sábado, 8 de abril de 2023

Cómo ha funcionado la desinformación rusa sobre la guerra en Ucrania


Para marcar el primer aniversario de la invasión rusa, que se cumplió el viernes 24 de febrero, el think-tank estadounidense Atlantic Council, especializado en estudiar las relaciones internacionales, publicó el resultado de dos amplias investigaciones enfocadas en la desinformación de guerra. Y sus conclusiones demuestran —una vez más— que la guerra va mucho más allá de los tanques y misiles. Pasa necesariamente por lo que se ve en las apps de mensajería y en las redes sociales.

En el estudio «Narrative Warfare» (Guerra narrativa, en español), la especialista letona Nika Aleksejeva se centró en entender cómo la propaganda rusa usó la mentira y los medios de comunicación alineados con el Kremlin en los 60 días que antecedieron al ataque a Ucrania. Y el resultado es asombroso. La idea era justificar la guerra.

Tras analizar el trabajo realizado por los verificadores de datos de la plataforma ucraniana StopFake.org entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, Aleksejeva pudo enumerar las tres narrativas que más se viralizaron en ruso en redes sociales:: «El ejército de Ucrania es cruel», «Los ucranianos son todos nazis» y «Ucrania es un estado fallido que obedece a Europa».

Después, tomando como base más de 10.000 artículos publicados por 14 medios de comunicación progobierno, Aleksejeva constató que cinco narrativas engañosas surgieron en el período preguerra y que se mantuvieron en el noticiario autorizado por el Kremlin. Estas fueron: «Rusia quiere paz», «Rusia tiene la obligación moral de garantizar la paz en la región», «Ucrania es un país agresivo», «Ucrania es una marioneta de Occidente» y «Occidente está creando tensiones en la región».

¿Y cuál es el impacto de tener estos dos conjuntos de narrativas engañosas viralizadas en un espacio sin prensa libre? Pues que, para muchos que viven en la región, la invasión del territorio ucraniano era no solo correcta, sino necesaria y urgente; que Vladimir Putin tenía toda la razón.

La segunda investigación publicada por Atlantic Council recientemente, «Undermine Ukraine» (Debilitar Ucrania, en español), complementa el panorama. Firmado por el especialista ucraniano Roman Osadchuk, el estudio se centró en la desinformación difundida en las redes sociales y apps de mensajería en los 12 meses siguientes a la invasión. Y el resultado demuestra que Rusia tiene estrategia y técnica suficiente para manipular la opinión no solo de los rusos, sino también de varias otras partes del planeta.

«Rusia utilizó un modelo multicapas para esparcir su desinformación. Tras impulsar una primera narrativa falsa, inmediatamente lanzaba una segunda, conectada a la primera, para reforzar las dos», dijo Osadchuk en la sesión virtual que Atlantic Council realizó el miércoles para presentar los estudios sobre Ucrania.

Según el especialista, la propaganda rusa dispuso —en este primer año de guerra— de una «industria de contenidos falsos» capaz de inundar el espacio informativo de forma tan abrumadora que el ciudadano termina por alejarse del debate público.

Un ejemplo son las sucesivas narrativas sobre decenas de cuerpos encontrados en las calles de la ciudad ucraniana de Bucha. Primero, Rusia dijo que los videos eran falsos, después que los muertos eran actores y, finalmente, que los propios ucranianos habían asesinado a sus conciudadanos. En medio de todo el horror y de tantas posibilidades, muchas veces la gente simplemente se desconectaba en vez de buscar la verdad.

«Los rusos crearon deepfakes de (el presidente ucraniano Volodymyr) Zelensky, pusieron el logotipo de medios de comunicación como BBC y Al Jazeera en decenas de contenidos falsos alineados con los intereses del Kremlin, falsificaron documentos supuestamente para que se viralizaran en las redes e, incluso, crearon una falsa unidad de fact-checking«, añadió el investigador.

Él se refería a «War on Fakes» (Guerra a las Mentiras, en español), un supuesto grupo de verificadores de datos que adoptaron el formato de un chequeo para, en realidad, esparcir desinformación rusa, según revelaron los fact-checkers estadounidenses de PolitiFact.

Una de las informaciones más interesantes extraídas del estudio de Osadchuk, sin embargo, tiene que ver con la idea de la segmentación de la mentira. O sea, Rusia ha sido capaz de crear y difundir noticias falsas a la medida, a partir de lo que suele viralizarse entre públicos determinados. Y para poner esta técnica a prueba, el Kremlin usó nada menos que… todo el planeta.

«En Polonia, los rusos invirtieron en la retórica antirrefugiados. En Estados Unidos y Europa, difundieron la idea de que Ucrania es un socio poco fiable, que estaría vendiendo las armas que recibieron de la OTAN. En el sur global, Rusia promovió el llamado ‘whataboutism‘ (el acto o práctica de responder a una acusación de mala conducta alegando que un delito cometido por otro es similar o peor) sumado al sentimiento antiestadounidense», detalló el investigador, quien dejó para los últimos minutos de su presentación algo igual de relevante.

Osadchuk dice que Rusia usó los canales de comunicación de sus embajadas y consulados para difundir mentiras de forma exhaustiva. Y no solo él tiene pruebas de esto. En abril de 2022, Marcel Schliebs, investigador en la Universidad de Oxford, reveló la existencia de una red de más de 300 cuentas de redes sociales conectadas con el cuerpo diplomático ruso. Juntas, estas alcanzaban más de un millón de interacciones por semana. Las más activas eran las del Reino Unido y México, que insistían en publicar falsedades destinadas a incrementar el apoyo a la invasión de Ucrania.

Imagínate si esto se pone de moda.

Fuente: Inmediaciones

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