miércoles, 27 de febrero de 2019

La tecnología CRISPR ha democratizado la edición genética

Todo avance científico tiene su historia y, desde luego, este es el caso de las herramientas de edición genética CRISPR, cuyo relato ha sido narrado al detalle en Editando Genes: Corta, Pega y Colorea por Lluís Montoliu -Barcelona, 1963- investigador científico del Centro Nacional de Biotecnología (CNB).

Montoliu integró el uso de las CRISPR en su laboratorio en 2013, solo un año después de que las científicas Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier publicaran su famoso artículo titulado A programmable dual-RNA-guided DNA endonuclease in adaptive bacterial immunity sobre las tijeras moleculares en la revista Science. También forma parte del Comité de Ética del CSIC y mantiene una relación cercana con el alicantino Francisco Mojica, una de las personas más relevantes en esta historia. De hecho, fue él quien describió por primera vez este mecanismo natural de las bacterias y lo bautizó con el nombre que es utilizado hoy en todo el mundo.

Tal y como informa la agencia de noticias SINC, tras más de 25 años de investigación a sus espaldas, Montoliu ha escrito el primer libro en castellano sobre estas herramientas de edición, con sus ventajas, limitaciones y desafíos. Es una breve enciclopedia informal dirigida tanto a principiantes como a profesionales. La lectura ordenada no es obligatoria, pues cada capítulo es independiente.

En su libro narra las diferentes técnicas de modificación genética hasta llegar a la actual estrategia CRISPR, que es la verdadera protagonista de su historia. ¿Qué la hace tan especial?

Nos ha cambiado la vida por varios motivos. Esta técnica es más versátil y más sencilla que cualquiera de las anteriores, pero algo fundamental que no se suele tener en cuenta es que es más asequible. Estamos acostumbrados a que las noticias sobre nuevos estudios nos lleguen desde Nueva York, Londres o Estocolmo. Ahora, las nuevas ideas pueden surgir en cualquier lado. Por menos de 1.000 euros uno tiene lo esencial para empezar a realizar estos experimentos. ¿Quién habría imaginado que en muchos países de África se estarían abordando con CRISPR investigaciones sobre variantes vegetales resistentes a la sequía? El bajo coste ha permitido su rápida incorporación por todo el mundo y nos ha traído por primera vez la democratización de la edición genética.

Pero, como cualquier tecnología, tendrá también sus limitaciones...

Son unas herramientas extraordinarias, pero aún hay muchas limitaciones en el proceso de reparación o pegado tras el corte. La restitución natural del ADN después del corte es automática y actúa muy rápido. El problema es que, al operar de forma tan rápida, frecuentemente se equivoca y opta por unas uniones azarosas que generan errores. Cuando lo que queremos es gobernar la corrección e introducir una nueva secuencia que funcione, tenemos que convencer al sistema y esto es lo más complicado. El resultado deseado va a lograrse en un porcentaje limitado de ocasiones. Se obtienen también individuos con variaciones no deseadas que finalmente tendremos que descartar.

Usted mismo lleva años empleando estas herramientas de edición en sus estudios sobre enfermedades raras, especialmente sobre albinismo en el CNB. ¿Cuál ha sido el mayor cambio que ha experimentado con la llegada de CRISPR?

Se dice que no hay enfermedades, sino enfermos. Enfermedad es ese conjunto de síntomas que padecen de forma parecida un grupo de personas, pero ni todas tienen los mismos síntomas, ni siempre se manifiestan con la misma intensidad. Sabemos, por ejemplo, que existen veinte genes que cuando dejan de funcionar dan lugar a tantos tipos de albinismo. Con mi equipo hacemos diagnóstico genético, es decir, identificamos qué gen está afectado y causa la patología.

Ahora, gracias a CRISPR, hemos dado un salto cualitativo porque podemos insertar, mediante una edición más precisa y rápida, la mutación del paciente en un ratón y observarlo para entender y aliviar los síntomas a través de este modelo animal. Vamos hacia una medicina personalizada de precisión.

¿Y hasta qué punto los resultados en este ratón se pueden trasladar al paciente?

Los ratones y los humanos compartimos prácticamente todos nuestros genes, lo cual quiere decir que podemos ‘preguntarle’ al ratón cómo funciona ese gen que hemos insertado. Actualmente, estamos analizando el efecto de posibles fármacos en ratones mutados para no arriesgarnos y asegurarnos de que en un futuro no repercutan de manera negativa en los pacientes. Ahora bien, siempre con la distancia debida y sin ser ingenuo, pues un ratón es un ratón y un humano es un humano.

Hay que destinar el tiempo necesario a los ensayos para verificar antes la seguridad que la eficacia. No solamente tenemos que hacer el bien, sino que tenemos que tratar de no hacer el mal. Si uno no cree oportuno que se pueda utilizar todavía en pacientes lo que se está probando en el laboratorio, hay que decirlo.

¿Entonces la herramienta CRISPR no está preparada para ser empleada directamente en pacientes?

Las CRISPR no están preparadas para su uso masivo y rutinario en terapia. En este aspecto, hay un problema inherente en el trasiego, es decir, en cómo llevamos el componente que queremos hasta el ADN de la célula. Se ha popularizado el uso de virus como transporte, pero se ha observado que estos no son realmente eficaces y suelen provocar consecuencias no deseadas. En mi opinión, el futuro no está en los sistemas de entrega virales, sino en nanopartículas construidas en el laboratorio para llevar el componente CRISPR Cas a la célula en cuestión.

En cambio, técnicamente, sí que se ha demostrado un traslado eficaz en embriones…

Nosotros en el laboratorio utilizamos terapia génica en embriones animales. En agricultura y ganadería las CRISPR son gloria bendita, pero esta práctica en humanos es ilegal en muchos países. Esto se debe a que, entre otras razones, no controlamos 100% el resultado final del proceso. Como he explicado, una de las mayores limitaciones es que hasta alcanzar el objetivo que nos hemos marcado, obtendremos muchos resultados indeseados. Esta incertidumbre se puede gestionar en animales o vegetales, pero es éticamente inviable en humanos.

El chino Jiankui He no parece haber pensado lo mismo....

Lo que ha hecho este investigador, además de ser ilegal, es irresponsable. A estas niñas a la que les modificó el genoma se les ha transmitido un riesgo por el que van a tener que ser supervisadas durante toda su vida. No tenemos la necesidad de resolver estos problemas editando embriones. Existen técnicas muy efectivas, como el diagnóstico genético preimplantacional, para escoger los embriones generados in vitro que estén exentos de la enfermedad que puedan transmitir los padres. Hay infinidad de alternativas que son éticamente y científicamente más recomendadas y no suponen un riesgo para la salud de las personas.

En Editando genes usted insiste en las ventajas del uso de CRISPR en ganadería y agricultura. ¿Hay alguna razón para que la UE limite su uso en la producción alimentaria?

Pretender legislar contra este proceso es absurdo. Tenemos una legislación que está basada en el principio de precaución para cuando no sabemos cuáles pueden ser las consecuencias y, como no lo sabemos, frenamos o prohibimos estos procesos. Estas medidas están bien cuando empiezas, pero cuando llevas más de 20 o 30 años de experiencia de organismos modificados genéticamente, que demuestran que no ha habido ningún problema para la salud humana ni para el medioambiente, pues será que no lo hay.

Las legislaciones actuales obligan a las empresas a pagar estudios carísimos para demostrar que sus productos no son perjudiciales y poder comercializarlos. Son estudios que inicialmente podrían estar justificados, pero que cada vez lo están menos porque la evidencia científica dice que en ningún caso se ha demostrado nada. La regulación se anticipa a un posible mal que no va a venir, porque la experiencia ha demostrado que no va a llegar. Esta postura es absurda y, por ello, la sentencia del 26 de junio de 2018 fue un jarro de agua fría.

¿Puede recordarnos que ocurrió el pasado 26 de junio?

Ese día, el tribunal de la Directiva Europea consideró a los organismos obtenidos por mutagénesis como organismos modificados genéticamente (OMG). Esta sentencia equipara los riesgos de estos organismos con los de los transgénicos, y les obliga a demostrar su seguridad y su toxicidad pasando por todo un dosier de estudios y análisis previos. La letra pequeña de esto quiere decir que condena a las empresas a invertir y destinar muchos recursos en garantizar la seguridad de algo que ya sabemos que es seguro, con lo cual va a producir que las empresas se digan: “¿Sabéis qué? Aquí os quedáis. Me voy a ir a Brasil, Estados Unidos o China, que tienen unas regulaciones más modernas y fundamentadas”. Ante estos acontecimientos, la comunidad científica ha reaccionado para intentar promover el cambio de la Directiva de 2001, al no poder recurrir la sentencia del tribunal de la UE. Lo que no puede ser es que nos sigamos rigiendo por las mismas reglas que en los años 90. La ciencia ha cambiado mucho desde entonces.

¿Por qué cree que ocurre esta situación en Europa?

Hay una serie de grupos de presión que tienen sus agendas e intereses. Todo lo que es la agricultura llamada bio y ecológica mueve millones de euros, por lo que esta gente quiere preservar su modelo de negocio. Ha habido una campaña de desinformación muy bien orquestada.

Fuente: National Geographic

martes, 26 de febrero de 2019

Libertad en la era digital

Edipo rey, la espléndida tragedia de Sófocles, ha quedado para la historia como uno de los ejemplos palmarios de que la libertad no existe, sino que las personas actuamos determinadas por alguna suerte de destino. El oráculo de Apolo predice a Layo, rey de Tebas, y a su esposa, Yocasta, que, en caso de tener un hijo, matará a su padre y se casará con su madre. Los reyes desoyen al oráculo, nace Edipo y lo entregan a un pastor para que lo haga desaparecer. Pero el augurio se cumple inexorablemente, Edipo asesina en un cruce de caminos a Layo, ignorando que es su padre, se casa con Yocasta, sin saber que es su madre y, siendo ya rey de Tebas, descubre la terrible verdad: no ha actuado libremente, ha seguido en todo momento el guion marcado por el hado. Destrozado por el descubrimiento, se arranca los ojos y Yocasta se quita la vida. Y queda sin responder la pregunta: ¿por qué se dañan de forma tan terrible si no podían obrar de otro modo? ¿Es que en realidad se sentían empecinadamente libres?

Es apasionante comprobar cómo Edipo rey relata en versión literaria lo mismo que narraban los filósofos estoicos en forma de sistema racional: la enorme dificultad de explicar las acciones humanas desde dos perspectivas, desde la creencia espontánea de que somos libres y, por lo tanto, responsables de nuestros actos, y el empeño en explicar por causas cuanto sucede y en decretar a renglón seguido que la libertad es una ilusión. Es lo que se ha dado en llamar la aporía determinismo-libertad, que recorre la historia hasta nuestros días, vuelve a la luz en cada época contando en distintas versiones la tragedia de Edipo, y en cada una de ellas muestra su rostro de callejón sin salida.

En cuanto una ciencia sube al pódium en el conjunto de los saberes, una parte de sus defensores se vuelve imperialista e intenta explicar la totalidad de los movimientos de la naturaleza y la conducta de los seres humanos desde la clave explicativa de su ciencia. Los estoicos recurrieron a una ley natural, que todo lo dirige y es a la vez destino y providencia, el mundo medieval y sobre todo el de la Reforma y la Contrarreforma plantearon la aporía en términos teológicos, preguntando si es Dios quien determina la salvación y la condenación o cabe un margen para la voluntad libre. La disputa tuvo también su trasunto literario en dramas como El condenado por desconfiado, que el pueblo veía con gusto y entendía como sucedía en el caso de Edipo. Más tarde continuaron la saga de los determinismos el económico, el psicoanalítico y en los “penúltimos” tiempos, el genético y el neurocientífico.

En todos estos casos una parte de los científicos impuestos en el saber preponderante cree descubrir que la libertad es una ficción, un mito, una superstición, y se siente orgullosa de revelar la noticia a sus ingenuos congéneres para darles una pátina de ilustración. A renglón seguido suele invitarles a construir una sociedad mejor, cayendo en la contradicción palmaria que ya detectaron los filósofos platónicos cuando preguntaban a los estoicos por qué se empeñaban en hablar de ética, en enseñar cómo se debe vivir, si no está en nuestras manos actuar de una forma u otra.

La historia se repite hoy a cuento de las tecnociencias digitales, aliadas con un sector de las neurociencias. De nuevo gurús bien conocidos revelan que todo está programado en los cerebros humanos y que son dignos de compasión los pobres Edipos, Layos y Yocastas, la ciudadanía embaucada por el mito de su libertad. En realidad —dicen los nuevos oráculos— es la combinación de genes, neuronas y mundo social, que no hemos elegido, la que decide en todos los casos, de forma que las personas no decidimos nada libremente.

Como es obvio, se trata de una antiquísima falacia, la trampa de confundir determinación y condicionamiento. Porque nadie en su sano juicio dará por bueno que una persona toma decisiones sin estar condicionada por un buen número de factores que no ha elegido nunca. Es lo que se ha dado en llamar la “lotería natural”, que consiste en las características biológicas con las que nacemos, y la “lotería social”, es decir, el entorno cultural en el que nos socializamos y vivimos. Las dos loterías caen en suerte a cada quien sin mérito ni culpa por su parte y condicionan sus actuaciones. Pero sucede que las palabras son un tesoro muy valioso y es necesario cuidarlas con esmero para saber de qué estamos hablando: estar condicionado al actuar no es lo mismo que estar determinado, de forma que no exista un ápice de libertad, sino reconocer que la libertad humana nunca es incondicionada, nunca es absoluta, sino que se mueve en un mundo de condicionamientos, algunos de los cuales posibilitan el ejercicio de la libertad y otros la obstaculizan.

Y precisamente una de las grandes tareas del siglo XXI consiste en aprovechar los impagables avances tecnocientíficos para construir un mundo más justo desde nuestra indeclinable libertad. Por eso resulta asombroso que algunos gurús, como es el caso reciente de Harari, decreten una vez más la inexistencia de la libertad, dando como razón además que algoritmos poderosos, manejados por Gobiernos o empresas, pueden conocernos mejor que nosotros mismos e intentar manipular nuestras decisiones de forma personalizada. Afortunadamente, que lo intenten no significa que lo consigan y ése es el espacio de la libertad.

Es bien sabido que en Alemania, poco después de que Hitler tomara el poder, se creó el Ministerio de Ilustración del Pueblo y Propaganda, bajo el liderazgo de Joseph Goebbels. Como también que la clave de Un mundo feliz de Aldous Huxley para mentalizar a sus habitantes de modo que estén satisfechos con el lugar que ocupan en la escala social no es sólo la manipulación genética, ni siquiera el soma, la droga que proporciona la felicidad, sino sobre todo la hipnopedia, la mentalización a través de palabras sin razonamiento, que constituye, según Huxley, “la mayor fuerza socializadora y moralizadora de todos los tiempos”. Pero como también sabemos, en Alemania existieron los disidentes y existieron en el mundo de Huxley y en todos los mundos reales y pensables.

Precisamente saber que la lotería natural y social existe es lo que incita al liberalismo y al socialismo preocupados por construir sociedades justas a intentar igualar las oportunidades y a empoderar las capacidades personales de modo que todos puedan alcanzar sus metas en las condiciones más próximas posible a la igualdad. Reducir las desigualdades es uno de los grandes desafíos del siglo XXI, y en esa tarea cabe utilizar la gran riqueza que aportan los progresos de ese mundo técnico que es el nuestro, siempre que se oriente desde la libertad inteligente de una ciudadanía lúcida. Éste sí que es el más valioso principio de la Ilustración, que exige servirse de la propia razón y no ponerse en manos de mitos y supersticiones como los que niegan la existencia de la libertad.

Imagen: El reflejo de Narciso

Fuente: El Pais

sábado, 23 de febrero de 2019

¿Realismo perturbador? Este niño-robot puede sangrar, sentir el dolor y las emociones de un paciente pediátrico

Más allá de su apariencia física, también su actitud se asemeja a la de un niño. Grita alterado frases como “quiero irme a casa” o “quiero a mi mamá”. También cuenta con pulso propio y es capaz de llorar y sangrar. Podría incluso llegar a sufrir un paro cardíaco.

¿La única diferencia? Que Pediatric Hal no está vivo: es un robot utilizado en la medicina y que cuenta con un efecto realista. Se creó para facilitar la práctica de operaciones quirúrgicas. Tanto por estudiantes de pediatría, como por médicos.

Gaumard Scientific fue la compañía que lo diseñó. Su sede está en Miami, Estados Unidos. Hace uso de la tecnología para aplicaciones médicas desde la Segunda Guerra Mundial y garantiza que este robot es simulador pediátrico más evolucionado a nivel mundial. Sin embargo, su aspecto puede resultar perturbador.

Los ingenieros que trabajaron en el proyecto consideran una decepción que tenga ese efecto en algunas personas. Añaden que los médicos parecen no tener inconvenientes.

Experiencias inmersivas de aprendizaje

Sus creadores afirman que el funcionamiento del robot responde a experiencias inmersivas de aprendizaje. Simula emociones comunes. Entre ellas, el asombro, miedo, ira o ansiedad. Sobre todo, es capaz de simular dolor. Incluso llega a llorar y a gritar.

Permite más posibilidades a los doctores. Como medir sus niveles de glucosa o su ritmo cardíaco con un monitor real. También puede ser resucitado o intubado. Es posible realizarle suturas e incluso sacar su sangre.

Jen Arnold, directora médica de simulaciones de Johns Hopkins All Children´s Hospital, declaró que la medicina puede ser una profesión estresante y quienes la llevan a cabo son humanos. Por ello, buscan realizar ensayos simulados para contar con una buena preparación cuando deban enfrentarse a una situación real. Las declaraciones fueron dadas durante una entrevista transmitida por televisión.

Añadió que sus primeras pruebas de emergencias fueron con un bebé real, lo que resulta muy estresante. En el sitio web de Gaumard Scientific se puede leer que el diseño del robot permite diagnosticar y tratar a pacientes infantiles en varias áreas de la medicina.

Para los científicos, Pediatric Hal presenta una nueva forma de interacción que incluye comunicación tanto verbal como no verbal y una docena de expresiones faciales. Los movimientos oculares y los sonidos como el ritmo cardíaco, o sonidos asociados con los pulmones y las vías respiratorias también resultan muy realistas.

Existe una razón por la que se diseñó como un niño. La compañía explica que los retos que presentan los pacientes de pediatría difieren de aquellos que se enfrentan con un adulto. Los niños responden de forma diversa, sus respuestas son variadas, al igual que la forma en la que funciona su cuerpo o en la que reacciona a medicamentos en específico.

La tecnología está siendo puesta en práctica en el Hospital pediátrico Lucile Packard, de la Universidad de Stanford, Estados Unidos. Se trata del primer hospital en implementar las simulaciones con este robot.

¿Realismo exagerado?

Se hizo uso de un software y de algoritmos avanzados para que el robot posea expresiones y movimientos. Su sistema operativo -UNI- cuenta con un repertorio de comportamientos y reacciones que pueden presentarse frente a variadas situaciones.

Gaumard Scientific tomó algunas medidas para evitar que su uso sea traumático en los estudiantes. Por ello, no posee cabello humano, ni puede morir desangrado.

De la camilla al bisturí

La medicina ha utilizado tecnología de este tipo anteriormente. La industria sanitaria obtiene beneficios de la evolución en el desarrollo de la realidad virtual que ofrece múltiples posibilidades para el aprendizaje profundo. Arnold expresó que el uso de estas herramientas evita colocar vidas reales en riesgo.

Se espera que los avances en la inteligencia artificial continúen apareciendo en los años siguientes. Esto permitiría que la industria de la robótica atraviese una revolución para su mejoría.

Howard Kynaston, profesor de urología en la Universidad de Cardiff, Reino Unido, explicó que quizás un día sea posible que los robots realicen las intervenciones quirúrgicas en personas reales, y que los humanos estén presentes para asistencia y monitoreo. Ya no serían solo pacientes simulados, ejercerían entonces el rol de los médicos.

Kynaston añadió que aunque esta idea parece muy lejana, no deja de ser posible que quizás los pacientes, al llegar a un hospital, se enfrente a la pregunta de si prefieren que la operación sea realizada por un robot, o por un especialista humano.

Fuente: Grandes Medios

jueves, 21 de febrero de 2019

La biotecnología es la gran nueva revolución. Entrevista a Nicholas Negroponte

Gran apóstol de la innovación tecnológica, lleva tres décadas tendiendo puentes entre creadores y empresas. Cofundador del legendario Media Lab del MIT y de la revista Wired, la avalancha de críticas sobre la deriva de Internet no ha hecho mella en su optimismo. La próxima gran revolución, augura, hay que buscarla en la biotecnología.

El distinguido aire clásico de Nicholas Negroponte (Nueva York, 1943), con sus gafas de carey de montura redonda a lo Le Corbusier, su impecable jersey de cachemir y pulidos zapatos de piel, no ofrece ninguna pista evidente que permita identificarle como un insigne agitador, infatigable apóstol desde hace medio siglo del avance tecnológico. Su teléfono no está a la vista, ni asoma en ningún momento a lo largo de la hora en la que transcurre la conversación, que se celebra en la sede de la Fundación Norman Foster de Madrid —institución de la que es patrono—, pero Negroponte presume de estar perpetua y felizmente conectado. La desconexión no es algo que contemple.

Formado como arquitecto en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde investigó sobre las nuevas posibilidades que los ordenadores ofrecían al diseño, arrancó su carrera en esa misma institución en 1966 y casi dos décadas después, en 1985, lanzó allí, junto a Jerome B. Wiesner, el legendario Media Lab, un centro multidisciplinar de investigación cuyos proyectos abarcan desde el urbanismo hasta las ciencias de la salud. Negroponte ha sido un puente fundamental entre inversores e inventores. Criado en Manhattan en el seno de la acaudalada familia de un armador griego y educado en internados estadounidenses y suizos —su hermano John es un conocido diplomático estadounidense—, dice que se le daban bien las matemáticas y el arte (“me gustaba ponerme los dos trajes, el gris y el de rayas”) y que aquello fue lo que le condujo al campo de la informática, un ámbito creativo en el que había mucho por inventar y que estaba regido por fórmulas y código. Sin embargo, a Davos, otro importante campo de acción, Negroponte llegó en los ochenta con sus padres, antes de que el encuentro se llamara Foro Económico, y por una mera cuestión de vecindad: la familia tenía una casa allí y empezaron a llamarle para que diera algunas charlas.

Además de ser socio de un fondo de inversión especializado en tecnología digital y entretenimiento, ha invertido directamente en cerca de medio centenar de start-ups y fue socio fundador de la revista Wired. Sus populares columnas en la última página de esta publicación le convirtieron en muy visible defensor de la ciberesfera y acabaron por colocarle en la lista de autores superventas al quedar recogidas en el libro El mundo digital (Ediciones B), traducido a más de 40 idiomas.

Pionero en muchos ámbitos, Negroponte también pronunció la primera charla TED de la historia en 1984. Allí habló de pantallas táctiles, teleconferencias y CD-Rom, algo que sonaba casi a ciencia-ficción.

Desde entonces ha pronunciado más de media docena de TED. No hay duda de que tiene mucha fe en la importancia de la comunicación, y de que se siente cómodo sobre un escenario.

Es muy conocido por sus predicciones. ¿Cuáles espera que aún se cumplan?

He tenido una posición muy afortunada que me ha permitido integrar en una visión de futuro lo que hacíamos en el MIT. Pero eran extrapolaciones. Es más fácil proyectarse si estás metido de lleno haciendo cosas que si estás leyendo y tratando de adivinar el futuro a partir de la información que has analizado. Si trabajas en algo como el desarrollo de tecnología de pantallas, es bastante sencillo vaticinar que progresivamente serán más baratas y con mejor resolución y color.

En un mundo de cambio constante, ¿qué necesita una idea no solo para despegar, sino para perdurar?

La velocidad hoy es tan alucinante que lo que cuesta entender es ese ritmo y no tanto el cambio en sí.

Hay ideas y escuelas de pensamiento que han tenido un ciclo de vida muy corto y, sin embargo, su impacto ha sido enorme por su gran capacidad de contagio. Le daré un ejemplo: el campo de la ciencia cibernética no duró mucho, probablemente hoy quede solo un grupo de profesores metacibernéticos, porque esa área de estudio se desgajó en las ciencias computacionales. Esto está volviendo a pasar ahora con el área de la biología sintética y estudios relacionados con la genética que no tienen necesariamente un nombre o un departamento claro, pero que están conectados a otras áreas: aunque puede que no sobrevivan como campos de estudio específico, conducen a otros. La durabilidad de una idea tiene que ver con que acabe formando parte de la cultura, que la contagie.

Después de pasar más de una década en laboratorios diseñando, decidió dejarlo y ayudar a que otra gente hiciera lo que usted había hecho. ¿Qué le llevó a tomar esta decisión?

Crecí en un entorno extremadamente privilegiado y tuve mucha suerte. Mis padres eran intelectuales, aristócratas en cierto sentido, muy europeos, y como hijos suyos teníamos muy buenas oportunidades. No albergué la ambición de ser más rico o acceder a una clase social más alta. No sé si me equivocaba, pero pensaba que ya lo tenía y que la vida no iba de eso. Cuando empecé a inventar y a investigar, la gente fue muy generosa conmigo. Había profesores a los que les dije cosas muy tontas y que no me despreciaron, sino que me ayudaron a repensar las ideas. En el MIT te hacían creer que cualquier cosa era posible. Y me sentí muy afortunado. Después pensé que me había llegado el turno de crear este tipo de oportunidades para otra gente.

¿Qué ha aprendido después de 30 años conectando el dinero y las ideas, el mundo de los negocios con la academia?

Han pasado cosas muy interesantes. Siempre he creído que mi trabajo consistía en defender a los investigadores, aislarlos de los problemas, crear un ambiente en el que gente de grupos sociales distintos y de diversas edades trabajaran juntos sin un plan estricto, en un lugar heterogéneo, alentador y seguro. Se trataba de proporcionar un espacio en el que poder estar loco.

Porque el Media Lab lo creamos como un lugar para inadaptados, para aquellos que no encajaban estrictamente en la sociedad. Ellos son a menudo de quien más tenemos que aprender, pero hay que tener cuidado: es muy fina la línea que separa a un inadaptado creativo de una persona realmente loca y disfuncional.

Por esa línea caminamos en el Media Lab sin mucha cautela. Siempre he animado a la gente a no ser realista. Si alguien dice que algo es imposible, eso solo tiene que significar que hay que intentarlo con más ahínco. Hay pocos sitios donde poder hacer esto, porque normalmente estás sujeto a un baremo, algo funciona o no, es un éxito o un fracaso.

Me pregunto por las sospechas que generan los negocios en el mundo académico, por la suspicacia entre inventores y empresarios. La relación entre estos dos mundos no está exenta de problemas. Nunca he vendido una idea específica a nadie, ni a una empresa, ni a un miembro de un equipo académico. No he prometido que transformaríamos plomo en oro. A los CEO les explicaba que, si tener a un científico desarrollando nuevos proyectos en su compañía les costaba una cifra determinada, yo les ofrecía 500 en el Media Lab. Podrían tener cualquier cosa que necesitasen, pero sin derechos exclusivos. De todos modos, era una venta fácil, 500 contra uno.

El Media Lab ha seguido creciendo, y el paisaje empresarial también ha cambiado. Muchos “inadaptados creativos” hoy sueñan con montar sus propias start-ups, más que en trabajar para otros. Sería incorrecto decir que en el Media Lab la relación siempre es feliz y productiva con las start-ups: algunas chupan del laboratorio y otras contribuyen más. Es una evolución natural en el mundo de hoy, pero la víctima es el big thinking, el pensamiento a lo grande, que ya no recibe tanta atención. El número de gente que hace proyectos pequeños es mayor que hace 20 años porque esos son los que se prestan más a prosperar.

Después de la elección de Trump, voces como la del periodista Walter Isaacson o el científico creador de Internet, Tim Berners-Lee, han expresado su preocupación por la deriva de la Red. ¿Qué opina?

Sí, hay gente que considera que la velocidad y la simplicidad de las conexiones han generado una serie de fenómenos que no son buenos. Yo pienso que esto es como argumentar contra la alfabetización. No veo el vínculo tan directo entre una cosa y otra. Internet no nos ha traído a Trump. Su victoria tiene que ver con el número de gente que no se sentía representada.

Las polémicas que ha suscitado Internet vienen de lejos, pero ¿qué tienen de nuevo las críticas actuales a la tecnología?

Hay una corriente antitecnología que va más allá de Internet que para mí es difícil de entender. Por ejemplo, las criptomonedas son importantes para hacer transacciones y generar riqueza. Se dice que ayudan a traficantes, pero este argumento no tiene en cuenta que en los negocios ilícitos también se usa efectivo y todos llevamos monedas en los bolsillos. Se desvía la culpa en una dirección equivocada.

Sostiene que la biotecnología es la gran nueva revolución.

Sí, si hoy arrancara el Media Lab, lo volcaría en esta área, es el nuevo digital, el asunto más importante en la actualidad.

La revolución digital e Internet han mostrado cuántas cosas pueden ir mal por falta de previsión y retraso en la legislación. Ese sistema no fue diseñado para que cada usuario tuviera una identificación y control sobre sus datos. ¿No le provoca cierto pavor los problemas que pueden surgir con la biotecnología?

El impacto del sector biotech es efectivamente inmenso y los problemas éticos aparejados también. Afecta a la vida misma, a crearla y cambiarla y manipularla, e incluso hacer cosas que la naturaleza no ha hecho.

El mundo artificial y el mundo natural serán de pronto el mismo, de repente podemos trabajar a una escala tan pequeña como la naturaleza y podremos hacer cosas inimaginables hace 30 años.

¿Seremos unos frankensteins?

Puede que nosotros no, pero tus nietos sí, en el sentido de que nos podremos diseñar y cambiar.

¿Nuestro estado anímico también?

Eso ya lo hacemos con pastillas, con alcohol y otras muchas cosas. Lo que me parece muy interesante es la comunicación directa de cerebro a cerebro. Y el lado más extremo de esto es la involución del lenguaje al poderte comunicar directamente sin ningún interfaz. No es algo que me preocupe, pero leer la mente de la gente compu­tacionalmente es algo que está lleno de problemas tremendamente complejos. Si se pueden leer las mentes y hay evidencia científica de ello, ¿se pueden también escribir? Es decir, si te tomas una pastilla y aprendes francés, eso sería escribir, no leer. ¿Eso va a pasar? Sí. ¿Es algo profundamente controvertido? Sí, es algo mucho más grave que la posibilidad de que pirateen tu cuenta bancaria.

La revolución digital parece que ya ha mermado nuestra capacidad de atención y concentración.

Sí, muchísimo. Hoy esperas que una historia termine mucho antes. Mucha gente, yo incluido, no consumimos textos largos. Soy disléxico y, como me costaba, leía aún más que otra gente. Hoy consumo más palabras, pero todo en trozos de unas 250.

La conexión 24 horas es otro de los temas inquietantes. Se recurre a técnicas como el mindfulness para tratar de contrarrestarlo y hay quienes se marcan un tiempo al día para desconectar. ¿Lo ha intentado?

No, y además creo que estar conectado me permite tener más tiempo de calidad. La gente te dice: ‘Me voy a tomar dos semanas con mi familia y voy a estar totalmente desconectado, ¿no es maravilloso?’. Pero si la opción fuese tomarte cuatro semanas de vacaciones con tu familia y estar un poco conectado, ¿no lo preferirías? La mayoría, sí. Sobre el mindfulness entiendo de dónde viene, pero a mí no me va.

Las sociedades hiperconectadas se enfrentan paradójicamente a nuevos problemas de aislamiento. ¿La revolución en las comunicaciones ha desembocado en cámaras de resonancia?

Hoy, con muy poco esfuerzo, también puedes oír más voces que nunca, con opiniones que están en diferentes lados de la ecuación. Hay una parte de oír lo que quieres oír, pero también existe la posibilidad de escuchar otras opiniones. Un pueblo pequeño en el que la gente solo se escucha entre sí también es una cámara de resonancia. Lo que hoy tenemos es mucho más amplio.

En un pueblo sabías quién hablaba y hoy parte del problema radica en que puede que no sepas de dónde viene esa voz. Más que a la procedencia o identidad de esas voces, a lo que apunta su pregunta es a las fake news. Las noticias falsas son creadas por gente que quiere manipular, y eso es un escándalo. La cuestión es si se puede resolver esto computacionalmente o de alguna otra forma.

Sostiene que las naciones desaparecerán y solo habrá ciudades. Los alcaldes deberían gestionar el mundo. Las naciones son un concepto peculiar.

Si tuvieras que rediseñar la organización de 7.000 millones de personas, nunca pensarías en crear más de 180 entidades, algunas de las cuales tienen 5.000 habitantes y otras más de 1.000 millones. Hemos evolucionado de una manera que nos ha llevado a un modelo de organización bastante peculiar de países grandes y pequeños, unos construidos de forma arbitraria, otros por accidentes geográficos, otros por religión. Hay una enorme disparidad, y los países son demasiado grandes para ser locales y demasiado pequeños para ser globales. Si miras a los que son ricos, productivos y felices, todos tienden a ser sociedades democráticas de entre cuatro y ocho millones de personas.

¿Qué opina del impulso nacionalista que gana adeptos por todas partes?

Es muy desafortunado y lo contrario de lo que esperaba que ocurriera, pensaba que con Internet tendríamos un mundo más integrado. Los nacionalistas de cualquier tipo son egoístas. Todo se discute en unos términos bastante egoístas y cicateros.

Este auge nacionalista parece ser consecuencia del miedo que siente la gente. ¿El temor irá a más ante la robotización de las sociedades?

Nadie discutía sobre los ascensores y otras cosas que cambiaron nuestras vidas. Ahora lo que parece preocupar a la gente es que el grado de automatización está afectando a lo que antes considerábamos actividades intelectuales. Entiendo la preocupación que suscita que el trabajo sea realizado por máquinas, pero no estoy seguro de que este cambio sea algo malo.

¿Su optimismo en estos años se ha aplacado?

No, soy muy optimista, y eso es un estado natural, una forma de ser.

Uno de sus hermanos es el diplomático John Negroponte, y los otros dos se dedican al cine y al arte. ¿Qué les inculcaron en su casa?

No sé si le echaban algo al agua. Los mayores crecimos con la idea del servicio público y los dos pequeños quizá lo hicieron en un momento en que se fomentaba más la creatividad y la expresión personal. Pero no puedo decirte por qué ninguno fundó una empresa. Supongo que nos atraía más el servicio a la sociedad civil y el arte, cosas de las que nos hablaban en casa.

Fuente: en Positivo

LinBi, proyecto europeo de contenidos digitales sobre biodiversidad

La UE ha puesto en marcha el proyecto ‘Linking Biodiversity and Culture Information’ (LinBi), financiado por el programa europeo Connecting Europe Facility in Telecom, que pretende mejorar la forma de acceder y descubrir los recursos digitales sobre la biodiversidad, incrementar la calidad de los mismos y facilitar y promover su reutilización.

En la iniciativa participan cinco instituciones de cuatro países de la UE, entre ellos el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a través del Real Jardín Botánico (RJB).

El Real Jardín Botánico aportará al proyecto una nueva colección tratada, descrita y contextualizada con 70.000 imágenes digitales extraídas de sus libros más valiosos y de fondo antiguo (siglos XV a XIX) que la convertirá en la mayor colección digital de ilustración botánica de España y en un referente a nivel mundial.

LinBi ha fijado como uno de sus hitos más importantes la creación de una plataforma digital de enriquecimiento que permita enlazar, anotar y comentar información, contenidos y recursos relacionados con la biodiversidad europea y que estará al alcance de cualquier persona interesada. De acuerdo con los objetivos marcados en el proyecto, durante los 18 meses que tendrá de duración para su desarrollo (2019-2020), los socios se han comprometido a alcanzar 1,3 millones de nuevos recursos como imágenes, ilustraciones, mapas, vídeos, textos, audios o gráficos que se incorporarán al portal Europeana, plataforma de patrimonio cultural digital europeo que cuenta con cerca de 60 millones de objetos digitales sobre temáticas muy variadas (naturaleza, arte, música, literatura, historia, entre otros).

El director de la Biblioteca del Real Jardín Botánico (RJB-CSIC), Félix Alonso, ha señalado que el proyecto nace con la idea de “romper las barreras de acceso al material de investigación sobre la biodiversidad para todo tipo de públicos”.

Gracias al proyecto se podrán interconectar el mundo natural, la biodiversidad, con el cultural a través de disciplinas como el arte, la música, la literatura o la historia.

Los socios integrantes de LinBi son: la cadena de radiodifusión Berlín-Branderburgo, Rundfunk Berlin-Banderburg (RBB, Alemania); el Museo de Historia Natural de Viena (NHM, Austria); la agencia tecnológica Angewandte Informationstechnik Forschungsgesellschaft (AIT, Austria); el Jardín Botánico de Meise (APM, Bélgica) y el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) de Madrid,

Fuente: Europa Press

martes, 19 de febrero de 2019

Ciencia y conciencia

Vivimos tiempos en que el conocimiento científico confiere autoridad a quien lo desarrolla o lo posee, además de configurar un verdadero activo para las sociedades que lo promueven a través de la investigación. Vivimos el momento de la Ciencia, que lleva a través de una metodología sistemática a alcanzar verdades y lograr conocimiento útil. La Ciencia ha triunfado por su poder para transformar la realidad. En ese triunfo estamos, no sólo porque la capacidad de profundizar se ensancha y agranda, sino porque cada vez confiamos más en el empleo de la técnica que se deriva del conocimiento científico. El fomento de la actividad investigadora y la transmisión del conocimiento que de ella se deriva representan valores fundamentales. Sólo las sociedades que apuestan por la creación de conocimiento científico se abren al futuro, pero igualmente es necesario que se produzca una transmisión rigurosa de los resultados. Importa que los científicos se impliquen en comunicar y que los divulgadores se formen, para evitar los errores e imprecisiones en que con frecuencia incurren.

La Ciencia aporta referencias en aspectos fundamentales para el hombre y la sociedad actual. El primero es contribuir a configurar nuestra cosmovisión. El ser humano que trata de entender el mundo y cuál es su lugar y su papel no puede prescindir de ese acervo de conocimientos. Su libertad para interpretarlo y valorar la significación de su propia existencia, a estas alturas de la historia, estaría muy limitada si prescinde de lo que la humanidad ha logrado desde el conocimiento científico.

Pero el avance científico también resulta ser herramienta esencial para la solución de los numerosos problemas que se nos muestran, en un mundo en que los interrogantes sobre su futuro se prodigan cada vez con mayor intensidad. Tenemos que hablar continuamente del cambio global, que puede modificar notablemente la situación del clima y el hábitat; del deterioro del medio ambiente y los ecosistemas; del agotamiento de los recursos naturales y su sustitución por otros alternativos; o de las limitaciones para alimentar al conjunto de la población humana y satisfacer sus necesidades nutricionales, amén de lo que se requiere para mantener la salud y combatir la enfermedad.

La Ciencia puede aportar, en primer lugar, la posibilidad de conocer cada uno de estos desafíos en su dimensión real al margen de lo que puedan ser con frecuencia interpretaciones sesgadas. Desde la Ciencia cabe explorar posibilidades y diseñar caminos para acometer las soluciones, mientras que la Tecnología permite ambicionarlas. A pesar de todo lo descubierto, hoy más que nunca la Ciencia nos sigue sorprendiendo, combinando posibilidades tanto de conocer como de modificar la realidad. El diseño de organismos vivos modificados, para llevar a cabo procesos inimaginables hasta hace poco, o de materiales con propiedades emergentes derivadas de una estructura especial, son ejemplos, entre otros muchos. El conocimiento científico y sus aplicaciones representan una reserva de posibilidades y aportan la esperanza de utilizarlas para afrontar los retos que tenemos por delante.

Por ello también la Ciencia tiene que ser una referencia para la gestión pública. Una proporción muy notable de las disposiciones que hoy día aprueban los órganos legislativos, de las actuaciones de los poderes ejecutivos e, igualmente, de las decisiones de órganos judiciales han de ser acordes con un conocimiento científico riguroso y contrastado. El conocimiento experto es fundamental para contrarrestar el sesgo ideológico o el prejuicio interesado, circunstancias frente a las que la sociedad democrática no está inmunizada.

Durante años, hasta su reciente supresión, he utilizado la expresión que da título a este artículo -«A ciencia y conciencia»- en un espacio de la cadena COPE programado para comunicar la Ciencia y sus alcances y hacerlo en un marco de referencias éticas. La búsqueda de la verdad científica resulta fundamental para el desarrollo del conocimiento. El más influyente filósofo de la racionalidad científica del siglo XX, Karl Popper, lo ha formulado con claridad. La Ciencia no hace pronunciamientos sobre principios éticos, pero la búsqueda de la verdad presupone la ética.

Mucho se ha debatido sobre los alcances de la verdad científica, los límites del conocimiento y la confrontación con la Filosofía que pretende profundizar en la esencia de los entes. De lo que no cabe duda es que la Ciencia es una sucesión de verdades provisionales, sometidas a revisión desde el punto de vista de su validez a la luz de nuevas observaciones y hallazgos. La historia de la Ciencia ha presenciado numerosos procesos de remoción, o superación, de paradigmas, algo que hoy vivimos con mayor intensidad. Cada hallazgo nuevo en Ciencia conduce inevitablemente a la formulación de nuevas preguntas, todo es un camino en busca de la verdad con numerosas estaciones. Esa actitud, de apertura a lo desconocido, para mí, cabe asimilarla, a la indagación en el misterio en definitiva. El científico que investiga tiene que confiar en seguir arrancando secretos a la naturaleza, precisamente para encontrarse con la verdad.

En cualquier caso, el rigor a la hora de obtener, presentar los hechos y derivar conclusiones supone una exigencia ética. La disponibilidad actual de procedimientos informáticos permite más que nunca poner de manifiesto situaciones en que todo ello se vulnera, por plagio o falseamiento de resultados. Hoy se está produciendo la retirada de trabajos científicos ya publicados (4 de cada 10.000), algunos de ellos en revistas con el máximo liderazgo. Todo ello reclama una actitud enérgica en el seno de la comunidad científica.

Encauzar el progreso científico al servicio del hombre y al respeto de su dignidad es también una exigencia de la que debemos ser conscientes. En una sociedad como la que vivimos, que plantea su neutralidad desde el punto de vista de los valores, no tengo duda de que estos deben ser propuestos por quienes creemos en ellos. Nos jugamos mucho a la hora de enfocar la investigación científica como apuesta de futuro de nuestra sociedad. No faltan propuestas orientadas a proponer la modificación integral de la naturaleza humana, utilizando los instrumentos técnicos que se han ido derivando de la práctica científica. El rigor científico ha de permitir identificar lo que es verosímil, frente al engaño y la quimera que se dan en muchas de estas formulaciones, como puede ser el mito de la prolongación ilimitada de la vida del hombre. La irrenunciable actitud ética ha de servir para valorar la legitimidad de muchas de las intervenciones técnicas que la Ciencia hace posible.

Imagen: Ciencia con Conciencia

Fuente: Revista de Prensa

lunes, 18 de febrero de 2019

Nueva tecnología permite ver cómo crece el bosque

Un nuevo sistema de monitoreo remoto permite que investigadores y técnicos sigan en tiempo real las tasas de crecimiento del bosque para evaluar si se están desarrollando adecuadamente y detectar tempranamente infecciones o ataques de plagas a las plantaciones.

Actualmente se requieren entre 150 a 160 trabajadores para hacer el trabajo de monitoreo. La actividad es agotadora y son frecuentes los accidentes laborales debido al ataque de animales venenosos. Con la nueva tecnología —llamada SmartForest— solo se necesita una sola visita para colocar los sensores que permitirán a los tomadores de decisión recolectar los datos de crecimiento del bosque diariamente.

La tecnología ha sido diseñada por una empresa brasileña llamada Treevia y se basa en una serie de sensores inalámbricos fijados alrededor de los árboles como si fueran cinturones, que se van ensanchando a medidas que crece la planta. El propósito es que esos sensores capturen los cambios en los diámetros de los árboles cada cierto tiempo y envíen los datos a una plataforma en línea.

La información se junta con las imágenes capturadas por los satélites y es analizada por algoritmos que usan técnicas de aprendizaje automático para producir informes confiables sobre el crecimiento de los bosques y su estado de conservación. Al asociar este conjunto de datos con la información climática de cada región, las empresas pueden estimar cuánta materia prima rendirá un área determinada en los próximos años.

“Cualquier propuesta de equipamiento y tecnología que pueda proporcionar un mejor conocimiento de la salud forestal, que demande menos costos y brinde una mayor eficiencia, representa un salto cualitativo en la gestión forestal”.
Ramon Bicudo da Silva, Universidad de Campinas

“Nuestro sistema ya lo están usando varias empresas en nueve estados de Brasil”, señala a SciDev.Net Esthevan Gasparoto, Director Ejecutivo de Treevia. “Usan la tecnología para producir inventarios que cuantifican y pronostican la tasa de crecimiento y estimar si habrá o no escasez de madera para abastecer a las madereras”, complementa.

Explica que el objetivo de la tecnología es ayudar a las empresas a asegurar la sostenibilidad económica y ambiental de sus negocios forestales en el corto y mediano plazo, lo que lleva al desarrollo económico de las regiones donde operan.

Pero además las autoridades pueden usar el sistema para asegurar que dichas empresas cumplan con la legislación ambiental que las obliga a restaurar y mantener los bosques cercanos. Esto es esencial para preservar los servicios ecosistémicos necesarios para garantizar la calidad de la vida humana.

[El sistema] “también se puede usar para averiguar si hay alguna fuente de infección o de ataque de plagas en el cultivo”, explica Ramon Bicudo da Silva, biólogo del Centro de Estudios e Investigación Ambiental de la Universidad de Campinas, quien no participó en su desarrollo.

Afirma que el este sistema de monitoreo remoto facilita el manejo de esos riesgos mediante una acción única dentro de las plantaciones que, por lo general, ocupan cientos de hectáreas. “Al anticiparse a estos problemas, los administradores podrían actuar antes de que se propaguen, lo cual conllevaría a un menor uso de pesticidas potencialmente dañinos para la salud humana y el medio ambiente”, enfatiza.

La información proporcionada por SmartForest es importante para las empresas que usan los bosques como fuente de materia prima, así como para las que usan eucalipto para la producción de pulpa y papel. Conociendo estos datos, están en capacidad de definir el mejor tiempo para el corte y la mejor eficiencia en términos de edad y rendimiento de la madera.

El nuevo sistema también ayudaría a los propietarios de tierras a adaptarlas a la legislación ambiental de Brasil, impulsando la recuperación de la cobertura forestal y la conexión de fragmentos, considerada esencial para la conservación de la biodiversidad, pues se trata fragmentos o parches restantes de bosques nativos más grandes que quedan en pie después de haberse despejado la tierra a su alrededor. Impulsar la reforestación entre cada fragmento ayudaría a reconectarlos.

La legislación ambiental manda que los productores ejecuten un proyecto de reposición de áreas degradadas y alteradas con el fin de mantener y restaurar las áreas de preservación permanente compuestas por franjas de bosques ribereños y también de una proporción de vegetación natural llamada reserva legal, que solo puede explotarse de manera sostenible.

Fuente: Sci Dev

viernes, 15 de febrero de 2019

Los últimos 40 años del TIPNIS, en 78 tomos de archivos y documentos

Una iniciativa de investigadores y la Pastoral Indígena del Beni derivó en la recuperación de cerca de 800 documentos que contienen la historia de los últimos 40 años del TIPNIS. El Archivo Documental Isiboro Sécure está ahora al alcance de todo el público desde la web.

La idea de generar este archivo nació de investigadores demandantes de fuentes de información y del director de la Pastoral Indígena del Beni, Julio Ribera Paniagua, quien especialmente identificó como problema estructural la falta de acceso a la información generada en los últimos 30 a 40 años de historia del TIPNIS.

El proyecto se concretó con fondos de la iniciativa Andes-Amazonia de la Fundación Gordon and Betty Moore, que administra la Universidad de Florida, en coordinación con la Subcentral de Mujeres Indígenas TIPNIS y la Subcentral TIPNIS. La participación de Fundación Solón permitió poner la documentación a disposición de un gran público vía online.

Azarug Justel, que estuvo involucrado en el trabajo de campo de recuperación de los documentos y su posterior digitalización, dice que la carencia de archivos se puede extrapolar a todos los territorios indígenas en el Beni donde no es costumbre conservar ese patrimonio documental.

Fuentes de información

El trabajo comenzó por identificar una quincena de fuentes de información en Trinidad, Cochabamba y La Paz que posteriormente fueron clasificadas por tipo de documentación, su estado, cantidad y calidad.
Los archivos originales del Centro de Investigación y Documentación para el Desarrollo del Beni (CIDDEBENI) y del archivo de Manejo de Áreas Protegidas y Zonas de Amortiguación, principalmente, se sometieron a digitalización, después se elaboraron fichas bibliográficas para cada documento y se catalogaron.

El producto de este trabajo es un archivo impreso en 78 tomos entregado a la Pastoral Indígena; un archivo digital de 5.6G y un archivo online en www.tipnisbolivia.org. El banco de información es de 771 documentos.

Justel explica que algunos archivos e investigadores tenían su material en un adecuado estado de conservación, catalogado, sin polvo, insectos ni humedad. Pero precisamente el archivo de CIDEBENI, institución cerrada hace algunos años, tenía su repositorio en malas condiciones: humedad, en habitaciones con fracturas en el techo, y con documentos irrecuperables. Ese material está a cargo de Hoyam Moxos, que no tiene fondos para su preservación.

Informes, resoluciones, cartas...

Marielle Cauthin, del equipo del proyecto, dice que su inicial preocupación fue recuperar documentos de primera mano: resoluciones orgánicas, cartas, informes, diagnósticos. Es decir fuente de información que puede ser base para otros estudios.

Así se recuperaron revistas que contenían información de las primeras marchas indígenas, informes de guardaparques que reportan el avasallamiento cocalero al Polígono 7, informes de enfrentamiento entre indígenas y entre cocaleros, las solicitudes de intervención del Ministerio, del INRA, de alcaldía de Villa Tunari.

“Empezamos a tener documentos de primera mano para mejorar la historia de denuncias de avasallamiento del territorio. Tenemos los iniciales proyectos del Área Protegida, proyectos para el aprovechamiento de cacao, cuero de lagarto, aceite de motacú, artesanías. Los proyectos van contando un poco las trayectorias de consolidación de momentos altos y bajos del Isiboro Sécure”, dice Cauthin.

Documentos de los dirigentes

Un importante bagaje es la documentación que tienen en su poder los exdirigentes indígenas. Marcial Fabricano y Adolfo Moye aportaron con resoluciones, fotos antiguas, etc. Cauthin explica que eso ha generado otro hilo histórico de los momentos en que organización indígena toma la voz para denunciar avasallamientos, atropellos o negociaciones con el gobierno, además de su arribo a acuerdos.

Por ahora la preocupación del equipo es que los documentos originales están en proceso de deterioro y desaparición por falta de condiciones de cuidado. Cauthin explica que las organizaciones indígenas se han visto en apuros por resguardar los títulos ejecutoriales de su TCO o sus resoluciones orgánicas, por eso se busca generar procesos de documentación y recuperación, además de socializar esa información para fortalecer de alguna manera la defensa y sostenimiento territorial.

Azarug explica que existe mucho por trabajar: “entre los pocos recursos y el poco tiempo tuvimos que priorizar documentos, sobre todo se han dejado atrás slides (diapositivas) antiguos, casetes con entrevistas, hemos encontrado entrevistas del primer encuentro de corregidores en el TIPNIS en 1987. Las mimas personas que custodian esos archivos tienen predisposición para colaborar y seguir trabajando en esto, falta recursos económicos y tiempo”.

Uno de los impactos del Archivo Isiboro Sécure es que los investigadores y personas en general han comenzado a revisar los documentos de los 78 tomos en custodia de la Pastoral Indígena en Trinidad. El otro resultado es que muchos investigadores están enviando sus investigaciones y documentos de primera mano para alimentar el fondo documental. Otra constatación también es que muchas personas no quieren aportar su documentación por temor a represalias en la actual coyuntura política.

“Partimos de la lógica de que abrir información, liberar información, es desconcentrar el poder y generar condiciones de seguridad a varios actores del territorio”, dice Marielle Cauthin. Otra área identificada para trabajar es el área Chimán, que está en demanda de restitución territorial con el INRA, pero eso dependerá de las alianzas que puedan conseguir con otras instituciones.

Fuente: Pieb

La digitalización del trabajo

La manera en que usamos la tecnología digital ha cambiado nuestra forma de trabajar. Tipeamos esta columna en el teclado de una laptop, y un programa corrige nuestras faltas de ortografía mientras escribimos. Enviaremos el texto por correo electrónico al editor, quien lo publicará utilizando un sistema de gestión de contenidos. La mayor parte del público lo leerá en su teléfono celular, y, si le gusta, lo compartirá y comentará en redes sociales.

Si bien esta no es la primera vez que el uso de la tecnología se vincula con cambios fundamentales en la manera de producir bienes y servicios, ¿hay consecuencias únicas de la revolución digital en el mundo laboral?

Para responder a esta pregunta dialogamos con cuatro especialistas en tecnología, organizaciones y trabajo. La respuesta conjunta que surge de sus respectivas investigaciones es la persistencia del factor humano en la digitalización de la economía y la producción.

Shane Greenstein, economista y profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, argumenta en contra del "excepcionalismo de internet", es decir "la creencia de que internet siguió sus propias y únicas reglas económicas, y que tiene poco en común con otros episodios históricos importantes".

Por el contrario, Greenstein sugiere que "una explicación económica coherente y sólida puede clarificar cada característica destacada de la experiencia [de Internet], y esa explicación puede servir como base para las lecciones sobre innovación".

En sintonía con el argumento de Greenstein, Diane Bailey, profesora de la Universidad de Texas en Austin, y Paul Leonardi, que enseña en la Universidad de California en Santa Bárbara, indagaron acerca de los efectos de la tecnología mediante una investigación sobre cómo distintas ocupaciones adoptaron dos innovaciones separadas por varias décadas: la línea de montaje y las computadoras. Los autores encuentran que distintas ocupaciones e industrias incorporaron los cambios de maneras diversas, ya que "los resultados en la introducción de las dos tecnologías fueron establecidos por cómo los gerentes implementaron cada tecnología y cómo los trabajadores la usaron".

Bailey y Leonardi plantean que, aunque parezca razonable esperar que las nuevas tecnologías tengan impactos únicos y predecibles, "cuando las personas comienzan a usar nuevas herramientas aprendemos la misma lección, una y otra vez: los seres humanos tenemos muchas opciones sobre cómo las implementamos y qué efectos las dejamos tener".

La imprevisibilidad del factor humano es para Greenstein una de las lecciones de la evolución histórica de la innovación digital: "muchas de las innovaciones clave quedaron fuera de los pronósticos y las predicciones conocidas, y no fueron anticipadas por las empresas establecidas en informática y comunicaciones".

El rol de las personas en el manejo de las tecnologías es crucial para comprender el presente y los posibles futuros del trabajo. Mary Gray y Siddarth Sury estudian "los humanos que trabajan detrás de la cortina de la inteligencia artificial", la fuerza de trabajo invisible que hace posible muchas de las aplicaciones más populares del entorno digital.

Gray, investigadora senior de Microsoft Research y profesora de la Universidad de Indiana, describe la "paradoja de la última milla de la automatización": aunque la inteligencia artificial e Internet son representadas como carentes de trabajo humano, el análisis de la web encuentra "una amplia gama de personas que participan en lo que llamamos 'trabajo fantasma'". Este tipo de trabajo incluye "tareas como etiquetar una imagen con una palabra clave o buscar en la web direcciones de empresas para corregir entradas de la base de datos, traducir y subtitular películas, o incluso brindar consejos de salud".

Para Gray, "la gran paradoja de la automatización es que el deseo de eliminar el trabajo humano siempre genera nuevas tareas para los humanos. Lo que llamamos 'la última milla' es la brecha entre lo que una persona puede hacer y lo que puede hacer una computadora".

Bailey y Leonardi también destacan la importancia del factor humano y la co-presencia física en la dinámica laboral en la sociedad actual. Aunque las nuevas tecnologías permiten trasladar el trabajo a otros países con menores costos laborales, conformar equipos virtuales, y trabajar sobre simulaciones, "ubicar a los trabajadores distantes entre sí o de herramientas de trabajo físicamente existentes ha conducido a problemas imprevistos".

Estos investigadores agregan que es importante "brindarles a los trabajadores la oportunidad de encontrarse cara a cara, y se involucren con herramientas que de otra manera no encontrarían".

Greenstein hace hincapié en la diversidad del origen del cambio tecnológico al señalar que "muchas innovaciones clave para Internet provinieron de colaboradores en un conjunto de lugares ampliamente dispersos".

¿Qué recomendaciones brindan estos especialistas frente a la importancia del factor humano en los procesos de innovación tecnológica?

Greenstein advierte sobre cómo la concentración en Internet ha llevado a que "las decisiones de un pequeño número de empresas determinan la experiencia de muchos ciudadanos en los espacios cuasi públicos del comercio electrónico y las redes sociales". Y agrega que esta situación ha tenido efectos unificadores a nivel global pero que también han existido efectos negativos. "Muchas plataformas pervirtieron los principios de la libertad de expresión en muchos contextos, socavaron el sentido de la verdad objetiva entre muchos lectores, y proporcionaron canales para unificar algunas de las voces más horribles de odio y prejuicio, que previamente habían permanecido aisladas en las sombras".

Frente a este escenario, el economista de Harvard propone abordajes basados en las personas y no los algoritmos para el sector público y el sector privado. "Desde una perspectiva de políticas públicas, no hay ninguna razón para retirarse de desenmascarar el comportamiento criminal, reducir la misoginia e interferir con el tráfico de drogas y la trata de personas. […] En cuanto a las empresas privadas, les aconsejo que anticipen estos problemas invirtiendo dinero: contraten expertos en administración de comunidades online y capaciten personas, no algoritmos, para implementar políticas sobre el contenido apropiado".

Bailey y Leonardi sugieren que, aunque las nuevas tecnologías puedan remplazar a los seres humanos en algunas tareas, tal vez sería mejor dejar esos trabajos en manos de personas. "Al principio, tal decisión de permitir que las personas sigan haciendo las cosas que una tecnología puede hacer más rápido y de forma más económica puede parecer irracional. Sin embargo, a largo plazo, el mantenimiento de ciertos tipos de conocimientos y habilidades, junto con la intuición humana y la casualidad, puede llevar a nuevas innovaciones importantes".

Gray describe que quienes hacen el trabajo fantasma de organizar, moderar, etiquetar y distribuir contenido reciben salarios menores al promedio, sin beneficios de licencias por enfermedad o maternidad e incluso sin seguro de salud. Esta investigadora argumenta que "la intervención política más importante sería sentar a los trabajadores en la mesa y aprender de sus experiencias actuales". Esto implicaría "dar apoyo a los trabajadores como miembros de una comunidad laboral, donde acumulan beneficios, como licencias, atención médica y herramientas de trabajo y jubilación, con cada minuto que contribuyen a un proyecto".

"Los activos más valiosos que las personas aportan son su creatividad y capacidad para discernir y comunicar lo que ven en el mundo. Los robots no pueden hacer esas cosas de manera significativa, y tal vez nunca puedan", prosigue Gray. En un mundo cada vez más digitalizado, lejos de ser meros engranajes en la máquina, "los seres humanos son más valiosos que nunca".

Imagen: Forbes Mexico

Fuente: Infobae

jueves, 14 de febrero de 2019

Cinco tecnologías que transformarán el agro, la comida y la cadena de suministro en los próximos cinco años

Dentro de los próximos cinco años, la población de la Tierra cruzará la marca de los ocho mil millones por primera vez. La compleja cadena alimentaria, ya amenazada por el cambio climático y un suministro de agua limitado, se resentirá aún más. Para satisfacer las demandas de este futuro superpoblado, son necesarias nuevas tecnologías y dispositivos, avances científicos y formas de pensar completamente nuevas sobre la seguridad e inocuidad de los alimentos.

Los investigadores de IBM presentaron en su evento anual Think 2019 cinco tecnologías que dentro de los próximos cinco años proveerán soluciones en cada eslabón de la cadena alimentaria. Están ayudando a los agricultores a maximizar los rendimientos de los cultivos y desarrollando formas de frenar la epidemia de desperdicio que destruye el 45% del suministro de alimentos. Los científicos están trabajando para crear una red de seguridad para detectar patógenos y contaminantes antes de que enfermen a las personas. Y están inventando formas de mantener el plástico fuera de los océanos.

1. Los dobles digitales de la agricultura ayudarán a alimentar a una población creciente utilizando menos recursos

¿Cómo darle a un agricultor que nunca ha puesto un pie en un banco acceso al crédito? Digitalizando y captando todos los aspectos de la agricultura, desde la calidad del suelo hasta las habilidades del conductor del tractor y el precio del melón vendido en el mercado. Se le llama Digital Twin, y dentro de los próximos cinco años, utilizando la inteligencia artificial podremos usar estos datos para pronosticar con precisión los rendimientos de los cultivos, lo que a su vez les dará a los bancos e instituciones financieras los datos que necesitan para proporcionar crédito para ayudar a los agricultores a expandirse.

"La representación digital se logra a través de una red de sensores que digitalicen todas las dimensiones de la granja recopilando datos", explicó, Juliet Mutaji, ingeniera informática de IBM research. "Combina ese banco de datos con inteligencia artificial de Watson para tomar mejores decisiones más informadas y, por último, registre toda esa información en una blockchain para controlar cada etapa de la cadena de suministro".

Una herramienta importante para ayudar a los agricultores y productores a tomar mejores decisiones es la nueva IBM Watson Decision Platform for Agriculture. Esta plataforma combina datos, satélites, teléfonos móviles y sensores con capacidades de inteligencia artificial para recopilar y analizar datos visuales no estructurados sobre el uso de la tierra agrícola, desde la química del suelo y el suministro de agua hasta enfermedades de cultivos, uso y disponibilidad de equipos, tormentas inminentes, olas de calor y de frío…todo para cumplir con la promesa de mejorar la calidad y seguridad de los alimentos.

Con un gemelo digital de las granjas y la actividad agrícola en todo el mundo, los participantes en todos los niveles de la cadena alimentaria tendrán acceso a más información y recursos, lo que resultará en una economía agrícola más equitativa. Y lo que eso significa es: más comida, a un costo menor. "En 5 años la combinación de la internet de las cosas, blockchain y la IA reducirán el desperdicio de alimentos a casi cero. Blockchain trazará la comida desde las granjas hasta los mercados, la IA se encargará de mantener la cadena de suministro eficiente y IoT ayudará a informar las decisiones empresariales", dijo Mutaji.

2. Blockchain evitará que se desperdicie más comida

Dentro de cinco años, eliminaremos muchas de las costosas incógnitas en la cadena de suministro de alimentos. "Estamos ante una situación que se pierden o desperdician el 34% de los alimentos que se producen debido a ineficiencias en la cadena de suministro", dijo en el evento Think 2019 de IBM Ana Paula Assis gerente general de Latinoamérica de la empresa. Esta epidemia de desperdicio disminuirá considerablemente, los agricultores aumentarán los rendimientos de los cultivos y los productos que terminen en los carros de los consumidores serán más frescos -todo con la ayuda de blockchain y IBM Food Trust.

Lanzada en octubre de 2018, IBM Food Trust es un registro digital altamente seguro que utiliza tecnología blockchain para conectar a cada miembro de la cadena de suministro de alimentos a través de información precisa y compartida. Los investigadores de IBM están trabajando para llevar blockchain al siguiente nivel, combinándolo con sensores IoT y algoritmos AI, lo que hace que el seguimiento de los alimentos de la semilla al plato sea más preciso y confiable.

En un futuro cercano, los sensores de IoT podrían usarse para rastrear frutas, verduras o cualquier otro alimento en el largo viaje que va desde el campo hasta la tienda de alimentos. Al estar conectados a blockchain por medio de IBM Food Trust, estos sensores podrían permitir que todos, desde agricultores y transportistas hasta empacadores de alimentos y tiendas, conozcan los recuentos exactos de inventario en tiempo real. Por lo tanto, si están quedando pocas zanahorias en los estantes de alguna tienda, un transportista en otro punto del país podría saberlo de inmediato y enviar más en camino. Los algoritmos AI también podrían aprender de la enorme masa de datos que fluyen a través del sistema, para predecir la demanda de los consumidores, optimizando las estimaciones para el minorista y colocando automáticamente los pedidos de envío en cada ubicación de la cadena de suministro.

3. Mapear el microbioma nos protegerá de las bacterias malas

Dentro de cinco años, los inspectores de seguridad alimentaria de todo el mundo adquirirán una nueva superpotencia: la habilidad de entender cómo millones de microbios coexisten dentro de la cadena de suministro de alimentos y detectar patógenos en base a su comportamiento.

Estos microbios–algunos saludables para el consumo humano, otros no –están en todas partes –en los alimentos en las granjas, fábricas y tiendas de comestibles. Gracias a una nueva técnica que permite analizar su composición genética de manera rentable, los investigadores de IBM Research pueden estudiar la dinámica de las comunidades de microbios para su aplicación en seguridad alimentaria.

Por medio de la secuenciación de los genomas del microbioma, o comunidades de microbios-presentes en los alimentos que comemos-los investigadores de IBM, así como organizaciones aliadas como Mars, Inc., Bios-Rad y la Universidad de Cornell,se encuentran en un punto de inflexión hacia una nueva y más predictiva clase de análisis de alimentos. Este campo en rápida evolución, combinado con big data y microbiología, está construido sobre la tecnología de Secuenciación de Segunda Generación (NGS, por susiglaen inglés), que los investigadores están usando para recopilar una base de datos de genomas sin precedentes llamado el Consorcio para la Secuenciación de la Cadena de Suministro de Alimentos que contiene todos los genomas bacterianos secuenciados por investigadores en las últimas 2 décadas.

Con la visión obtenida de 500 terabytes de datos experimentales complejos, el equipo logró comprobar las diferencias entre los microbiomas de ingredientes seguros (que los investigadores consideran que tienen una composición estándar diferente) y los potencialmente dañinos (que podían ser detectados como desviaciones de la composición estándar, indicando contaminación por patógenos u otros ingredientes).

Usando secuencias de ADN y ARN, los investigadores pudieron perfilar los microbiomas en todos los lugares en los que la produccióno entregade alimentos ocurre. Estos análisis pueden ser usados paradetectar anomalías en el microbioma –por ejemplo, un incremento repentino y no anticipado de una bacteria patogénica dentro de una muestra de salchicha de cerdo, o un cambio en toda la composición del microbioma. Una prueba cultural tradicional de una salchicha tomaría días para ser realizada y podría indicar solamente la existencia de una bacteria problemática específica. El análisis avanzado de big data de los resultados del NGS para esta muestra, sin embargo, podría ser realizado en una fracción del tiempo y determinar todos los microbios presentes en la comida. Estos hallazgos podrían revelar señales tempranas de que este microbioma es favorable para el crecimiento de bacterias patógenas, ampliando la comprensión de los investigadores, de todo el universo microbiano.

Generar alertas tempranas sobre una anomalía potencial en un microbioma podría ahorrar millones de dólares a los gobiernos y a las compañías. Anualmente las enfermedades transmitidas por alimentos tienen un costo médico de 9 mil millones de dólares y de 75 mil millones en el caso de la recogida y destrucción de alimentos. Además,las enfermedades transmitidas por alimentos causan 128.000 hospitalizaciones y 3.000 muertes cada año en los Estados Unidos. Desarrollando una base de datos de microbios detalla mundial y aprovechando el análisis avanzado de big data de los resultados del NGS en cada etapa de la cadena de suministro de alimentos,estas cifras alarmantes podrían reducirse a cero en un tiempo muy corto.

Así, la seguridad alimentaria se vuelve predictiva en lugar de reactiva.

4. Los sensores de inteligencia artificial detectarán los patógenos transmitidos por los alimentos en el hogar

Dentro de cinco años, los agricultores, procesadores de alimentos y tiendas de comestibles del mundo, junto con miles de millones de cocineros en el hogar, podrán detectar contaminantes peligrosos sin esfuerzo en sus alimentos. Todo lo que necesitan es un teléfono celular o una mesada con sensores de inteligencia artificial. Los investigadores de IBM están creando sensores de IA potentes y portátiles que pueden detectar patógenos transmitidos por los alimentos en cualquier momento y lugar donde puedan aparecer. Estos sensores de bacterias móviles podrían aumentar sustancialmente la velocidad de una prueba de patógenos de días a segundos, lo que permite a todos los eslabones de la cadena alimentaria detectar la existencia de E. coli o Salmonella dañina antes de que se convierta en un brote.

Crypto Anchor Verifier, una nueva tecnología de IBM que usa inteligencia artificial e imágenes ópticas para analizar las sustancias y superficies de los objetos, puede reconocer las características ópticas de una sustancia, líquido u objeto, incluyendo su color, movimiento, viscosidad y saturación de color. "Los objetos y sustancias que compramos, vestimos, comemos o usamos todos los días tienen sus propios patrones ópticos únicos, a veces indetectables por el ojo humano, que los diferencian entre sí", explicó Donna Dillenberger, la investigadora de IBM Research que presentó el producto este miércoles en Think 2019. "Estos patrones pueden distinguir una mazorca de maíz orgánica de una modificada genéticamente, o identificar impurezas en los diamantes, por ejemplo".

Las características ópticas suelen medirse utilizando espectrómetros de luz, un instrumento bastante voluminoso y costoso para medir las propiedades de la luz. La herramienta desarrollada por IBM Research es portátil y lo suficientemente pequeño como para utilizarlo con la cámara de un teléfono móvil. Se podrá acceder a estos dispositivos ópticos a través de una aplicación de smartphone que utiliza el procesador del teléfono para conectarse con los sensores, y de esta forma detectar bacterias tan pequeñas como una micra, aproximadamente 75 veces más pequeñas que un cabello humano. El dispositivo puede visualizar en la pantalla del teléfono todas las bacterias sobre una superficie en tiempo real, así como contar el número de microbios con un 99% de precisión.

La capacidad óptica de la cámara y el sensor es asistida por un software que usa IA y machine learning para analizar características microscópicas y "leer" las longitudes de onda emitidas por diferentes sustancias y objetos. Después de escanear un material, un verificador registra su longitud de onda única y detalles microscópicos, comparando su huella digital con la de otras sustancias idénticas.

"El 73% de las importaciones de aceite de oliva han sido etiquetadas erróneamente o manipuladas, y en algunos países, casi el 70% de ciertos medicamentos vitales son falsificados", dijo Dillenberger. "IBM Verifier puede identificar la composición única de sustancias como el petróleo o cualquier tipo de comida, así como verificar la autenticidad de medicamentos que son vitales. Puede ser usado para analizar la calidad del agua o para detectar falsificaciones, incluyendo billetes falsos, mediante el análisis de patrones de impresión litográfica y tejidos del papel. El sensor es suficientemente pequeño como para ser incrustado en una tabla de cortar, recipiente o hasta en los cubiertos para detectar bacterias como E. coli antes de ingerir un alimento infectado".

"Dentro de 5 años las pruebas de patógenos tomarán segundos en lugar de días haciendo que los alimentos que comemos sean más seguros", agregó Dillenberger.

5. Un nuevo proceso de reciclaje radical dará nueva vida al plástico viejo

En cinco años, la eliminación de basura y la creación de nuevos plásticos se transformarán por completo. Todo, desde cartones de leche y recipientes para galletas hasta bolsas de comestibles y ropa, será reciclable, y las empresas fabricantes de poliéster podrán tomar los desechos y convertirlos en algo útil nuevamente.

Esta transición será impulsada por innovaciones como VolCat, un proceso químico catalítico recientemente descubierto por investigadores de IBM que digiere ciertos plásticos (llamados poliésteres) en una sustancia que puede ser devuelta directamente a las máquinas de fabricación de plástico para hacer nuevos productos.

Los residuos plásticos están plagando nuestro planeta. En total, la humanidad haproducido más de 8 mil millones de toneladas métricas de plástico. La mitad de todo el plástico recién fabricado se convierte en basura en menos de un año. Para 2050, se proyecta que en el océono habrá más plástico que peces.

El PET es uno de los polímeros plásticos fabricados más comunes (aproximadamente el 10% del total de plásticos producidos por año), un ingrediente clave en los paquetes de alimentos y bebidas y en las fibras de tela. Históricamente, la mayor parte de este material no fue reciclado, una razón principal por la que se estima que cada año ingresan al océano 8 millones de toneladas métricas de plásticos PET.

Aquí es donde entran en juego los avances en el reciclaje de plásticos como VolCat, abreviatura de catalizador volátil. Las botellas de plástico, los recipientes y las telas a base de PET se recolectan, trituran y combinan con un catalizador químico en un horno a presión a más de 200 centígrados. Con calor y una pequeña cantidad de presión, el catalizador puede digerir y limpiar el plástico triturado, y el proceso separa los contaminantes (por ejemplo, residuos de alimentos, pegamento, suciedad, colorantes y pigmentos) del material que es utilizable para producir nuevo PET. La materia utilizable (llamada monómero) toma la forma de un polvo blanco, que se puede introducir directamente en un reactor de poliéster para fabricar plásticos nuevos.

En los próximos años, avances como VolCat harán que el reciclaje de plásticos sea más eficiente y más versátil en el tratamiento de más tipos de materiales que sus predecesores. A diferencia del reciclaje mecánico tradicional, el reciclaje de plásticos del futuro descompondrá tanto plásticos transparentes como de colores, así como recipientes sucios y limpios, para generar un producto final de alta calidad que es 100% reciclable.

Fuente: Infobae

miércoles, 13 de febrero de 2019

Que puede hacer la Inteligencia Artificial por la educación

En los próximos años, es probable que los docentes reciban ayuda de la Inteligencia Artificial (IA) con el fin de mejorar la interacción con los alumnos, tanto en el aula como en casa. Así lo afirma el estudio ‘Artificial Intelligence and Life in 2030’ elaborado por la Universidad de Stanford. En él, sus autores analizan la presencia y repercusión de la IA en diferentes ámbitos de la sociedad. En el educativo creen que estas técnicas servirán para desdibujar la línea entre la enseñanza formal en el aula y el aprendizaje individual, de forma que cada alumno vaya a su propio ritmo.

También remarcan que, a estas alturas, esperaban que ese uso ya se hubiera iniciado de una forma normalizada, tanto en colegios como en universidades. Sin embargo, han constatado que no es así a causa de la falta de inversión y de estudios sobre su eficacia.

Mejoras en la enseñanza-aprendizaje

Hay tres aspectos en los que el uso de la Inteligencia Artificial mejorarán los procesos de enseñanza-aprendizaje actuales: gracias ellas se reducirán las tareas repetitivas, se fomentará la educación personalizada y se dará más relevancia al aprendizaje colaborativo.

“El proceso de enseñanza no está exento de tareas repetitivas que roban al profesor tiempo y energía. La IA actual es capaz de automatizar muchas de estas tareas administrativas, como realizar evaluaciones de trabajo en casa o calificaciones de exámenes tipo quiz con una velocidad y precisión mayor que la del profesorado”, explica Carles Sierra, vicedirector del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC (IIIA-CSIC).

Al mismo tiempo que evalúa al alumno, esta tecnología también puede identificar lagunas de conocimiento y ofrecerle contenidos para cubrirlas e, incluso, detectar desde el comienzo del curso cuál será la evolución previsible de un estudiante, para actuar en consecuencia.

En este sentido, en el Instituto Tecnológico de Monterrey (México) se ha trabajado durante cinco años en un modelo basado en IA que analizaba tanto la información académica como otra no estructurada (alimentación, calidad del sueño, control del estrés, etc). “Descubrimos que el proceso de aprendizaje tiene una carga conductual importante y, por ello, es posible realizar un pronóstico eficiente del desempeño”, mantiene el doctor Omar Olmos López, uno de los investigadores del proyecto.

Un alumno, un aprendizaje

Esto lleva a la segunda de las aplicaciones de uso de la IA: el aprendizaje personalizado. Un objetivo difícil de llevar a cabo con las técnicas de enseñanza tradicional, pero que se sitúa en el centro del uso de las nuevas tecnologías en el aula. “Algunas aplicaciones de la IA se orientan a diseñar unidades didácticas adaptables dinámicamente al estudiante. Ayuda a proporcionarles itinerarios de aprendizaje, contenidos personalizados y el feedback que cada estudiante necesita”, razona Carme Roig, Coordinadora de Lenguas Extranjeras de la Generalitat de Catalunya.

En cuanto al aprendizaje colaborativo, en el IIIA-CSIC están llevando a cabo un proyecto para desarrollar algoritmos que faciliten el trabajo en equipo. “Hoy por hoy sabemos que los estudiantes aprenden mejor, mantienen el conocimiento más tiempo y tienen una experiencia más satisfactoria cuando trabajan en equipo”, explica Lissette Lemus, gestor de Transferencia de Tecnología del Instituto.

Barreras a salvar

Los beneficios del uso de la IA parecen evidentes. Y un indicador de que estas aplicaciones no tardarán en llegar a las aulas es que grandes empresas como Google y Microsoft ya están poniendo en marcha iniciativas para su desarrollo. Su implantación, sin embargo, no será inmediata.

A la falta de recursos económicos y de datos que constaten su eficacia, se une el hecho de que herramientas como los ordenadores, los teléfonos móviles o las tabletas, todavía no están plenamente integrados en las aulas. Al menos, de forma generalizada. “La implantación de la Inteligencia Artificial en las aulas está directamente relacionada con la implantación de las tecnologías de la información en su sentido más amplio”, mantiene Sierra, que también señala “la reticencia por parte de los centros a utilizar los móviles y las tabletas en las aulas. A pesar de la existencia de soluciones BYOD (Bring your own device), que permiten el uso de dispositivos personales garantizando un acceso limitado a herramientas y aplicaciones”.

La implantación de la IA, por otro lado, provocará un cambio en el rol del docente. No solo porque deberá aumentar sus conocimientos sobre tecnología; también porque podrá centrarse más en el alumno. Es lo que algunos denominan ya el ‘maestro digital’ porque una de sus herramientas de trabajo serán las aplicaciones. “En los próximos años, tendremos aplicaciones que apoyarán mucho a los docentes en la enseñanza. Se vislumbran aplicaciones como rutas de aprendizaje óptimas, geolocalización y servicios académicos, planeación y gestión académica en planteles educativos, entre otras”, describe el doctor Olmos.

Fuente: Educacion 3.0

martes, 12 de febrero de 2019

Se necesitan científicas

Menos del 30% de los investigadores de todo el mundo son mujeres. Muchos de los grandes problemas que afronta el mundo pueden quedar sin resolverse por la falta de incentivos de muchas mujeres y niñas para estudiar carreras científicas.

El papel de la educación en las ciencias está cambiando y no puede subestimarse. Se calcula que el 90 por ciento de los futuros trabajos requerirán una formación en tecnologías de la información y la comunicación, y que las categorías laborales que tienen una creciente oportunidad profesional son las relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.

Según recientes estudios, esas categorías crearán 58 millones de puestos de trabajo.

Pero las mujeres y las niñas continúan estando muy poco representadas en las ciencias. Los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) muestran que menos de un tercio de las estudiantes eligen carreras vinculadas a ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas, y que solo un 3% escoge carreras relacionadas con la tecnología de la información y las telecomunicaciones.

La inteligencia artificial se está convirtiendo en una disciplina importante, donde se ha identificado la diversidad como un elemento crucial para asegurar que esté exenta de prejuicios de género. Sin embargo, el Foro Económico Mundial señala que sólo el 22% de los profesionales en esta área son mujeres.

Esta desigualdad en las ciencias se produce por varias razones, desde priorizar este tipo de educación en los niños, a los prejuicios de género y estereotipos, pasando por la brecha digital mundial (la separación que existe entre los países que tienen más acceso a internet y sus servicios y los que menos), que castiga desproporcionadamente a las niñas y las mujeres.

Falta de reconocimiento

La magnitud en que el mundo sigue perdiendo potencial científico femenino se vuelve aún más evidente si nos fijamos en la extraordinaria contribución de las mujeres en los avances científicos y, que a menudo, se pasan por alto.

Valgan como ejemplo Marie Curie, la pionera en computación Ada Lovelace, la científica de la NASA Katherine Johnson y muchas otras más cuyo trabajo continúa pasando desapercibido.

Esta tradición de excelencia científica femenina continúa hoy en día. Por ejemplo, en Sudáfrica, Kiara Nirghin ha desarrollado un polímero superabsorbente único que mantiene cientos de veces su peso en agua cuando se almacena en el suelo.

El descubrimiento fue su respuesta a las peores sequías que sufrió el país en más de 45 años. El polímero es barato, biodegradable y se fabrica en su totalidad con desperdicios. Aumenta la posibilidad de que las plantas mantengan un crecimiento sostenido del 84% durante sequías, y puede aumentar la seguridad alimentaria en un 73% en las áreas afectadas por desastres.

En reconocimiento a su trabajo, Kiara recibió el Gran Premio de la Feria de Ciencias de Google y fue una de las finalistas regionales de la Jóvenes Campeones de la Tierra en 2018 con solo 18 años. Esta competición está auspiciada por la ONU y premia las ideas innovadoras para preservar el medio ambiente.

Khayrath Mohamed Kombo es aún más joven. Con solo 15 años, Khayrath, de Dar-es-Salaam, Tanzania, participó el pasado mes de agosto en el primer Campamento de Codificación en Addis Abeba, Etiopía, junto a más de 80 niñas de 34 países africanos.

Durante el evento se lanzó la iniciativa “African Girls can code” (Las chicas africanas pueden codificar), un programa conjunto de la Comisión de la Unión Africana y la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

"Cuando supe la noticia me emocioné porque mi sueño es aprender más y ampliar mis conocimientos", dijo Khayrath, la única chica del club de informática en su escuela.

Durante los cuatro años de duración del programa, unas 2000 niñas recibirán capacitación como programadoras, creadoras y diseñadoras que servirán como los primeros pasos para iniciar posteriormente su educación en carreras relacionadas con las tecnologías de la información y la codificación.

Otra de las participantes en el campamento, Rebecca Azanaw, pudo compartir sus experiencias y ambiciones este fin de semana con el Secretario General de la ONU, António Guterres, en el marco de la Cumbre de la Unión Africana que se celebra en Addis Abeba, Etiopía.

"Estoy muy orgullosa de haber sido una de las primeras chicas africanas que formó parte del campamento. Fue una oportunidad para empezar a codificar en serio", dijo.

Si no hay más niñas y mujeres que se unan a estas profesiones, las relaciones de poder del mundo seguirán estando muy dominadas por los hombres.

Tras el campamento, Azanaw ha continuado perfeccionando sus habilidades en el lenguaje de programación Python. Actualmente ha fundado un club de codificación en su escuela, la Andinet International School, en Addis Abeba, y comparte sus nuevas habilidades con otras jóvenes.

"Quiero que otras chicas sepan que pueden conseguirlo. Si quieren, es posible alcanzar sus logros", añadió.

Con relación a esta iniciativa, Guterres quiso destacar que "si no hay más niñas y mujeres que se unan a estas profesiones, las relaciones de poder del mundo seguirán estando muy dominadas por los hombres".

Hay que romper el techo de cristal

Aunque las mujeres todavía se enfrentan a numerosos obstáculos que nos les permiten alcanzar su pleno potencial en las ciencias, Lisa Harvey Smith piensa que, para muchas mujeres, las barreras son sociológicas y psicológicas, pese a estar desapareciendo.

Harvey Smith, que se graduó como astrónoma, es profesora de Práctica en Comunicación Científica y embajadora del Gobierno de Australia para las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.

En una entrevista exclusiva con ONU Noticias, la profesora Harvey Smith destacaba que, con el asesoramiento, las redes y el apoyo adecuados, las mujeres pueden "atravesar el techo de cristal" y hacer "un trabajo sensacional".

En referencia a las funciones de la inteligencia artificial, añadió que necesitamos "diseñarlas teniendo en cuenta tanto a hombres como a mujeres, que representen a todos los ámbitos de la sociedad y a personas de todo el mundo, para asegurarnos de que toda la humanidad puede beneficiarse de ellas".

Esta cuestión es un tema de gran importancia para la edición de este año del Día Internacional de la Mujer y la Ciencia, que se celebra cada 11 de febrero y tiene como lema “Invertir en las mujeres y las niñas en la ciencia para un crecimiento verde incluyente”.

Para conmemorar el día, el Secretario General de la ONU, António Guterres, publicó un vídeo en el que describió la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia como "vital" para alcanzar la Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030, ya que "el mundo no puede permitirse el lujo de perderse las contribuciones de la mitad de nuestra población".

Amplia red de iniciativas

ONU Mujeres y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, la mayor iniciativa de sostenibilidad empresarial del mundo, trabajan conjuntamente para mejorar esta situación.

Ambas organizaciones han pedido al sector privado que se comprometa con la igualdad de género mediante la firma de los Principios para el Empoderamiento de la Mujer, argumentando que la diversidad de género ayuda a las empresas a obtener mejores resultados.

En una declaración conjunta de ONU Mujeres y la UNESCO, los dos organismos de las Naciones Unidas expusieron las formas en las que están abordando la falta de representación de las mujeres en la ciencia, mediante iniciativas como el Programa L'Oréal-UNESCO para la Mujer y la Ciencia, la Organización de Mujeres Científicas del Mundo en Desarrollo y el proyecto de ciencias, tecnología, ingeniería, matemáticas y fomento de la igualdad de género.

Asimismo, destacaron que menos del 30% de los investigadores de todo el mundo son mujeres y que hay muy pocas mujeres en puestos de toma de decisiones y en los empleos mejor remunerados de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Valga como ejemplo que las mujeres ganan sólo un nuevo trabajo en esas cuatro ramas científicas por cada veinte perdidos, mientras que los hombres logran un nuevo trabajo por cada cuatro perdidos.

Las mujeres necesitan ocupar su lugar en la cima de la ciencia.

La mejora de las políticas de contratación, retención y ascenso, así como el aprendizaje continuo y la mejora de las cualificaciones de las mujeres, pueden contribuir en gran medida a reducir esta diferencia.

Pese a que todavía queda mucho trabajo por hacer, durante la última década se han hecho grandes progresos para aumentar el acceso a la educación en todos los ámbitos y las tasas de matriculación en las escuelas, en particular de las mujeres y las niñas.

En cuanto al papel que tienen que desempeñar en las ciencias, la profesora Harvey Jones tiene un mensaje claro: "La ciencia, la tecnología y las matemáticas son para ti porque necesitas cambiar el mundo. Las mujeres necesitan ocupar su lugar en la cima de la ciencia, necesitamos usarlo para el bien y cambiar el mundo a mejor, y tú puedes hacerlo".

Fuente: Noticias ONU