hace que los ciudadanos se expongan a los castigos más severos si no obedecen.

Ese sistema favoreció el florecimiento del virus y su rápida propagación inicial. El reflejo automático es reprimir los problemas, porque siempre hay que darle buenas noticias a la población. Pero también facilitó la respuesta una vez que la crisis había llegado a un nivel tal que todo el aparato estatal se abocó a contenerla.

Italia es la contracara. Tiene una sociedad civil vibrante, con una ciudadanía que disfruta de sus libertades, y uno de los sistemas políticos más plurales del mundo, así que nadie le teme al gobierno. Eso mejora la calidad de vida en tiempos de paz. Pero puede ser problemático en una cuarentena, cuando no respetar a rajatabla las indicaciones de las autoridades implica más contagios y más muertes.

“En el caso de China, nos encontramos ante una dictadura política, lo que facilita el control de los movimientos de la población y la exigencia de disciplina. Sin embargo, sería sesgado pensar que el éxito en China ha sido solo por el factor político, porque entonces no habría explicación para lo que ha sucedido en Japón o en Corea del Sur. El factor cultural, en este caso, es crucial. Hay una tradición en la cual el sacrificio, el honor y el sentido colectivo es mucho más acentuado que en los países europeos, al menos en los mediterráneos. Eso, sin duda, ha ayudado al control de una epidemia como ésta”, explicó Jesús Rivera Navarro, profesor del Departamento de Sociología y Comunicación de la Universidad de Salamanca, consultado por Infobae.

Japón está al lado de China y tiene apenas 1.007 casos y 35 muertes, sin haber aplicado medidas tan drásticas como las de Italia. Corea del Sur, que iba camino a una espiral como la china, logró contener el brote en torno a los 8.000 casos, sin necesidad de un Estado autoritario. Hay elementos socioculturales que parecen incidir en la manera en la que las naciones transitan episodios tan dramáticos y excepcionales como los que está viviendo la humanidad con esta pandemia.

Interacciones sociales

“Hay que detener las interacciones sociales que normalmente nos gustan”, insistía Shuopeng en su declaración a los medios italianos. El pedido no era caprichoso: es el contacto entre las personas lo que permite la propagación del virus.

Lo que tal vez le cuesta comprender al vicepresidente de la Cruz Roja china es que las formas de sociabilidad varían notablemente entre una cultura y otra. No es casual que Italia y España sean los países europeos con más casos de coronavirus. Son países con sociedades abiertas, donde la vida colectiva es muy intensa.

Las personas se mueven en múltiples círculos sociales, no les cuesta desarrollar nuevos vínculos y pasan buena parte de su semana afuera, compartiendo con otros. Las amistades son uno de los pilares de la vida, tanto como la familia y el trabajo.

En otras culturas, las reglas de sociabilidad son muy diferentes. La distancia social de la que tanto se habla en estos días forma parte de su repertorio habitual porque son más individualistas. Los círculos sociales son más reducidos, las amistades ocupan un lugar menos importante y, para muchos, no hay demasiado por fuera del trabajo.

Históricamente, los países anglosajones se han diferenciado de los latinos en ese sentido. Y el contraste es incluso mayor con algunas naciones asiáticas, como Japón o Corea. Basta comparar las formas de saludarse. Los besos y abrazos que son tan habituales en algunas culturas son excepcionales hasta en el seno familiar en otras. Es una de las muchas razones por las que algunos especialistas creen que hay tan pocas personas infectadas en Japón, donde hasta los apretones de mano son extraños.

“Cuanto más estrechas sean las interacciones entre los individuos, más se propagará el virus. Sin embargo, para el COVID-19 las interacciones no necesitan ser muy intensas. Por lo tanto, me centraría más en la idea de la capacidad de una persona para acceder a diferentes entornos sociales. Una comunidad cerrada puede tener un brote alto y rápido, pero fuera de ella los demás no se infectarán. Los sistemas sociales aislados pueden contener el contagio. El problema se presenta cuando los individuos participan en diferentes esferas sociales, como ocurre en las grandes ciudades y en sociedades muy abiertas. Pueden entrar en diferentes grupos y cualquiera de ellos se verá afectado. Irónicamente, esta característica es el sello distintivo de la innovación social, pero también de una epidemia”, dijo a Infobae Antonio Maturo, profesor de sociología de la salud en la Universidad de Bolonia.

Es lógico que las medidas de aislamiento sean más difíciles de cumplir en países con vínculos comunitarios más estrechos. El impacto sobre la vida cotidiana es mucho más disruptivo y el costo es sin dudas mayor. Los encuentros a través de los balcones en algunas ciudades italianas son un testimonio claro de la necesidad de romper de alguna manera la separación social que impone la cuarentena.

Lo interesante es que la abundancia de interacciones sociales significativas suele ser el mejor antídoto contra otra pandemia contemporánea: la depresión. Pocas cosas son más destructivas para la psiquis que la soledad y la ausencia de otros que se preocupen por uno.

La tasa de suicidios en Italia es de 5,5 cada 100.000 habitantes, según la Organización Mundial de la Salud. Es la tercera más baja de Europa, después de Grecia y de Chipre. La de España es 6,1, la quinta más baja, detrás de Albania. La tasa de Japón es de 14,3 suicidios cada 100.000 habitantes, más del doble. En Corea es más del triple: 20,2, la décima más alta del mundo.

Sin embargo, esa idiosincrasia que en tiempos normales ayuda a sobrellevar un mundo que es cada vez más incierto en términos económicos y sociales, puede volverse un obstáculo para lidiar con una pandemia. Sobre todo, cuando la dificultad para aceptar la distancia social se combina con la anomia.

Las culturas más gregarias suelen ser más endebles en términos de responsabilidad individual. Las personas tienden a esperar las respuestas de afuera, de otros, y les cuesta más restringir sus deseos en función de un beneficio superior que es intangible.

“En países como Italia y España, donde lo colectivo es percibido como eje de socialización y de transmisión de afectos, en los primeros pasos de los estados de alarma se hizo más complicado cumplir reglas que nos impiden salir a la calle y estar en contacto con la gente —dijo Rivera Navarro—. Exige un sacrificio al que nos cuesta encontrar sentido. El hecho de que las sociedades italiana y española, pero también la portuguesa, la griega, la francesa, basen parte de su identidad colectiva en la interacción en grupo, en la vida en la calle, hace que las restricciones sean más difíciles de asumir. Es esperable que en Alemania o en el Reino Unido la interiorización de esas normas sea algo más fácil, porque son sociedades más individualistas”.

No es extraño que Italia y España hayan decretado cuarentenas generales y obligatorias con muchos menos casos de los que hoy tienen Alemania o el Reino Unido, que se rehúsan a dar el paso. Los primeros asumen que, si no se los obliga, a sus ciudadanos les resulta más difícil adaptar su conducta a las recomendaciones de los epidemiólogos. Los otros, en cambio, confían en que los suyos van a actuar responsablemente sin necesidad de amenazarlos con el código penal, aunque por la gravedad de esta crisis es probable que terminen haciéndolo.

“España siguió a Italia en la política de bloqueo, que es la medida más poderosa y eficaz que puede adoptarse. Otros países están actuando de manera algo diferente. Alemania seguirá pronto a Italia y España en la política de cierre, pero le llevó más tiempo adherirse a este punto de vista por razones políticas y porque se encontraba en una etapa más temprana del brote. Corea del Sur hizo muy bien las cosas porque, después del brote de MERS en 2015 desarrolló un sistema de pruebas muy rápido y actualizado. Además, adoptó una aplicación que permite rastrear a cualquier persona infectada. Este tipo de vigilancia digital tiene varios aspectos controvertidos en términos de privacidad, pero es eficaz”, dijo Maturo.

Lo cierto es que las actitudes de algunos italianos les dieron la razón a los defensores de las medidas más duras. El domingo 8 de marzo, cuando trascendió que el primer ministro Giuseppe Conte iba a ordenar la reclusión total en Lombardía y en 14 provincias de otras regiones del norte, una multitud se agolpó en la terminal ferroviaria de Milán para huir hacia el sur.

“Leí hace dos horas que pueden firmar un decreto urgente que ponga a Padua en la zona roja. Como me gustaría ir al sur con mis parientes, decidí volver antes”, le dijo entonces el estudiante Roberto Pagliara a la agencia AP.

Es posible que él y los miles que hicieron lo mismo no comprendieran que podían estar llevando el virus a regiones a las que aún no había llegado, poniendo en peligro a sus propias familias. También es posible que lo entendieran, pero que no estuvieran dispuestos a hacer el sacrificio personal de evitarlo. Entre los casos positivos en Apulia, en el extremo sur de la península, muchos son familiares de los que escaparon del norte.

Pero está claro que con la responsabilidad individual sola no alcanza. También es decisivo el rol del estado para afrontar algo como lo que está sucediendo.

“En Estados Unidos tenemos un fuerte impulso cultural hacia el optimismo y el individualismo, y ambas tendencias tienen sus puntos fuertes, pero también obstaculizan nuestra capacidad para prepararnos para los peores escenarios o desastres naturales. Además, nos impiden dar prioridad al uso de fondos federales para prevenir o para responder a los hechos cuando se producen. Estamos aprendiendo ahora que las reservas estatales de insumos médicos son inadecuadas y, en muchos casos, caducaron o son inútiles. Otras naciones han centralizado la respuesta a los desastres de manera más estricta y tienen una red de seguridad más amplia para sus ciudadanos. En Corea del Sur y en Alemania vemos los buenos efectos de esos sistemas preexistentes”, sostuvo Ananya Mukherjea, profesora del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, en diálogo con Infobae.

Por eso es tan rico el ejemplo de Corea, que muestra una articulación entre la responsabilidad individual y un estado muy presente. Eso permitió que, a pesar de la fenomenal escalada de contagios en febrero, no fuera necesario imponer restricciones obligatorias. Una buena coordinación gubernamental y el alto acatamiento de las indicaciones por parte de la ciudadanía fue suficiente.

Algo parecido está pasando en Japón, donde se cerraron las escuelas y se cancelaron eventos masivos, pero la gente puede seguir circulando por la calle con normalidad. Lo que pasa es que la normalidad japonesa es el orden, como se ve en su sistema de transporte, donde a pesar de la superpoblación no suele haber desbordes.

De hecho, el Centro Metropolitano de Monitoreo de Enfermedades Infecciosas de Tokio reveló que los casos de gripe común están disminuyendo semana a semana. Las autoridades creen que se debe a que, ante el avance del coronavirus en el mundo, rápidamente las personas empezaron a extremar las precauciones para evitar el contagio.

Desarrollo y mortalidad

El perfil sociocultural de los países puede ser un insumo menos útil para comprender las notables diferencias en la tasa de letalidad del coronavirus entre los países más afectados. Es cierto que aún es demasiado pronto para saber con cuánta frecuencia mata el COVID-19, porque la pandemia está en pleno avance y en la mayor parte del planeta hay un enorme déficit en la detección de los infectados, lo cual lleva a subestimar los casos y a sobreestimar la mortalidad.

No ayuda a hacer una buena radiografía de la realidad que el grueso de los países con más casos esté, por ahora, entre los más desarrollados. Pero el hecho de que tengan más recursos es una de las razones por las que pueden hacer más tests y, por ende, llevar un registro más preciso de la cantidad de afectados.

Por otro lado, la disponibilidad de una amplia infraestructura capaz de hacer muchas pruebas es uno de los factores que contribuye a disminuir la letalidad del virus y es una de las muestras de que el nivel de desarrollo de los países es un predictor importante. El mejor ejemplo es Corea, que gracias a hacer 15.000 tests por día y a tener un sistema de salud universal y de mucha calidad, registra 8.799 infectados, pero una tasa mortalidad entre ellos de 1,2%, frente al 9% de Italia, el 5,2% de España y el 4% de China.

“La forma en que un país entiende la relación entre la salud, el medio ambiente, la política y la economía determinará cómo responderá a una crisis, cuáles serán las cuestiones clave y qué aprenderá de una pandemia como el coronavirus —dijo Gislason—. Cuanto más éxito haya tenido invirtiendo en mantener la salud de base de la población, en atender a los sectores vulnerables, en programas de promoción de la salud y en infraestructura sanitaria, tanto más preparado estará para hacer frente a un desafío importante”.

Si se compara el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de los países con la letalidad del coronavirus en su territorio —considerando solo los 21 que tienen al menos 1.000 casos confirmados—, se aprecia cierta correlación. La gran mayoría de los que tienen un IDH superior a 0,900 tienen tasas de letalidad inferiores al 2 por ciento. El modelo es Alemania, el cuarto con mayor desarrollo (0,939), donde a pesar de tener 20.705 contagiados, registra solo 72 muertes, un 0,3 por ciento.

Los que rompen la regla son Reino Unido (0,920 y 4,4%), Holanda (0,934 y 3,6%), Japón (0,915 y 3,5%) y Bélgica (0,919 y 2,4%). En cierta medida, también Malasia, que tiene un IDH de 0,804 y una tasa de 0,3%; y Portugal, con 0,850 y 0,9 por ciento.

Más desarrollo significa, entre otras cosas, mejores instalaciones sanitarias. Por ejemplo, con más respiradores, que son esenciales para mantener con vida a los pacientes críticos, que enfrentan serias dificultades respiratorias. Y significa también ciertos umbrales de igualdad, porque si el acceso a una salud de calidad está restringido a una minoría privilegiada, los efectos de una pandemia de este tipo van a ser mucho más devastadores.

“Los grupos sociales con más poder económico y mayor nivel de educación van a poder enfrentarse muchísimo mejor a la crisis sanitaria. Las desigualdades sociales en salud están ahí y los que menos tienen son los más vulnerables. Esas desigualdades tienen que ver, en un grado alto, con el tipo de políticas sociales y económicas que se aplican en un país. En España las políticas neoliberales ejecutadas por los últimos gobiernos conservadores han tenido como consecuencia cierto desmantelamiento de los servicios sanitarios, que ahora se ha hecho más visible”, dijo a Infobae Jose Maria Bleda Garcia, profesor de sociología de la Universidad de Castilla-La Mancha.

La cantidad de camas hospitalarias por habitante es un indicador que revela que incluso entre los países más ricos hay diferencias radicales. En Corea, hay 11,5 cada 1.000 personas, y en Alemania hay 8,3. En España e Italia hay menos de la mitad: apenas 3 y 3,4, respectivamente.

Fuente: Infobae