miércoles, 31 de marzo de 2021

La colaboración como el eje central del código abierto: C4D y Laboratoria


No podemos concebir la evolución de ninguna iniciativa de conocimiento abierto si no tiene como base la colaboración. Cada una de las partes involucradas aporta su experticia que se convierte en los ladrillos que construyen el proyecto final. Es precisamente la colaboración con agentes internos y externos al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) la que permite alimentar el catálogo de software abierto que ofrecemos en Código para el Desarrollo (C4D, por sus siglas en inglés). Este catálogo busca sumarse a los esfuerzos para lograr la digitalización de los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe, y se encuentra al alcance de ciudadanos e instituciones gubernamentales.

Una experiencia muy exitosa que hemos tenido en C4D, ha sido nuestro trabajo en conjunto con Laboratoria, una start-up peruana altamente reconocida que a través de un entrenamiento de 6 meses con diversas oportunidades de financiamiento, apoya a las mujeres en su proceso de inserción al mundo del coding. En el 2020 organizamos dos code squads con un total de 40 graduadas de Laboratoria en la Ciudad de México, Guadalajara, Lima, y Santiago, quienes apoyaron a C4D con la evaluación de herramientas de software abierto que organizaciones de tecnología cívica y emprendedores de la región habían compartido previamente con C4D. Para facilitar este proceso de evaluación de software abierto, pusimos en marcha los code squads, donde asignamos equipos de diferentes países y perfiles a cada herramienta de software y una vez terminada la curaduría, estas herramientas pasaron a ser parte del catálogo dentro de la página de Código para el Desarrollo. Ahora, hablemos de resultados.

Evaluación de software

Existen actualmente 76 soluciones de software abierto disponibles en C4D, de las cuales 20 fueron evaluadas durante los bootcamps con Laboratoria. Nuestra colaboración con esta start-up nos ha permitido contar con herramientas digitales más robustas y acelerar su proceso de publicación. Entre estas herramientas se encuentran:
  • Elijo Estudiar: Una plataforma que permite encontrar información sobre cursos y centros educacionales de Uruguay. Está dirigida a personas que quieren comenzar o retomar sus estudios, abarcando distintos niveles educacionales.
  • A tu Servicio: Una aplicación web que permite visualizar los distintos prestadores de salud en Uruguay. Permite al usuario consultar, listar y comparar indicadores de cada una de las instituciones.
  • Puerto Limpio: Al suscribirse a esta aplicación, el usuario recibirá mensajes cuando el camión recolector de desechos esté en su zona de residencia podrá depositar sus residuos en horas más oportunas. Esta aplicación usa tecnologías de geo-referenciación y promueve una mejor comunicación con la ciudadanía. La iniciativa fue desarrollada mediante el trabajo, colaboración y participación de la ciudadanía con la información proporcionada por la Dirección de Servicios Públicos municipales de Veracruz, México.
  • Consultas Digitales: una plataforma de participación ciudadana, de fácil instalación y personalizable que busca favorecer la participación, el debate y la interacción entre entidades y personas sobre diversas temáticas. Su versatilidad permite el uso por parte tanto de organismos estatales como entes de la sociedad civil.
  • IDEUY: Este visualizador online fue realizado en colaboración con el gobierno de Uruguay, donde a través de imágenes satelitales se pueden visualizar y analizar estas imágenes para planificación y desarrollo de proyectos enfocados en agricultura, desarrollo urbano, mantenimiento de caminos, etc.

Las colaboraciones más allá de los números

Si bien es importante cuantificar y monitorear los resultados que nos han traído las colaboraciones en nuestros proyectos, también debemos tomar en cuenta el impacto que estas colaboraciones tienen en las partes involucradas no solo al final, sino también durante el desarrollo de dichos proyectos. En el caso específico de nuestro trabajo con Laboratoria, recogimos para este artículo los testimonios de Brenda y Pamela, dos graduadas de esta start-up que, con sus respectivos equipos, colaboraron con C4D en la curaduría de dos de los softwares que ahora están en nuestro catálogo.

Lo que sobresale de las experiencias de Brenda y Pamela es que ambas vieron en Laboratoria la posibilidad de expandir su conocimiento y continuar con sus estudios a pesar de ya haber terminado una licenciatura. La invitación a colaborar con C4D llegó directamente por parte de Laboratoria, y para Brenda esto significó la oportunidad de seguir construyendo su CV en un año tan complejo, debido a la pandemia, como el 2020. Con su equipo, Brenda trabajó en el software de Puerto Limpio, en el que ayudó en la búsqueda de documentos para el archivo readme de la iniciativa, lo que la llevó a reflexionar sobre la complejidad detrás de esta colaboración. No solamente se trata de código, sino también de las licencias y demás documentación necesaria para aplicar estos softwares. Por su parte, Pamela quien trabajó con Elijo Estudiar, concluye que “en el compartir está el aprender” y, para ella, lo más agradable de haber colaborado con C4D fue el ambiente de apertura y receptividad donde, juntando los conocimientos de todas sus compañeras, pudieron hacer aportaciones importantes al software. A partir de esta experiencia, Pamela considera que los proyectos de open source son nobles, ya que no solamente son de uso público, sino que a ella le dieron la oportunidad de crecer y desarrollarse.    

A la vista del éxito de los dos bootcamps llevados a cabo en el 2020, hemos iniciado una colaboración orgánica con Laboratoria para escalar esta experiencia y que sus graduadas puedan participar periódicamente en las curadurías del software para C4D. Esperamos implementar tres bootcamps durante 2021 y ser parte activa en el acompañamiento a nuestras colaboradoras de Laboratoria.

Imagen: Siete estrellas

Fuente: Abierto al Publico

lunes, 29 de marzo de 2021

Datos más sólidos para luchar contra la pobreza


El Banco Mundial insta a reforzar los sistemas nacionales de datos, con el objeto de aprovechar todo el potencial de la revolución de los datos y transformar las vidas de las personas pobres.

Los datos —desde la información recogida en encuestas de hogares hasta los píxeles de las imágenes satelitales— pueden contribuir a la formulación de políticas y promover la actividad económica, actuando como una herramienta poderosa en la lucha contra la pobreza. Hoy en día se dispone de más datos que nunca, pero se desaprovecha la mayor parte de su valor, según el nuevo Informe sobre el desarrollo mundial 2021: Datos para una vida mejor. Al mismo tiempo, los datos son una espada de doble filo; por eso se requiere un contrato social que fortalezca la confianza —protegiendo a las personas de los daños y el uso indebido— y ayude a lograr un acceso y una representación equitativos.

“Los datos ofrecen un enorme potencial para generar valor mediante el mejoramiento de programas y políticas, el impulso a las economías y el empoderamiento de los ciudadanos. La perspectiva de las personas pobres ha estado prácticamente ausente en el debate mundial sobre gestión de datos, pero debe ser oída con urgencia”, dijo David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial. “Muy a menudo, los países de ingreso bajo están en desventaja debido a la falta de instituciones, de autonomía para la toma de decisiones y de recursos financieros; esto es un obstáculo para la implementación eficaz y la operación eficiente de los sistemas de datos y los marcos de gestión. Se necesita de la cooperación internacional para armonizar las regulaciones y coordinar las políticas, de modo de utilizar el valor de los datos en beneficio de todos, y para contribuir a una recuperación ecológica, resiliente e inclusiva”.

Los datos obtenidos para fines públicos o comerciales —por métodos tradicionales o modernos— se utilizan, combinan y reutilizan de formas que generan beneficios para más personas y ofrecen información más precisa.

Los datos mejorados amplían la capacidad de los Gobiernos para establecer prioridades y destinar los recursos de forma más eficiente. En Kenya, por ejemplo, los medios sociales, los datos de teléfonos móviles y los informes oficiales digitalizados de accidentes de tráfico de Nairobi contribuyeron a identificar los caminos más peligrosos y mejorar la seguridad vial para salvar vidas. El sector privado está usando los datos para impulsar modelos de negocio basados en plataformas que contribuyen al crecimiento económico y fomentan el comercio internacional de servicios. En Haití, la tecnología ha ayudado a los agricultores dedicados al cultivo del mango a hacer un seguimiento de sus productos hasta la venta final, lo que les permite eliminar muchos intermediarios y retener una mayor parte de las ganancias.

Los métodos innovadores de uso de los datos también están empoderando a las personas para que puedan tomar decisiones fundamentadas, lo que lleva a mejoras en los servicios públicos que se brindan. Con el respaldo del Banco Mundial, en el estado de Tamil Nadu, en India, se prepararon herramientas para abordar los desafíos relativos a la falta de conocimientos sobre datos; esto permitió a los ciudadanos expresar sus preferencias de formas que se podían digitalizar inmediatamente para orientar las deliberaciones de la comunidad y establecer prioridades.

“Combinar datos de distintas fuentes puede promover una formulación de políticas basada en evidencias más precisa y estadísticas más oportunas”, dijo Carmen Reinhart, primera economista del Grupo Banco Mundial. “Los efectos adversos de la COVID-19 se han distribuido de manera desigual; los usos innovadores de los datos ofrecen nuevas oportunidades para entender la propagación del virus, evaluar políticas de mitigación y orientar los recursos gubernamentales a las personas que más lo necesitan”.

La COVID-19 puso de manifiesto las oportunidades y los desafíos relacionados con los nuevos usos de los datos. Los países comenzaron a utilizar los datos de los teléfonos móviles para hacer un seguimiento del virus, pero a la vez han debido abordar las inquietudes sobre la privacidad. El cambio abrupto al trabajo virtual también ha dejado a la vista la brecha digital entre quienes tienen acceso a la tecnología y quienes no lo tienen; esto nos recuerda que debemos trabajar para lograr que las personas pobres y los países de ingreso bajo tengan un acceso equitativo a los teléfonos móviles y a internet. En muchos países, las tareas de contención del virus han impedido la recolección de datos básicos, lo que pone de manifiesto la necesidad de invertir más en infraestructura, sistemas de datos y capacidad estadística.

No obstante, mientras más se utilizan los datos, mayores son las posibilidades de uso indebido. Diseñar cuidadosamente las regulaciones para reforzar la ciberseguridad y proteger los datos personales es esencial para generar confianza. En una encuesta mundial de 80 países, solo el 40 % contaba con disposiciones sobre mejores prácticas en cuanto a la regulación de datos; de este porcentaje, menos de un tercio eran países de ingreso bajo, aunque muchos están comenzando a adoptar medidas de este tipo.

Si bien los datos presentan un enorme potencial para impulsar el desarrollo, los beneficios del sistema mundial de datos se orientan, por el momento, a las personas en mejor posición. La prioridad es mejorar la representación de las personas marginadas en el sistema de uso de los datos y su acceso a estos recursos. La conectividad digital es baja en África al sur del Sahara y prácticamente no hay infraestructura moderna en los países de ingreso bajo para intercambiar, almacenar y procesar datos. Estos países también se encuentran en desventaja competitiva cuando se trata de aprovechar los beneficios económicos de las empresas basadas en plataformas de datos.

En el informe se reconoce la amplia variedad de opiniones en cuanto al uso de los datos y el precario entorno normativo. A fin de cosechar los máximos beneficios de los datos y crear oportunidades para todos, se necesitan esfuerzos renovados dirigidos a mejorar la gestión de datos a nivel local y una cooperación internacional más estrecha. El costo de la inacción es elevado y conduce a la pérdida de oportunidades y a mayores desigualdades. Forjar un nuevo contrato social para los datos —basado en principios clave como el valor, la confianza y la equidad— nos conducirá, en definitiva, a lograr un resultado favorable.

Fuente: Banco Mundial

domingo, 28 de marzo de 2021

Viernes sin Zoom: la propuesta de Citi para disminuir la fatiga pandémica


La hora feliz y el viernes casual, las rosquillas con el equipo y las excursiones para ir por café quedaron en el olvido el año pasado cuando la realidad del trabajo a distancia ha ido acabando con las tradiciones de la oficina.

Los abogados van de la cama a la corte en un paso. Los ejecutivos se limitaron a ponerse una camisa buena. Los pantalones deportivos estuvieron a la orden del día.

Pero Citigroup, uno de los principales bancos del mundo, intenta instaurar una nueva tradición para el final de la semana: los viernes sin Zoom.

La nueva directora ejecutiva del banco, Jane Fraser, anunció el plan de implementar los “Viernes libres de Zoom” en un comunicado enviado el lunes a los empleados. En reconocimiento al hecho de que los trabajadores han pasado una exorbitante parte de los últimos 12 meses con la vista puesta en videollamadas, Citi anima a sus empleados para que limiten el uso de Zoom y otras plataformas de videoconferencia un día a la semana, dijo.

“El desvanecimiento de la línea entre el hogar y el trabajo y la incesante jornada laboral pandémica han afectado nuestro bienestar”, escribió Fraser en el memorando, al que tuvo acceso The New York Times.

“Luego de escuchar a colegas en todo el mundo, quedó claro que necesitamos combatir la ‘fatiga de Zoom’ que muchos de sentimos”, escribió.

El documento decía que ningún empleado de la empresa tendrá que encender su cámara de video para las reuniones internas de los viernes. Las reuniones externas se seguirán realizando: “Las juntas con clientes y reguladores que deben hacerse por Zoom se mantendrán”, decía.

Citi —el tercer banco más grande en Estados Unidos y el 13 del mundo en cuanto a activos según S&P Global— también les pidió a sus 210.000 trabajadores a nivel global que se aseguraran de tomar vacaciones y designó el viernes 28 de mayo como un feriado para que todos los empleados se tomen el día y “reajusten”.

El banco estableció otras medidas para restaurar algo parecido al equilibrio entre la vida laboral y personal. Recomendó a los empleados dejar de agendar llamadas fuera del horario laboral acostumbrado y prometió que cuando puedan volver a las oficinas, la mayoría de los trabajadores tendrán la opción de laborar desde casa hasta dos días a la semana.

“Todos estamos sintiendo el cansancio”, escribió Fraser, que este mes asumió su cargo como CEO de Citi y es la primera mujer en liderar un gran banco en Estados Unidos. Hay mucha presión para redireccionar el rumbo de Citi, luego de que un banquero envió por error casi mil millones de dólares al destinatario equivocado y el banco recibió una multa de 400 millones de dólares por parte de los reguladores federales el año pasado por problemas de larga data.

Pero las quejas por la “fatiga de Zoom” surgieron en todas las industrias y aulas durante el año pasado porque las personas han estado confinadas trabajando en casa y enfrentan horarios llenos de reuniones virtuales. Eso ha hecho que muchas personas sientan que las horas frente a la cámara, a menudo se suman a prolongadas conversaciones en video con amigos.

La sensación generalizada de agotamiento motivó una investigación de la Universidad de Stanford para intentar explicar por qué las videollamadas pueden resultar tan agotadoras.

En un artículo arbitrado que se publicó en la revista Technology, Mind and Behavior el mes pasado, el profesor Jeremy Bailenson, director fundador del Laboratorio de Interacción Humana Virtual de Stanford enumeró varias razones por las cuales las videollamadas son mucho más agotadoras que las conversaciones en persona.

Encontró que el excesivo contacto visual de las videollamadas, la situación no natural de vernos en la pantalla y tener que permanecer en el mismo espacio fijo contribuyen en conjunto a la “fatiga de Zoom”.

Las videollamadas también son un trabajo mental más difícil, dijo Bailenson en un comunicado, porque debemos poner más esfuerzo en realizar e interpretar comunicaciones no verbales. “Si quieres demostrar que estás de acuerdo con alguien, tienes que asentir de forma exagerada o levantar los pulgares”, dijo. “Eso añade una carga cognitiva pues estás empleando calorías mentales para comunicarte”.

Aaron Balick, psicoterapeuta y autor de The Psychodynamics of Social Networking dijo que un error clave que cometieron las empresas cuando establecieron las condiciones del teletrabajo el año pasado fue considerar las llamadas por Zoom como si fueran equivalentes a los encuentros cara a cara. Dijo que no tomaron en cuenta la carga mental adicional en los trabajadores y que se necesita tiempo en calma para procesar lo dicho entre las llamadas.

“Requieren músculos intelectuales distintos”, dijo Balick el miércoles en una entrevista y agregó que las llamadas por Zoom debían tratarse como “una cosa funcionalmente distinta”.

El espíritu que motiva los “viernes libres de Zoom” de Citi es adecuado, dijo, aunque añadió: “si de lunes a viernes vas a hacer un Zoom tras otro y luego tienes el viernes sin ellos, eso no es suficiente”.

Los empleados necesitan más oportunidades para tener tiempo sin interrupciones para trabajar y sin las distracciones de llamadas y reuniones, dijo. Sin la estructura de la rutina de una vida en la oficina, muchas personas también han caído en la trampa de trabajar durante más horas porque no hay señales externas que les indiquen que deben parar, agregó.

Los estudios han encontrado que las tensiones de la pandemia y las mayores cargas de trabajo significan que algunos empleados podrían estar laborando hasta dos horas más al día.

En Wall Street, que incluso antes de la pandemia tenía una reputación infame de horarios extremos, los esfuerzos de Citi por adoptar un enfoque más flexible seguramente no pasarán desapercibidos.

La semana pasada, una encuesta de 13 analistas de primer año en Goldman Sachs llamó la atención en redes sociales pues indicaron que trabajaban un promedio de alrededor de 100 horas por semana y sentían que eran víctimas de abuso laboral.

Goldman respondió con un comunicado que “a un año de la covid, la gente está bastante presionada”. Dijo que estaba “escuchando sus preocupaciones y tomando varias medidas para atenderlas”.

Imagen: CuidatePlus

Fuente: NYT

viernes, 26 de marzo de 2021

La inteligencia artificial y algunos androides puestos a soñar


En el relato original que hace Protágoras, Prometeo y Epimeteo distribuyen, por encargo de los dioses, capacidades y atributos entre los seres humanos. Pero Prometeo, por iniciativa propia, les cede también el poder conferido por el dominio de la razón técnica. Esa osadía divina fue la que sirvió como punto de apoyo e inspiración para que en 1816, en la brumosa mansión de la Villa Diodati a orillas del lago Léman de Ginebra, Mary Shelley modernizara el mito griego clásico a través de la desestabilizadora figura del Doctor Frankenstein.

La obsesión por crear vida artificial que dominaba a aquel ficticio y afiebrado estudiante de medicina tardó poco más de un siglo en producir efectos en la realidad. Frankenstein, o el moderno Prometeo arrojó sobre las posibilidades de la ciencia una pátina de oscuridad que se extendería hasta la primera mitad del siglo XX, cuando la fisiología experimental reavivó el interés por la obra de Shelley y la más ominosa de las preguntas volvió a sacudir los claustros científicos: ¿podía el laboratorio transformarse en el lugar donde el hombre equiparara el poder creativo de Dios?

La palabra “Robot” (del checo “robota”, que literalmente refiere a “trabajo”y fue introducida por el escritor Karel Capek por primera vez en el año 1920, en la obra de teatro R.U.R) refiere a una máquina capaz de imitar algunos movimientos o funciones del cuerpo humano, pero todavía carente de “alma”. La posibilidad de introducir emociones humanas en un autómata ya había sido, sin embargo, objeto de pruebas de una literatura fantástica y terroríficamente especulativa que funcionaba como desprendimiento del romanticismo y anticipaba lo que hoy llamamos ciencia ficción.

Tanto en El hombre de arena (1817) de E.T.A. Hoffman como en La Eva futura (1886) de Villiers de L’isle Adam, sendas “personas artificiales” se confundían entre los seres humanos para trastornar percepciones y convicciones, dejando a la intemperie las zonas de sombra de un racionalismo cuyas esperanzas en el ilimitado progreso científico de la humanidad habían terminado por liberar aquellos avances de cualquier obstáculo ético y moral.

Pinocho le pedía al Hada Azul ser “un niño de verdad”, y la concesion de ese deseo asociaba la humanización con el sufrimiento. Pero ¿puede una “cosa”, en el caso de la obra de Carlo Collodi un muñeco de madera, realmente sufrir?

Como atributo de la sensibilidad humana, el dolor físico y psíquico jugaba allí el papel revelador de aumentar la realidad que rodeaba al protagonista. El sufrimiento (al obligarnos a aprender cómo evitarlo) nos protege como especie y confirma al ser humano como eslabón fundamental de la creación, pero para Collodi no era más que un atributo del pensamiento.

La crueldad de la obra original del periodista y escritor italiano puede funcionar como clave para ubicarlo como antecesor de Wittgenstein: sentir dolor equivale a pensar qué es el dolor. Entonces: ¿Puede una máquina pensar el mundo de la misma manera en que lo piensa un ser humano? Las sublimes, inmortales palabras finales del androide/replicante, interpretado por Rutger Hauer en la culminación de Blade Runner (1982), basada en una obra literaria de Philip K. Dick, arriman una respuesta.

Ya en 1950, Alan Turing, considerado el padre de la informática moderna, había sentado las bases de los estudios sobre inteligencia artificial al preguntarse si realmente era posible construir una máquina pensante, encrucijada que no es sólo científica sino moral. Y a la que la ciencia ficción como género comenzó a ofrecer respuestas que pivotearon, con variaciones, sobre ese evento futuro al que otro pionero de la computación, John von Neumann, definió como un acontecimiento tecnológico en la historia de nuestra especie más allá del cual los asuntos humanos, tal como los conocemos, no podrían continuar.

A partir de allí, la singularidad anticipada por Neumann se volvió, en manos de novelistas y cineastas, catástrofe maquínica y conflicto biológico. Hasta hoy, la llamada “Inteligencia Artificial” ha logrado copiar el proceso de pensamiento humano, pero no imitarlo. Si esto ocurriera, ¿hasta qué punto estaríamos, como especie, en peligro?

En la reciente ficción Máquinas como yo, el escritor inglés Ian McEwan imagina una Inglaterra de los años 80 totalmente distópica, que ha perdido la guerra de Malvinas y en la que Alan Turing no sólo no se ha suicidado a causa del escarnio público que siguió a los juicios por homosexualidad que se le realizaron en los años 50, sino que ha creado dos prototipos de seres humanos sintéticos capaces de diseccionar la psicología de las personas “reales” con un grado aterrador de precisión y sofisticación.

La vida artificial mejorando y suplantando la “calidad” de la humanidad es la contraseña aterradora de esa ciencia ficción que alumbra un mundo donde seres humanos y androides dotados con sus mismas características intelectuales conviven de mala manera y deben zanjar sus diferencias, como en el parque de diversiones de Westworld, donde los androides se rebelan contra sus creadores.

En Alien, el octavo pasajero (1974) de Ridley Scott, la siniestra “Mother” es la inteligencia artificial que conduce y domina la nave espacial Nostromo, vuelta coto de caza sideral, soslayando cualquier voluntad humana que atente contra la misión biológica que se le ha encomendado a la expedición científico-militar de la que participa la aguerrida teniente Ripley encarnada por Sigourney Weaver.

La no menos autoritaria HAL 9000 de 2001, una odisea del espacio (1968, un año antes de la llegada a la luna) de Stanley Kubrick, adaptada de una novela de Arthur C. Clarke, se arrogaba el poder de decidir si los astronautas a su cargo estaban o no “fallando” en sus objetivos, y la todopoderosa Skynet –anticipación escalofriante de la hoy omnipresente World Wide Web– optaba por la eliminación de la raza humana a nivel global en un microsegundo, tal como el desesperado combatiente del futuro Kyle Reese le relata a la aterrada Sarah Connor en la seminal Terminator (1984), de James Cameron, acaso la más imaginativa y contundente especulación ficcional sobre una futura guerra entre el hombre y las máquinas inteligentes que él mismo ha perfeccionado.

Fuente: Clarin

jueves, 25 de marzo de 2021

Hombre con parálisis vuelve a caminar gracias a exoesqueleto controlado con la mente


No, no estamos hablando de una película de ciencia ficción. Hoy te traemos la increíble pero real, historia del joven tetrapléjico que ha podido volver a caminar gracias a un exoesqueleto que está controlado con su propia mente. ¡De locos!

El exoesqueleto permanece conectado directamente al cerebro del hombre en cuestión, por medio de unos sensores especiales. Como consecuencia, mientras tiene puesto el traje, el hombre se vuelve capaz de mover los brazos y las piernas robóticas del exoesqueleto, como si fueran las suyas.

No obstante, el invento aún no le permite total independencia, ya que al ponerse el traje, todavía debe permanecer suspendido en el aire con un arnés para evitar que caiga al suelo.

Tecnología sin límites

Si bien no es la primera vez que se llevan a cabo este tipo de investigaciones, sistemas anteriores requerían tener cables conectados directamente al cerebro del individuo para obtener los mismos resultados. Esto incrementaba el riesgo de padecer infecciones y por ello, no era recomendable.

Para mejorar y desarrollar un sistema superador, el investigador Louis Benabid de la Universidad de Grenoble en Francia decidió colocar electrodos en la parte superior del cerebro.

Los investigadores realizaron diversas exploraciones cerebrales para mapear qué zonas del cerebro se activaban cuando el hombre pensaba en caminar o en mover los brazos. Una vez hecho esto, procedieron a instalar sensores cerebrales con electrodos.

Fuente: Cultura Filosofica

martes, 23 de marzo de 2021

Procesamiento del lenguaje natural: una piedra angular en la gestión del conocimiento en la era digital


El entendimiento que tiene una organización sobre la información con la que cuenta, es clave para su éxito y para serle aún más útil a sus clientes. Gran parte de esa información está escrita en texto, lo que hace al texto un tipo de dato muy valioso; sin embargo, en estos días la enorme cantidad de datos que se genera en la mayoría de las organizaciones excede la capacidad manual de sus trabajadores de entenderlos y de hacer uso correcto de estos.

Desde hace 20 años, la International Data Corporation (IDC) estimó que los knowledge workers invertían hasta el 30% de sus jornadas tan solo buscando información, e investigaciones más recientes indican que ese porcentaje es inclusive más alto en la actualidad. Los científicos de datos, por ejemplo, dedican aproximadamente el 82% de su tiempo a buscar, limpiar, transformar y gestionar datos, lo que se apega a nuestro modelo iceberg de IA. Eso significa que dedican solo el 18% de sus horas laborales al entendimiento de datos, lo que presenta un gran desafío para las organizaciones que necesitan llevar a cabo análisis de calidad para la toma de decisiones.

¿Cuál es la solución entonces? Entrenar máquinas para automatizar los procesos de análisis de datos. Si realmente quieren aprovechar al máximo la información que generan, las organizaciones actuales deben de ser capaces de analizar datos a gran escala, y no hablamos de 10 documentos a la vez, sino de millones de documentos. Las técnicas de procesamiento del lenguaje natural (PLN) hacen exactamente eso.

El lenguaje es como compartimos el conocimiento

Para comprender el valor del procesamiento del lenguaje natural, basta con ver la importancia del lenguaje. Al principio de nuestra especie, vivíamos en pequeños grupos que se reunían por las noches alrededor de una fogata para compartir historias. Esas historias estaban llenas de conocimiento útil que nuestros antepasados aprendieron a través de sus experiencias, y fue el lenguaje el que permitió la transferencia de ese conocimiento tan trascendental. Con el tiempo y a medida que las sociedades crecieron, estas historias comenzaron a presentarse por escrito para que pudieran transmitirse a las generaciones futuras; posteriormente buscamos formas para almacenar y compartir este conocimiento, y comenzaron a aparecer las bibliotecas, como la Biblioteca de Asurbanipal, establecida en el siglo VII a. C., y la famosa Biblioteca de Alejandría fundada alrededor del año 250 a. C., y que contenía hasta 400.000 pergaminos.

Esta situación continuó evolucionando durante miles de años y requirió una actualización periódica de los métodos utilizados para organizar y compartir ideas. Fue así como nació el campo de la gestión del conocimiento, que responde a la necesidad de organizar, compartir y adaptar constantemente el conocimiento adquirido.  Una de las primeras menciones del término “gestión del conocimiento” fue en la década de 1980, cuando Toyota, el fabricante de automóviles, adoptó una serie de rutinas para la transmisión de información; por ejemplo, pedirles a sus trabajadores de la línea de montaje que al finalizar su jornada completaran un informe sobre sus actividades y lo compartieran con sus colegas que estaban por iniciar el siguiente turno. El medio para esta transferencia de conocimiento fue, por supuesto, el lenguaje.

Durante las últimas décadas, la tecnología ha avanzado rápidamente y hemos visto un incremento en el uso de bases de datos, sistemas de gestión de registros, taxonomías y ontologías complejas para tratar de ordenar la saturación de información que caracteriza a nuestra existencia. Hoy vivimos en un mundo en donde cada día se intercambian 300 mil millones de correos electrónicos, y en donde se espera que, para el 2025, la cantidad de datos generados diariamente supere los 460 exabytes, que equivale a alrededor de 460 mil millones de gigabytes. Actualmente, la cantidad de texto creada por una organización en un solo día puede ser exponencialmente mayor que toda la colección de palabras en la Biblioteca de Alejandría en su momento de mayor apogeo.

En medio de esta tormenta continua de datos nuevos, luchamos por recrear lo fácil que fue compartir conocimiento al lado de esa fogata. Seguimos pensando que si tuviéramos la metodología adecuada, los documentos correctos o la plataforma de software más apta, seguramente lograríamos recrear esa dinámica y su vez, podríamos volver a compartir de manera efectiva la información que necesitamos para hacer mejor nuestro trabajo. Sin embargo, la realidad es que tenemos demasiados datos para hacer esto por nosotros mismos a gran escala.

La PLN es clave para gestionar los flujos de conocimiento

Entonces, ¿cómo puede ayudar el procesamiento del lenguaje natural? La PLN nos brinda las herramientas para capacitar a las máquinas a que imiten la comprensión de palabras y lenguaje, el cual sigue siendo nuestro medio central para compartir conocimiento.

Las técnicas de procesamiento del lenguaje natural ya juegan un papel en tu vida diaria. ¿Has tenido una “conversación” con tu banco a través de un chat? Eso es PLN. ¿Has utilizado la función de autocompletar cuando escribes un texto en tu móvil? Eso es PLN. O piensa en lo que sucede cuando le preguntas a Alexa qué horas son, y ella responde que son las 10 PM. Ella escuchó tu pregunta, convirtió ese sonido en texto, evaluó lo que probablemente estabas buscando, consideró tu ubicación y le dio sentido a todo eso para brindarte una respuesta precisa en apenas 1 segundo. Eso es PLN.

Las empresas ya utilizan PLN todos los días para aumentar ingresos y/o reducir costos. Por ejemplo, Globe Telecom en Filipinas, con más de 62 millones de clientes, implementó un chatbot para reducir la presión de su centro de llamadas, lo que generó un aumento del 22% en la satisfacción del cliente, una reducción del 50% en las llamadas a la línea directa y un aumento del 350% en la productividad de los empleados. Estas técnicas se han convertido en herramientas de gestión del conocimiento invaluables para respaldar los flujos de información dentro de una organización. JPMorgan Chase, por ejemplo, implementó un bot que era capaz de leer documentos legales y analizar contratos complejos ahorrando así más de 360.000 horas de mano de obra en sus primeros 10 meses. Otro buen ejemplo es el Ministerio de Modernización de Argentina, que desarrolló una herramienta de PLN, TextAr, que lee las preguntas externas que recibe la Secretaría de Relaciones Parlamentarias, y con base en el contenido las categoriza automáticamente para generar un informe dirigido a las partes responsables de trabajar con esa información. Esto ahorra cientos de horas que se dedicaban a leer estos mensajes uno a uno.

En el BID, el uso de la inteligencia artificial es una pieza central de nuestro abordaje de la gestión del conocimiento, y aprovechamos las técnicas de PLN para desarrollar herramientas que enfrenten los desafíos en la gestión del conocimiento, como ubicar experticia, resumir documentos, clasificar artículos, sistematizar aprendizajes, organizar conocimiento para mejorar su SEO, clasificar grandes cantidades de texto y crear un mapa de vocabulario organizacional para identificar conocimiento relevante.

Al paso al que se están acumulando los datos, el PLN ofrece un enfoque radical y rentable para lidiar con la enorme cantidad de texto que las organizaciones generan diariamente. Como tal, los profesionales actuales de la gestión del conocimiento deben comprender cómo utilizar las técnicas y herramientas de PLN para apoyar el intercambio de conocimiento y cómo incorporarlas a su toolkit. Eso mejorará nuestra capacidad para generar soluciones a gran escala que aumenten la capacidad de gestión del conocimiento y transformen los datos existentes de una organización en conocimiento valioso.

Fuente: Abierto al Publico

lunes, 22 de marzo de 2021

Vende pedos por USD 85, aprovechando la moda de las criptomonedas


Un cineasta estadounidense decidió burlarse (y beneficiarse) de la moda de las criptomonedas: puso a la venta una colección de audios de pedos grabados en cuarentena, y por lo que parece, están empezando a venderse.

«Si la gente vende arte digital, ¿por qué no vender pedos?» dice Alex Ramírez-Mallis, de 36 años, sobre su original incorporación al mercado NFT basado en blockchain.

Su NFT, llamado «Un año calendario de pedos registrados», comenzó a incubarse en marzo de 2020 cuando, al comienzo del bloqueo global del coronavirus, Ramírez-Mallis y cuatro amigos comenzaron a compartir grabaciones de sus pedos en un chat grupal en WhatsApp. Un año después, el cineasta y sus colegas compilaron las grabaciones en 52 archivos de audio Master Collection de un minuto. Ahora, la oferta máxima por el archivo es actualmente de US$ 183.

Los NTF (Non-Fungible Token) son un tipo de criptomoneda, se trata de activos digitales, generalmente piezas únicas de trabajo creativo, generados por el mismo tipo de tecnología blockchain que impulsa las criptomonedas como Ether y Bitcoin. Dado que cada pieza es única, tienden a tener un valor más alto. Han ganado popularidad para mercantilizar creaciones digitales como el arte, y los artistas recurren a la criptografía para ganar dinero a medida que los ingresos se han visto afectados debido a la pandemia.

Quien quiera adquirir el archivo completo deberá pagar actualmente US$ 183, mientras que las grabaciones de pedos individuales también están disponibles por 0.05 ethereum, o alrededor de US$ 85 por grabación.

“Si el valor aumenta, podrían tener un pedo extremadamente valioso en sus manos”, dijo.

Ramírez-Mallis y sus amigos no empezaron a grabar sus pedos pensando en las ganancias, pero la reciente locura de NFT (que ha visto la propiedad de activos abstractos ser vendida por incluso cifras de ocho dígitos), proporcionó la salida perfecta para compartir su catálogo de pedos.

“La locura de NFT es absurda: esta idea de poner un valor en algo inherentemente intangible”, dijo Ramírez-Mallis, haciendo referencia a capturas de pantalla de capturas de pantalla y al concepto de colores que actualmente se venden como NFT. «Estos NFT ni siquiera son pedos, son solo cadenas alfanuméricas digitales que representan la propiedad».

Aunque consciente de que el concepto se ha convertido en una locura, Ramírez-Mallis todavía espera sacar provecho de él.

«Espero que estos pedos de NFT puedan criticar lo absurdo, y a la vez, hacer reír a la gente y hacerme rico», dijo.

Pero, admite, existe un precedente histórico para el concepto de NFT.

«En muchos sentidos, esto es una burbuja, pero también ha existido desde siempre», dijo, comparando los NFT con coleccionistas de arte ricos que compran obras caras, las almacenan y solo muestran su certificado de propiedad, y luego las venden por más dinero. «La compra y venta de arte simplemente como una mercancía para almacenar valor ha existido durante siglos, y los NFT son solo una forma digital de representar esa naturaleza transaccional del arte. El arte es solo un avatar por valor”.

“Hay un viejo dicho, ‘¿Por qué no enmarcan el dinero?’ concluye Ramírez-Mallis, “y esta es realmente la encarnación de esa idea”.

El mercado NFT está obteniendo grandes rentabilidades, siendo usado como vehículo de inversión, y está recibiendo unas ventas astronómicas como la obra de Beeple que llegó a venderse por 69 millones de dólares en el mundo del crypto art, así como también en otras industrias como la deportiva, con la venta del cromo digital de Cristiano Ronaldo que alcanzó los 289.920 dólares.

Fuente: periodismo.com

domingo, 21 de marzo de 2021

Nuevo atlas confirma elevada presión sobre la Amazonia


La minería, la deforestación, la actividad agropecuaria, las hidroeléctricas, los hidrocarburos, la expansión urbana y la densidad vial incrementaron en la última década la presión sobre la Amazonia, según mostró el Atlas 2020 elaborado por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg).

La fragilidad de la región amazónica se evidenció con la pandemia de covid-19, que mostró la vulnerabilidad de sus 47 millones de habitantes, y en particular de los 2,2 millones de indígenas repartidos en 410 pueblos diferentes, destacó la red.

La Raisg está integrada por ocho organizaciones no gubernamentales dedicadas al estudio y defensa del ambiente en seis países, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, y el Atlas que acaba de ver luz sigue al publicado en 2012.

Todas sus mediciones y análisis de datos concuerdan en que “en la última década hubo un ritmo acelerado de crecimiento de las presiones y amenazas, así como sus síntomas y consecuencias en la Amazonia”,  con 26 por ciento de su territorio bajo presión “alta” y siete por ciento “muy alta”.

De sus 8 470 000 kilómetros cuadrados, las áreas con mayor presión se localizan en las zonas periféricas del bioma, en las zonas montañosas y de piedemonte situadas en Ecuador al oeste, Venezuela al norte y Brasil al sur.

Las zonas con “interés minero” eran 52 974 en 2012 y aumentaron a 84 767 en 2020, ocupando 188 374 kilómetros cuadrados, y un tercio de las localidades de minería ilegal (1423) están en Venezuela, aunque solo tiene 5,6 por ciento de la Amazonia.

Los lotes petroleros ocupan 9,4 por ciento de la superficie amazónica, con 369 de ellos en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, alcanzando territorios de pueblos indígenas, algunos de ellos no contactados o en aislamiento voluntario.

Entre 2001 y 2019 el avance del fuego afectó 13 por ciento de la Amazonia, 1,1 millones de kilómetros cuadrados, un espacio del tamaño de Bolivia.

En 2018 la Amazonia mantenía 83,4 por ciento de su cobertura vegetal natural, pero entre 1985 y ese año el bioma perdió 724 000 kilómetros cuadrados de esa vegetación, un área similar al territorio de Chile.

La actividad agropecuaria es responsable de 84 por ciento de la deforestación en la Amazonia, incrementándose desde 2015. En 2018 fueron talados más de 31 000 kilómetros cuadrados de bosque, el tamaño de Bélgica o la mitad de Panamá.

Las hidroeléctricas –unidas al represamiento de los ríos- suman 177, y las usinas (UHE) con capacidad superior a 30 Mwh se incrementaron 47 por ciento, pasando de 51 en 2012 a 75 en 2020.

La densidad vial, calculada a partir de la extensión de carreteras y territorio, es de 18,7 kilómetros por cada 1000 kilómetros cuadrados, y los países que lideraron la expansión en la década considerada fueron Colombia, Perú y Venezuela.

El Atlas dedica un capítulo a la urbanización de la región e incluso recoge un concepto de la investigadora brasileña Bertha Becker, según quien la Amazonia se convirtió en “un bosque urbano”. En 2009, de sus 33,56 millones de habitantes, 20,9 millones vivían en las ciudades.

Actualmente tres cuartas partes de la población amazónica de Brasil viven en ciudades grandes y medianas, y sufren problemas como falta de saneamiento y violencia. Tres de las capitales regionales amazónicas están entre las 50 ciudades más violentas del mundo: Manaus, Belém y Macapá.

La economía ilegal que devasta la selva mueve miles de millones de dólares al año, a través de “caminos forestales” que no figuran en la cartografía oficial. La extracción de madera, la minería y los cultivos ilícitos son tres de las actividades económicas que proliferan sustentadas por la demanda internacional de sus productos.

El Atlas registra que los territorios indígenas (TI) comprenden 2 376140 kilómetros cuadrados, 27,5 por ciento de la Amazonía, mientras que hay 2 123 007 kilómetros cuadrados de Áreas Naturales Protegidas (ANP), 24,6 por ciento de la región. Hay 420 563 kilómetros cuadrados de áreas superpuestas de TI y ANP.

El estudio enfatiza que “para comprender la conservación de la diversidad de vida y paisajes en la amazonia es necesario reconocer el papel de los pueblos indígenas en la protección de sus territorios por medio de sus tradiciones y costumbres”.

Al cabo de reunir centenares de indicadores de la devastación, el Atlas concluye que “la Amazonia, su biodiversidad y sus pueblos indígenas, están viviendo un momento crítico, un ritmo de degradación sin precedentes en su historia”.

Imagen: RAISG

Fuente: IPS

viernes, 19 de marzo de 2021

Organizaciones de Derechos Humanos de la región lanzan Sonríe #estamosvigilando


El Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), Derechos Digitales, FLIP, IDHUCA, y Open Knowledge Brasil presentaron hoy en simultáneo solicitudes de acceso a la información pública en Brasil, Chile, Colombia, y El Salvador para obtener información sobre los procesos llevados a cabo por esos países para adquirir e implementar tecnologías con capacidad de vigilancia durante la pandemia del COVID-19 y evaluar su impacto en los derechos humanos de las personas. Las solicitudes buscan también conocer distintos aspectos asociados a las tecnologías, incluyendo sus funcionalidades, políticas de privacidad, condiciones de almacenamiento de datos, entre otras.   

Estas solicitudes de acceso a la información marcan el lanzamiento de la iniciativa conjunta Sonríe #estamosvigilando, que tiene el objetivo de exigir transparencia y rendición de cuentas respecto del uso de tecnologías que pueden impactar en nuestros derechos, tanto durante la pandemia como en otros contextos.  Junto con las solicitudes, las organizaciones presentan su campaña y el sitio web en el cual se puede dar seguimiento a las solicitudes, acceder a las respuestas y a recursos relevantes.  Se trata de un sitio web dinámico, que se irá actualizando constantemente, ofreciendo una biblioteca jurídica con los insumos generados durante y a partir de los procesos locales con la finalidad de animar al inicio de solicitudes similares en otros países. 

Con diversas estrategias, el proyecto propone generar discusiones, recursos e iniciativas para proteger los derechos humanos que pueden verse afectados por el uso de tecnologías con capacidades de vigilancia sin las salvaguardas, restricciones y controles necesarios.

La pandemia del COVID-19 ha llevado a muchos países de la región a adquirir, desarrollar e implementar tecnologías como mecanismos de respuesta al virus. Sin embargo, muchas veces se desconoce sobre sus alcances y eficacia, así como sobre los impactos que pueden tener sobre derechos fundamentales como la privacidad, la libertad de expresión, la igualdad y la integridad. Sin información y control sobre esto son elevados los riesgos de vulneración de derechos. 

La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para garantizar que las tecnologías con capacidad de vigilancia no violen derechos humanos y sean usadas con apego a los criterios de legalidad, necesidad y proporcionalidad. Los Estados deben generar procesos diligentes y garantizar el acceso a la información pública necesaria para fiscalizar la protección de nuestros derechos y permitir el acceso a la justicia. 

Las organizaciones partes de esta iniciativa invitan a la comunidad de derechos humanos y personas y grupos interesados a sumarse y seguir la campaña y acciones que se irán actualizando en el sitio web y en las distintas plataformas sociales en miras a multiplicar el mensaje de la necesidad de transparencia para la protección de los derechos humanos.

Imagen: elentrerios.com

Fuente: Derechos Digitales

jueves, 18 de marzo de 2021

El audio si importa: ¿Cómo se puede mejorar el audio en las videoconferencias?


Tras la imposición del teletrabajo en muchas instituciones educativas la importancia en la calidad de las vídeo llamadas se ha tornado en una de las preocupaciones más frecuentes entre los maestros. Por tanto, si para ti y tu clase la videoconferencia es fundamental y no quieres arriesgarte a dar una mala imagen quédate con nosotros en este post.

En una videoconferencia profesional, no puedes permitir que el sonido reste protagonismo a las reuniones online de tu clase y mucho menos que transmita una mala imagen. Por esto, acompáñanos en este post y descubre los 4 factores que marcaran la diferencia entre conseguir un sonido profesional o un sonido paupérrimo.

1. El espacio o ambiente: reduce el eco en tus conferencias

El tamaño de la sala es fundamental para decidir el tipo de micrófono. Algunos espacios sin ningún tipo de decoración suelen crear reverberación del sonido, esto debido a que el sonido viaje sin ningún tipo de contención hasta las paredes generando un efecto de rebote que distorsiona la voz.  Si la reverberación es muy alta pueden producirse ecos muy molestos.

Sin embargo, incluso con equipos profesionales es recomendable seguir ciertos consejos para la ambientación de una sala de videoconferencia. Sin duda la incorporación de  ciertos elementos decorativos contribuirá a una mejor calidad de sonido. Aquí algunos consejos para el ambiente de videoconferencia:
  • Evite dentro de la sala la existencia de elementos que generen demasiado ruido, como pueden ser aires acondicionados de mucho sonido, heladeras o espacios cercanos a avenidas muy ruidosas. Si de cualquier modo es inevitable que la sala de videoconferencia se encuentre en una avenida principal recomendamos disponer de ventanas compactas con buen sellado al cerrar.
  • Decora la sala con elementos que absorban la reverberación causante del llamado ruido de las videollamadas. Intente usar materiales y objetos blandos que ayuden en esta absorción de ruidos. Para el suelo, por ejemplo, el uso de moquetas o alfombras ayudará mucho a absorber la reverberación de su sala.
  • Intente usar elementos decorativos para la sala. Una habitación “desnuda” repercutirá en una mayor reverberación durante nuestras llamadas. Objetos como macetas con plantas o cortinas suelen ser un buen complemento.
  • Use techos con planchas insonorizantes. Gracias al uso de estas planchas el sonido se verá amortiguado por la “esponjosidad” de este tipo de techos. Además, podrás jugar con los colores y formas de tus planchas para darle un toque personal a tu sala de conferencias.
2. El tamaño de su sala

El punto anterior es sumamente importante para la decoración de tus salas. Aunque también es necesario tener en cuenta el tamaño de la misma. Una sala pequeña suele tener menos problemas de acústica que una sala grande. Por ejemplo, en una sala pequeña un sólo Laia t-Pod Wifi  o un Laia t-Pod Trio con su función tres en uno (manos libres, teléfono VoIP y un terminal de videoconferencia) serán más que suficiente para cubrir el sonido de toda la sala. Además, hay que recordar que todos nuestros equipos de audio tienen reducción digital de ruido, por lo que la cancelación del eco acústico será un factor muy positivo por lo que tener en cuenta nuestros micrófonos.

Por el contrario, si lo que nos encontramos es ante una sala grande de reuniones, un sólo Laia t-Pod Wifi o el Laia t-Pod Trio pueden ser insuficiente para recoger todos los sonidos de la sala. En este caso, opciones como las del Laia t-Pod Dual o Laia t-Pod Quad, suelen ser soluciones más completas. Además, destacamos una de las últimas incorporaciones en la familia de micrófonos de Laia: el Laia t-Pod Beamforming. Un terminal con tecnología Beamforming con la que podrás manejar la señal de radiofrecuencia a través de un punto de acceso que utiliza múltiples antenas para transmitir la misma señal. Perfecto para recoger todos los sonidos en salas de reuniones medianas y grandes gracias a su matriz de 12 micrófonos unidireccionales internos. O si lo que buscas es una solución de audio de calidad incorporada en la sala puedes optar por el Laia t-Pod Air Pro: el micrófono omnidireccional de techo 360º.

3. Aumentar el rango de frecuencias

El ejemplo que se usa normalmente para explicar esto es el de los teléfonos tradicionales. Este tipo de dispositivos limitan su rango de frecuencias a una tercera parte de lo que abarca la voz. Esto quiere decir que gran parte de nuestro discurso puede perderse durante la reunión. Lo que debemos hacer es conseguir unos equipos que aumenten este rango de frecuencias para intentar intentar identificar a todos los interlocutores, lo que conlleva a una mejor comunicación y comprensión durante tus reuniones. Es por esto por lo que este tipo de equipos conviene que extiendan esta frecuencia desde los 20HZ hasta los 20000Hz, que se corresponde con el rango del oído humano.

4. La distribución del sonido

Para poder explicar bien este punto, debemos de revisar lo dicho en el primer punto de este post: el tamaño de las salas. En este primer punto hacíamos alusión a lo importante que es saber qué tipo de sala tenemos. Una sala de reuniones grande, por ejemplo, requerirá de una serie de equipamiento técnico que, para una sala de reuniones pequeña, resultaría innecesario. Ejemplo de esto son los altavoces externos. Para una sala de reuniones pequeña puede que con el simple audio del monitor con el que estemos interactuando puede ser suficiente. Pero, para una sala de reuniones mediana o grande, puede ser necesario de algún tipo de altavoz externo que incluir en nuestras reuniones. Gracias a este tipo de terminales, el audio se distribuirá de una manera correcta en todos los espacios de la sala de reuniones, llegando así a todos los interlocutores de la misma.

Pero para tener una calidad de audio óptima en todos y cada uno de los lugares de la sala no necesitas hacer un desembolso económico de unos altavoces. La familia de micrófonos profesionales de Laia sabe esto, por lo que la mayoría de sus micrófonos son, a su vez, micrófonos y altavoces. De esta forma podrás escuchar y recoger la información desde distintos puntos de la sala de reuniones.

Imagen: Dreamstime

Fuente: Web del maestro CMF

miércoles, 17 de marzo de 2021

Para los creadores en internet, todo está a la venta


Una serie de nuevas empresas emergentes están facilitando que los creadores digitales moneticen cada aspecto de sus vidas, hasta lo que comen, con quién pasan el rato y a quién le responden en TikTok.

Decenas de millones de personas de todo el mundo se consideran creadoras y esa economía representa el “tipo de pequeña empresa de más rápido crecimiento”, según un informe de 2020 publicado por SignalFire, una firma de capital de riesgo.

Sin embargo, a medida que el mercado se vuelve más y más competitivo —y las plataformas y sus algoritmos siguen siendo poco fiables— los creadores están concibiendo nuevas fuentes de ingreso hiperespecíficas.

Una variante está encarnada por NewNew, una empresa emergente de Los Ángeles que describe su producto como un medio que crea un “mercado bursátil humano”. En la aplicación, los admiradores pagan por votar en encuestas para controlar las decisiones cotidianas de un creador.

Por ejemplo, un creador puede usar NewNew para publicar una encuesta y preguntar qué suéter debe usar ese día, con quién debe verse y adónde debe ir. Los seguidores compran su poder de votación en la plataforma de NewNew con el fin de participar en las encuestas y, con suficiente poder de votación, tienen la oportunidad de ver cómo su celebridad favorita experimenta lo que ellos desearon, como un juego de “elige tu propia aventura” en la vida real.

“Los creadores se están quedando sin ideas, pero sus admiradores quieren más y más”, explicó Jen Lee, de 25 años, fundadora de una popular comunidad de economía de creadores en Discord. “Al monetizar cada aspecto de sus vidas, pueden extraer valor de sus interacciones diarias”.

Courtne Smith, fundadora y directora ejecutiva de NewNew, dijo que la empresa era “similar al mercado bursátil”, pues “puedes comprar acciones, que en esencia son votos, para poder controlar un cierto nivel de la vida de una persona”.

“Estamos construyendo una economía de atención en la que se pueden comprar momentos en la vida de otras personas y lo llevamos al siguiente nivel al permitir que las personas controlen esos momentos”, afirmó.

La plataforma comenzó su fase de uso preliminar con un grupo limitado de verificadores beta la semana pasada y varias estrellas de TikTok y YouTube ya comenzaron a ganar dinero.

“¿Alguna vez has querido controlar mi vida?”, preguntó Lev Cameron, un popular creador de 15 años con 3,3 millones de seguidores en TikTok, en un video reciente publicado en NewNew. “Esta es tu oportunidad. Podrás votar para controlar lo que hago a lo largo del día y luego te mostraré si termino haciendo las cosas por las que votaste”.

Luego les preguntó a sus fans cuál juego debería practicar con sus amigos: el quemado o a atrapar. En el fondo del video sus amigos gritaban “¡atrapar!”.

Por desgracia, el 78 por ciento de los fans votaron por el quemado. (Cameron dijo que en realidad no quería jugar el quemado porque podría dañar una valla del patio, pero los fans se habían pronunciado).

“Cuando votan, hago lo que ellos votan”, dijo. “No es que, en secreto, hago lo otro. Es sorprendente la cantidad de gente que vota y lo que vota”. (Cameron también ha permitido que los fans dicten lo que ve, los videojuegos a los que juega y el nombre de su hámster).

Smith dijo que la plataforma se reserva el derecho de prohibir a los usuarios que publiquen encuestas ofensivas, inapropiadas, peligrosas o que infrinjan la ley.

Aunque la prueba beta sigue siendo solo para creadores, Smith espera que, con el tiempo, todo el mundo —desde las celebridades hasta la gente común— pueda aprovecharla para monetizar sus vidas.

“Claro que es divertido controlar a un famoso o a una celebridad, pero es igual de divertido controlar a un compañero de la escuela, o la exnovia de tu novio, o un autor que planea su próxima novela de ciencia ficción, o el fundador de una empresa de cosméticos que crea su próxima paleta de maquillaje”, dijo. “No importa lo aburrido que creas que eres, siempre hay alguien que encontraría tu vida interesante hasta el punto de estar dispuesto a pagar”.

Comentarios, colaboraciones y criptomonedas

Los creadores famosos que aún no lucran con los pormenores de sus vidas siguen ganando dinero a partir de interacciones digitales diarias (¿por qué comentar, compartir o darle me gusta a las fotografías o los videos de alguien si no te pagan por hacerlo?).

Recientemente, una plataforma llamada PearPop se ha vuelto popular por permitirles a los fanáticos pagar por interactuar con sus ídolos en redes sociales. Por 250 dólares, por ejemplo, la estrella de TikTok Griffin Johnson dejará un comentario en tu video. Si no te sobran los 250 dólares, puedes hacer tu mejor oferta.

“Antes, monetizar la presencia en redes sociales solo era una opción para los creadores que tenían muchos seguidores y que podían conseguir patrocinios de marcas importantes”, explicó Cole Mason, cofundador y director ejecutivo de PearPop. “Ese ya no es el caso. La idea de PearPop es democratizar la monetización para los creadores al proporcionar algo que es igual de conveniente para los creadores con 10.000 seguidores que para los que tienen 10 millones”.

Las colaboraciones entre estrellas (y creadores en ascenso) también se están monetizando con una facilidad cada vez mayor. Otra nueva herramienta, Stir, busca ayudar a los creadores a dividir las ganancias de los videos que hacen juntos.

“Creemos que el futuro de la monetización para creadores es la colaboración”, dijo Joseph Albanese, director ejecutivo y cofundador de Stir. “Dejamos que los creadores tomen cualquier medio que les genere ganancias, ya sea un video de YouTube o una tienda de Shopify, y dividan los ingresos con otros creadores”.

El mundo de las criptomonedas también ha demostrado ser atractivo para los creadores que quieren monetizar sus interacciones.

Rally.io, una plataforma de criptomonedas, les permite a los creadores desarrollar su propia moneda digital para forjar economías independientes con sus seguidores. Los admiradores pueden adquirir la moneda del creador y usarla para tener acceso a contenido exclusivo o privado.

La estrella de Clubhouse Bomani X ha empezado a ofrecer su propia moneda llamada $BOO Coin y el creador de Twitch FanHOTS ha lanzado la $FAN Coin; los fanáticos que tengan la moneda pueden usarla para elegir cuál será su personaje en los juegos en línea.

Luego está el mundo de los tokens no fungibles (TNF), que son artículos de arte y medios digitales que viven en línea. Si bien cualquiera puede ver un TNF en internet —los compradores no son “dueños” de nada en un sentido físico— se han convertido en un mercado de rápido crecimiento. Los artículos de medios digitales funcionan como piezas únicas de colección. La estrella de YouTube Logan Paul hace poco vendió 5 millones de dólares en TNF.

“Existe la posibilidad de ganar una enorme cantidad de dinero”, dijo Joshua Wanders, de 30 años, creador de YouTube con más de 8,7 millones de suscriptores. “Básicamente es un 100 por ciento de ganancias impulsadas por pura manía”.

Esta semana, Wanders y otros cuatro creadores lanzarán fotografías de sus pies como TNF (lo que convierte a estas imágenes en TNF es la tecnología de cadena de bloques, la cual puede usarse como un registro inamovible para designar autenticidad a la propiedad).

Los creadores subirán las fotografías de sus pies a un sitio de subastas y transmitirán la puja en vivo. La transmisión en línea también se monetizará.

Zack Honarvar, de 27 años, fundador de la empresa de representación de talentos One Day Entertainment, dijo que él y Airrack, uno de los creadores que representa, han estado experimentando con los TNF para darles a los fanes “participaciones” en un video de YouTube.

“Antes de que el video se publique, podemos dividirlo en, digamos, 10 fragmentos, luego acuñamos esos fragmentos como TNF”, explicó Honarvar. “Cuando alguien compra ese TNF, a esa persona le correspondería una décima parte de los ingresos por publicidad del video. Si lo compras por anticipado, te convertirías en accionista de ese video”.

El objetivo sería usar los TNF para crear un canal de YouTube completamente descentralizado que sea propiedad de los fanes y operado por ellos. “Un canal de YouTube en el que los suscriptores puedan controlar todo”, explicó Honarvar.

El único obstáculo es la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, que no permite que los vendedores de TNF garanticen ingresos como parte de la propiedad.

Aun así, para Wanders y otros creadores, estos esquemas parecen más seguros que emprender negocios solamente en plataformas sociales, que pueden ser muy variables. Sus algoritmos y normas comunitarias pueden cambiar, al igual que sus estructuras de monetización, sin mencionar que podrían irse a la quiebra. “Con respecto al internet y a YouTube, siempre existe la preocupación de que te desmoneticen o que cierren tu canal”, explicó, “así que las personas siempre están buscando vías alternas para ganar dinero. Nunca se sabe adónde te llevarán las plataformas a final de cuentas”.

Pagar por jugar, pero con el drama de los creadores

Mientras los creadores inventan nuevas formas de monetizar sus seguidores, Elijah Daniel, un creador de 26 años de Los Ángeles, está ayudando a los seguidores a poner precio a los creadores. El viernes, lanzó el Clout Market, que es un poco como las tarjetas coleccionables, pero de influentes.

El Clout Market ofrece 10 millones de TNF que representan a los mejores creadores, como Trisha Paytas, James Charles, Bryce Hall, David Dobrik y Jeffree Star. Los TNF están diseñados para parecerse a las tarjetas de Pokémon con imágenes pixeladas de cada creador. Las tarjetas llevan nombres de parodia por motivos legales, dijo Daniel, así que la tarjeta de Tana Mongeau dice “Tana Mongoose”.

El precio de estos artículos viene determinado por la relevancia del creador en internet. Daniel trabajó con un desarrollador para crear una estructura de precios dinámica que ajusta los precios en tiempo real. (Extrae los datos de plataformas sociales y analíticas). Si un creador pierde o gana seguidores o se convierte en tendencia en Twitter, el precio del TNF que Daniel creó para él subirá o bajará.

Daniel dijo que el objetivo de vender estos TNF es permitir a los fans monetizar el drama que rodea a sus influentes favoritos. “Muchos fans las comprarán para apoyarlos”, dijo, “los odiadores las comprarán para apostar por la caída de la gente”.

“Los influentes y las estrellas de las redes sociales ganan mucho dinero con el drama y los escándalos”, dijo, “y la mayoría de ellos son falsos. Esta es una forma de que los fans que los siguen y están al tanto de todo de manera tan intensa puedan invertir en esos escándalos y ganar dinero también”.

Y añadió: “Si tenemos que pasar por otro escándalo, más vale que nos paguen a todos”.

“Esta es la primera ola de creadores que adoptan las nuevas tecnologías para conectar con una base de fanáticos ya comprometida”, dijo Jeremiah Owyang, un creador asesor de Rally.io. “Pero en vez de ser unidireccional y únicamente transaccional”, dijo, “los fans forman parte de la experiencia de creación, tanto como el creador”.

Fuente: NYT

martes, 16 de marzo de 2021

Los árbitros están más pendientes de la ayuda tecnológica que del juego


Los árbitros que imparten justicia en el fútbol profesional colombiano han sido señalados por su bajo rendimiento en los campeonatos oficiales y el uso que le han dado al VAR. Las críticas de los entrenadores, prensa especializada e hinchas son el pan de cada día, por cuenta de decisiones que abren la polémica y, en algunos casos, son influyentes en el desarrollo de los partidos.

Así le sucedió al principal Ferney Trujillo y a su equipo, en el duelo entre Atlético Nacional y Junior de Barranquilla, el último fin de semana; compromiso en el que hubo determinaciones que generaron malestar en los protagonistas, como la acción de gol que le anularon al ‘tiburón’ y la pena máxima que le otorgaron al cuadro ‘verdolaga’, que fue suficiente para que ganara el partido.

Ante la preocupación que hay sobre el nivel de los jueces en el país, el histórico silbato, Albert Duarte, dio su punto de vista al respecto, fue duro con la mayoría de sus colegas y los invitó a seguir los pasos de unos pocos que están haciendo las cosas bien, bajo su criterio.

“No creo que todo sea malo, hay buenos árbitros; sin duda, Wílmar Roldán es el estandarte, pero también están Andrés Rojas, Nicolás Gallo y Mario Herrera. Deberíamos ser potencia, pero hay muchas cosas que deben mejorar”, indicó en diálogo con el portal web del Gol Caracol.

Duarte hizo hincapié en la preparación que deben tener los encargados de impartir justicia, previo a cada compromiso, con el fin de utilizar mejor el VAR y disminuir el porcentaje de equivocaciones. “El VAR sirve, no lo pongo en tela de juicio, pero se están cometiendo errores humanos. Ha faltado trabajo. Los árbitros están más pendientes de la ayuda tecnológica que del juego. Es el dueño del partido el que tiene que administrar justicia con 17 reglas que se dieron y debe ver que el VAR es una ayuda”, apuntó.

El exárbitro FIFA fue claro y dijo que los jueces deben salir de la zona de confort en la que se encuentran, por cuenta de los beneficios que reciben en la actualidad, para enfocarse en mejorar su rendimiento y hacer a un lado los señalamientos en su contra.

“Están ganando, relativamente, más dinero y se olvidan de arbitrar fútbol, están perdiendo la noción de hacerlo. Suelen equivocarse, les muestran la repetición en el VAR y se siguen equivocando”, aseveró Albert Duarte, en la entrevista que le concedió al Gol Caracol.

Fuente: Infobae

domingo, 14 de marzo de 2021

¿Cuál acceso a la información pública?


Hace un mes, el Ministro de Justicia Iván Lima anunció que tenía redactado un proyecto de Ley de Acceso a la Información Pública; Bolivia y Venezuela son los únicos países de la región que no cuentan con ese instrumento de prevención de la corrupción. Hasta este año, sólo existe un decreto aprobado en 2005 y algunas normas fragmentadas, el proyecto presentado por la Asociación de Periodistas ante la Asamblea Legislativa y un nuevo proyecto propuesto por la bancada de Comunidad Ciudadana. Lima anunció plazos que no pudo cumplir.

La única instancia estatal que cuenta en el país con una ley aprobada, reglamentos, y acciones es el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz que durante la administración de Luis Revilla creó y alentó un gobierno electrónico accesible al ciudadano y con gran cantidad de información sobre la gestión pública. Otros municipios también avanzaron en la apertura de la información al público. Félix Patzi instruyó a su equipo preparar los necesarios protocolos para el pleno acceso público a la información interna en la gobernación paceña, aún sin completar.

El gobierno central del Estado Plurinacional de Bolivia no se interesó por alentar la normativa para acceder a la información pública, más allá de discursos y de mal uso de propuestas de la sociedad civil. En 14 años, a través de la verificación de portales oficiales, las entidades de la prensa comprobaron que el acceso a la información era escaso o nulo, retrasado e incompleto. Esta situación empeoró a medida que el régimen se volvía más opaco y optaba por salidas no democráticas.

En esta semana de marzo 2021, al revisar las páginas oficiales se detecta más retroceso en el gobierno electrónico y en las iniciativas de transparencia institucional que comenzaron hace dos décadas.

El Ministerio de la Presidencia se abre con la imagen de una deformada cruz chacana y noticias de esa cartera y de su autoridad. No existe información sobre sus planes estratégicos, su plan anual, las convocatorias para recursos humanos o servicios, las auditorías realizadas. Hay enlaces a la UPRE que tiene información pasada o a AGETIC que contiene generalidades; esa instancia fue denunciada como parte de las irregularidades en las elecciones de 2019 pero no existe ningún proceso a su ejecutivo. El Organigrama y otra documentación datan de marzo de 2020.

El Ministerio de Gobierno tiene algunas noticias, una gran foto de su titular, pero el resto está vacío, por ejemplo, la escala salarial. El Ministerio de Educación presenta convocatorias de hace un año y la escala salarial firmada en 2018 por el anterior ministro; también el presupuesto es del 2020. El Ministerio de Justicia presenta un portal más ordenado, pero las convocatorias son caducas y el Plan Estratégico es de 2019. Es decir, ni siquiera se cumple con la Ley SAFCO y la CPE. Desde octubre de 2020 no se incluye información de interés para el ciudadano. Piedra libre.

La Contraloría General del Estado ofrece un portal institucionalizado, mantiene el escudo nacional como entidad oficial y tiene una amplia oferta. Sin embargo, ha retrocedido de la apertura que tuvo hace 20 años- cuando era independiente- y no existe la facilidad de años pasados para rastrear auditorías realizadas.

El Ministerio de Cultura, Descolonización y Despatriarcalización, tres meses después de la posesión de su titular, no tiene página web más que la foto de la ministra. No existe posibilidad de conocer sus planes, proyectos, cómo contratar al personal.   

Otra señal de la ausencia de institucionalización en el extraviado gobierno de Luis Arce Catacora.

Fuente: Inmediaciones

La velocidad de la tecnología atropella nuestros cerebros


En la notable serie Mrs. America, ambientada en los años setenta, llama la atención que la conservadora protagonista use grabaciones en cintas de casete y correo postal para difamar a sus oponentes feministas. En solamente una generación hemos pasado de esas tecnologías de la comunicación, que ahora nos parecen lentísimas, a la instantaneidad de Gmail, Facebook, Twitter o WhatsApp. Un salto de puro vértigo.

La velocidad del transporte, las comunicaciones y el conocimiento no ha parado de incrementarse exponencialmente en este cambio de siglo. En El futuro va más rápido de lo que crees, Peter Diamandis y Steven Kotler ponen un ejemplo rotundo de ello. En 1997, la computadora Deep Blue de IBM derrotó al ajedrez al campeón del mundo, Gary Kaspárov; exactamente veinte años más tarde, la AlphaGo de Google ganó al campeón de go Lee Sedol. La complejidad del ajedrez es de 10 elevado a 40; la del go, de 10 elevado a 360. Una diferencia de 320 en solamente dos décadas.

Esas diferencias aumentarán pronto, abismalmente, con la computación cuántica. Según otro tecnólogo estadounidense, Ray Kurzweil, en unos años cualquier ordenador portátil tendrá la misma potencia de cálculo que el cerebro humano. La tecnología está acelerando el mundo a una velocidad frenética y sin precedentes. El problema es que nuestros cerebros, en cambio, no han ganado en las últimas décadas mayor capacidad de procesamiento. De modo que nuestro ritmo mental, aunque sea extraordinario, es cada vez más lento en comparación con el de las redes y las máquinas.

El desequilibrio cada vez más extremo entre la velocidad del mundo y la de nuestros cerebros, entre la complejidad de la realidad y nuestra capacidad de pensarla y entenderla, está dilatando la brecha digital y está cambiando el sentido de lo que entendemos por desigualdad. Entre 2015 y 2030 vamos a pasar de 15.000 millones de dispositivos conectados a cerca de 500.000 millones en todo el mundo. Y se van a acabar de configurar dos categorías de ciudadanos o —lo que es lo mismo— de usuarios de internet. La distancia cada vez mayor entre los hiperconectados y los simplemente conectados no solo está decidiendo el futuro, también está creando un nuevo mercado.

Porque las mismas megacorporaciones que convirtieron el ordenador personal, el teléfono móvil o la conexión a internet en bienes de primera necesidad, ahora experimentan con los neuroimplantes que —en las próximas décadas— todos necesitaremos para no vernos obligados a bajarnos del tren superrápido de la ultramodernidad. Las grandes compañías tecnológicas van a lucrar con esa nueva ansiedad, comparable a la que durante el siglo pasado provocó la creación de las industrias de la autoayuda o la cirugía estética.

“Una de las formas de interpretar la aceleración tecnológica descrita en este libro es como parte de un viaje continuo hacia la abundancia”, afirman Diamandis y Kotler. La multiplicación de los recursos tecnológicos apunta, según ellos, hacia más democracia y mayor conciencia medioambiental. Ven la implementación de la robótica también con optimismo: va a permitir que el ser humano se dedique al ocio, los cuidados o la creatividad, mientras llega la renta básica universal. Los más talentosos y capaces, de cualquier rincón del planeta, podrán acceder a una educación superior y participar de esa supuesta fiesta de la inteligencia colectiva.

Pero la verdad no apoya esas fantasías. Según el último informe de Freedom House, no se puede afirmar que la democracia esté avanzando mientras sí lo hacen, brutalmente, las redes 5G o la interconexión de las cosas. Y ya ha empezado la carrera entre Estados Unidos y China por el 6G, que hará que internet sea cien veces más rápido de lo que es hoy. De modo que es legítimo pensar que la única motivación del cambio de paradigma y de la velocidad que lo impulsa es la sed de poder de las superpotencias y el lucro de sus mejores ingenieros.

El epílogo de El futuro va más rápido de lo que crees apoya esa idea: es un sorprendente espacio publicitario de los cursos, el coaching, las becas o los fondos de inversión que ofrece o gestiona Diamandis. Se trata de talleres y lecciones para “entrar en este estado de conciencia llamado ‘flujo’ —mayor productividad, aprendizaje, creatividad, cooperación, colaboración (y la lista sigue)—” que supuestamente “nos regala la habilidad necesaria para seguir el ritmo”.

En paralelo, Elon Musk y muchos otros emprendedores disruptivos y multimillonarios están invirtiendo en proyectos de neuroimplantes, que, al mismo tiempo que ayudarán a neutralizar la parálisis cerebral o el Alzheimer, también mejorarán brutalmente la memoria o la capacidad de aprendizaje de quien pueda pagárselos. Y multiplicarán fortunas que ya están fuera de toda escala.

El desfase entre la velocidad de la humanidad y la de cada uno de los seres humanos que la componen se está convirtiendo en un fallo central del sistema. Se trata de una brecha que trasciende la noción de género, de un abismo que se dilata en el corazón del abismo de la desigualdad. Mientras los ricos se vuelven cada vez más ricos y acumulan, en las nubes de sus empresas, más información y más conocimiento, millones de personas son atropelladas por la velocidad excesiva de la realidad.

Si ralentizar el ritmo de las múltiples convergencias científicas y tecnológicas es incompatible con el modo en que hemos cifrado la economía, al menos sí que deberíamos aprender de los errores recientes. Hemos permitido que las grandes plataformas impongan un sistema de vida y de consumo, sin haber previsto una regulación adecuada que controlara esa metamorfosis y la hiciera más transparente y justa. Pero todavía estamos a tiempo de llegar a acuerdos importantes en neuroderecho y en otros nuevos frentes que se abren en el núcleo del presente.

Chile ha tomado la delantera y se han convertido en un modelo, señalando el camino hacia un nuevo derecho humano, el de estar protegidos ante los avances de las tecnologías neurológicas. No se debería haber dejado la investigación de las vacunas contra los virus en manos de laboratorios privados, no se debe permitir que los neuroimplantes tengan también un copyright abusivo, y los gobiernos y organismos internacionales deben comenzar a regular en serio todo aquello que está dejando de ser ciencia ficción.

Es urgente incluir una fuerte dimensión ética en la carrera vertiginosa, afrodisíaca, de los dispositivos, las redes, la innovación, porque no sabemos a dónde nos conduce. Como dice el filósofo chino Yuk Hui en su interesantísimo ensayo Fragmentar el futuro, la tecnología nos ha situado en medio de otro tipo de flujo (muy distinto del que vende Diamandis): uno “de fuerza metafísico que está arrastrando a los humanos a un destino desconocido”. Tal vez, después de dos siglos de aceleración continua, haya llegado el momento de aprender de los accidentes que ya ha causado el exceso de velocidad.

Fuente: NYT

viernes, 12 de marzo de 2021

Día Mundial Contra La Censura En Internet: las cifras de la cibercensura en China


Para conmemorar el Día Mundial contra la Censura en Internet, que se celebra este 12 de marzo, Reporteros Sin Fronteras (RSF) recopila cifras que demuestran que China está alcanzando niveles sin precedentes de cibercensura.

La Administración del Ciberespacio de China (CAC), una entidad supervisada personalmente por el presidente Xi Jinping, ha puesto en marcha en los últimos años una amplia gama de medidas directamente enfocadas a los 989 millones de usuarios de la internet china. Con un ejército de censores y un sofisticado uso de nuevas tecnologías, el régimen controla la circulación de información cerrando páginas web, impidiendo del acceso a direcciones IP, filtrando webs y bloqueando palabras clave en las redes sociales.

Estas tecnologías fueron ampliamente utilizadas por el régimen para reprimir las críticas después del brote de Covid-19 el año pasado. Los datos recopilados por RSF confirman que, desde su ascenso al poder en 2013, el presidente Xi Jinping ha elevado a niveles sin precedentes la censura de internet en China.
  • Según el Centro de Información de la Red de Internet de China, la agencia administrativa del régimen responsable de los asuntos de la Red, a finales de 2020 había 989 millones de internautas en China, lo que representa el 22% del total de usuarios de la internet en el mundo.
  • El think tank estadounidense Jamestown Foundation estimó que, en 2020, China se gastó al menos 6.600 millones de dólares en censurar internet.
  • El aparato de censura de internet de China empleaba a 2 millones de personas en 2013, de acuerdo con fuentes oficiales. Es casi seguro que este número ha aumentado en los últimos 8 años.
  • Según la información de GreatFire, una organización que observa la censura en China, el 16% de los dominios situados en la lista Top 1000 de Alexa están actualmente bloqueados en el país.
  • El CAC reveló que, entre enero y septiembre de 2020, el gobierno chino cerró casi 130.000 cuentas de redes sociales y más de 12.000 webs.
  • Un estudio del instituto de investigación canadiense Citizen Lab realizado en agosto de 2020 detectó que más de 2,000 palabras clave relacionadas con la COVID-19 desencadenaron la censura en WeChat, la red social más popular en el país y que agrupa al 73% de los internautas chinos.
  • Los documentos filtrados publicados por The New York Times y ProPublica revelan que la CAC emitió al menos 3,200 directivas confidenciales y 1,800 memorandos a trabajadores de propaganda local y medios de comunicación para ocultar el alcance del brote de Covid-19 en sus primeras etapas.
China, que ocupa el puesto 177 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de RSF, es la mayor cárcel de periodistas del mundo, con al menos 118 presos, muchas veces en condiciones que hacen temer por sus vidas.

Imagen: Vix

Fuente: RSF

jueves, 11 de marzo de 2021

¿Cómo se dice “innocent”?


Edinson Cavani estaba eufórico. La estrella uruguaya del Manchester United había anotado dos goles altamente espectaculares en un partido que su equipo perdía contra el Southampton y terminó ganando 3-2 en la Premier League inglesa. Su amigo y paisano Pablo Fernández lo felicitó por Instagram, y Cavani le agradeció usando su apodo de siempre: “Gracias negrito”.

Ese fue el inicio de sus problemas. Algunos en los medios británicos se agarraron de la respuesta que redactó Cavani para denunciarla como racista; el jugador de inmediato se disculpó y borró la publicación. Pero fue demasiado tarde. La Federación de Futbol inglesa –a pesar de “no haber hallado intencionalidad de discriminación ni ofensa de parte del jugador”– lo multó con 100 mil libras (cerca de 135 mil dólares) y lo suspendió tres partidos.

Para los latinoamericanos, este episodio raya en lo incomprensible. En inglés, el diminutivo “negrito” suena agresivo. Pero, como lo señaló la Academia Uruguaya de la Lengua, en español no es ofensivo; es un término cariñoso. Ni siquiera se trata de un término particularmente racializado: muchas personas blancas son apodadas negrita o negrito, incluido el amigo de Cavani. (que tiene el cabello negro).

“Lamentablemente”, escribió la Asociación de Futbolistas del Uruguay en un comunicado, “la Federación Inglesa de Fútbol expresa a través de su sanción una total ignorancia y desprecio por una visión multicultural del mundo”. La Conmebol también expresó su apoyo a Cavani. Un viñedo uruguayo comenzó a vender una nueva cosecha con la etiqueta “Gracias Negrito”.

Es fácil ver que este es un caso más del famoso “colapso contextual”: el inevitable malentendido en redes sociales que aparece cuando el contenido que se produce para un público llega a otro que está bien dispuesto para ofenderse. Pero en este caso, el asunto va más allá. Lo que el caso Cavani exhibe es la manera en la que los debates raciales en Estados Unidos se globalizan por medio de la exportación de una variante radical de una ideología antirracista que caracteriza las peticiones de contexto o entendimiento transcultural como simples justificaciones para los intolerantes.

Dejemos algo en claro: sin duda, los afrodescendientes en Latinoamérica enfrentan desventajas concretas. De acuerdo con un reporte del Banco Mundial de 2018, las personas afrodescendientes en la región tienen 2.5 veces más probabilidad de vivir en pobreza crónica que las personas blancas o mestizas. También tienen menos años de escolaridad en promedio, tasas de desempleo más altas y menos representación en puestos de toma de decisiones, tanto en entornos públicos como privados.

Sin embargo, la situación es mucho más compleja que el paradigma simplista blanco/negro que domina en los debates en Estados Unidos sobre el racismo. Por ejemplo, la población indígena en América Latina suma alrededor de 50 millones de personas, que pertenecen a 500 distintos grupos étnicos, según el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas. La pobreza material afecta a 43% de los hogares indígenas en la región, y la pobreza extrema es 2.7 veces mayor que en el resto de la población. Por encima de todo, la identificación y las dinámicas raciales en Latinoamérica son mucho más fluidas de lo que son en Estados Unidos o Gran Bretaña.

Lo que a mis amigas y amigos anglo les cuesta más trabajo entender es que la raza en Latinoamérica depende del contexto: las personas con el mismo tono de piel y la misma apariencia física pueden elegir identificarse de manera distinta dependiendo de dónde estén, a qué se dediquen o con quién estén. La raza no es algo fijo para nosotros –es una de las razones por las que las palabras racializadas en español no suelen ser tan hirientes como en Estados Unidos.

Y yo debería saberlo. Mi apellido es Sosa porque la abuela de mi abuelo paterno adoptó el apellido de sus “dueños”. Sus padres fueron secuestrados de lo que ahora es Angola y terminaron trabajando en una finca en Choroni, Venezuela. Yo crecí en Caracas y mi raza cambiaba sin esfuerzo, dependiendo de con quién estaba. En la preparatoria, cuando realicé una coreografía de las Spice Girls con un grupo de amigas, yo era Mel B, “Scary Spice” –mi cabello es rizado y mi nariz es ancha, y mis amigas todas tenían la piel más clara que yo, de modo que en ese contexto yo era negra. Después, cuando realizaba trabajo voluntario en una comunidad con niños cuya piel era más oscura que la mía, me llamaban “catira” –rubia– por el tono de mi piel, menos bronceado que el de la caribeña promedio. Si me preguntan cuál es mi raza, la única respuesta honesta que puedo dar es… depende.

En nuestra región, en la que el mestizaje con frecuencia fue la norma a partir del siglo XIX, tenemos un sistema de tonalidades de piel mucho más complejo que el simple blanco o negro: los brasileños, por ejemplo, emplean más de 130 palabras para describir los distintos tonos de piel. Intentar comprender las sutilezas de esas categorías empleando las categorías raciales angloamericanas es un caso perdido: esa no es la manera en la que conceptualizamos estos temas.

Paula Salerno –una lingüista que fundó Discursopolis, una herramienta en línea de análisis de textos en español– me dijo que prohibir una palabra dada sin importar el contexto en el que se emplea asume que las palabras existen aisladas del modo en el que se usan. Para una lingüista, se trata de un sinsentido.

En los medios en español hubo una reacción de desconcierto casi unánime frente a la sanción que recibió Cavani. “Injusta” y “desproporcionada” fueron algunas de las palabras que más se repetían. Por mucho que busqué, no pude hallar una organización en contra del racismo que apoyara de manera inequívoca y oficial el castigo.

No obstante, algunos activistas de la región sí consideraron que la multa y el castigo de tres partidos eran justificados. Sandra Chagas, una activista afrouruguaya contra el racismo, la apoyó, pero lo hizo solo después de que le insistí en que me dijera cuál era su postura. “Tiene connotaciones racistas que remiten a la esclavitud”, me dijo por teléfono. Su castigo es como “una multa de tránsito por estacionar tu vehículo en el lugar equivocado: no importa si lo hiciste con las mejores intenciones o si no sabías que era un lugar prohibido”.

Sin embargo, Alejandro Mamani, vocero de Identidad Marrón, un colectivo en línea para latinoamericanos de piel morena, rechaza la sanción. Su argumento es que debemos distinguir entre expresiones como “negrito”, que tiene connotaciones positivas, y expresiones que emplean la palabra “negro” en tono peyorativo, como en el caso de “mercado negro” o “magia negra”.

En años recientes, la Federación de Futbol inglesa ha apoyado una política de cero tolerancia frente al racismo. Si tomamos en cuenta la lamentable historia de racismo agresivo en contra de jugadores y fanáticos, la iniciativa se tardó en llegar. El racismo y el vandalismo plagaron los estadios, en particular en la década de los ochenta, y a los jugadores negros se les atormentaba con gritos abusivos y se esperaba de ellos que siguieran jugando aun cuando los vándalos en las gradas les lanzaban plátanos al campo. De manera tardía, las autoridades impusieron mano dura y los estadios de futbol en Inglaterra son sitios muy distintos ahora. Aún así, los jugadores siguen padeciendo el racismo, en especial por redes sociales. Por eso la Federación de Futbol está deseosa de apoyar iniciativas contra el racismo, ¿y qué puede tener eso de malo?

Preguntémosle a Cavani. Cuando se aplican sin considerar el contexto lingüístico, social y cultural, las iniciativas en contra del racismo corren el riesgo de convertirse en una caricatura de sí mismas, y abriendo una grieta entre las personas de distintas culturas en lugar de unirlas, como lo hace el futbol de manera tan impresionante alrededor del mundo, al vincular a personas de todo tipo de orígenes y colores en esfuerzos colectivos. La Federación de Futbol inglesa, con su sanción exagerada a Cavani, logró más bien evidenciar que adherirse a un tipo de ideología antirracista angloamericana y maximalista sirve muy poco para combatir al racismo en sí mismo.

En lugar de exportar esas neurosis raciales tan explosivas, el mundo anglo debería considerar si hay algo positivo que importar de las personas en Latinoamérica y nuestra manera de entender las vastas complejidades de la identidad, en lugar de buscar las oposiciones binarias –y en el mejor de los casos, el modo en el que reconocemos las diferencias superficiales con afecto, de un modo que le quita lo hiriente a las palabras con carga racial.

 Fuente: Letras Libres