jueves, 25 de julio de 2019

Más naturaleza, menos locos

Uno de cada cinco adultos en los Estados Unidos convive con una enfermedad mental. La estadística es similar en todo el mundo y se estima que cerca de 450 millones de personas actualmente padecen algún tipo de trastorno mental o neurológico. De todos ellos, solo alrededor de un tercio busca tratamiento.

En este sentido, la interacción con la naturaleza está comenzando a ser reconocida como una forma de mejorar la salud mental. Varios estudios científicos han demostrado que las experiencias de la naturaleza pueden beneficiar el bienestar psicológico y la función cognitiva de las personas. Sin embargo hasta el presente había sido difícil encontrar formas de cuantificar estos beneficios de una manera útil para las ciudades u organizaciones que desean integrar la naturaleza para mejorar la salud mental.

Ahora, un equipo internacional liderado por las Universidades de Washington y Stanford ha creado un marco para que los planificadores urbanos de todo el mundo puedan comenzar a medir los beneficios para la salud mental de la naturaleza e incorporarlos en los planes y políticas para las ciudades y sus residentes. Los resultados se publican esta semana en la revista especializada Science Advances.

La importancia de un entorno natural para la salud mental

"Es importante, a la hora de planificar cómo conservar la naturaleza e integrarla en nuestras ciudades, tener en cuenta los beneficios directos en la salud mental que proporciona el contacto con la naturaleza", explica Gregory Bratman, de la Escuela de Medio Ambiente y Ciencias Forestales de la universidad de Washington y autor principal del artículo. El propósito de este documento es proporcionar un modelo conceptual de manera en que podamos empezar a pensar en hacer esto".

El estudio reunió a más de dos docenas de los principales expertos en ciencias naturales, sociales y de la salud que estudian cómo la naturaleza puede beneficiar al bienestar humano. Su primer paso fue establecer una línea de base, un acuerdo colectivo respecto a la comprensión de los impactos de la experiencia de la naturaleza en el funcionamiento cognitivo, el bienestar emocional y otras dimensiones de la salud mental de las personas.

"En cientos de estudios, la experiencia de la naturaleza se asocia con un aumento de la felicidad, el compromiso social, la capacidad de gestión de las tareas de la vida y la disminución de la angustia mental", explica la co-autora principal del estudio Gretchen Daily, directora docente del Proyecto de Capital Natural de Stanford. "Además, la experiencia de la naturaleza está vinculada a la mejora del funcionamiento cognitivo, la memoria y la atención, la imaginación y la creatividad y el rendimiento escolar de los niños. Estos vínculos abarcan muchas dimensiones de la experiencia humana e incluyen un mayor sentido del significado y el propósito en la vida".

Si bien esta línea de estudio aún está emergiendo, los expertos coinciden en que la naturaleza puede reducir los factores de riesgo para algunos tipos de enfermedades mentales y mejorar el bienestar psicológico. También están de acuerdo en que las oportunidades para las experiencias de la naturaleza están disminuyendo para muchas personas en todo el mundo debido al crecimiento urbano.

"Durante milenios, muchas culturas, tradiciones y prácticas religiosas y espirituales diferentes han hablado directamente de nuestra profunda relación con la naturaleza. Y más recientemente, utilizando otros conjuntos de herramientas de psicología, salud pública, arquitectura del paisaje y medicina, la evidencia se ha ido acumulando constantemente en este campo emergente e interdisciplinario", afirma Bratman.

Hacia ciudades más integradoras

El estudio describe cómo los urbanistas, arquitectos, paisajistas y otras figuras con autoridad en la materia podrían anticipar los impactos en la salud mental de las decisiones relacionadas con el medio ambiente. De hecho, muchos gobiernos ya lo consideran con respecto a otros aspectos de la salud humana. Por ejemplo, los árboles se plantan en ciudades para mejorar la calidad del aire o reducir los efectos de las islas de calor urbano, y los parques se construyen en vecindarios específicos para fomentar la actividad física. Pero estas acciones no suelen tener en cuenta directamente los beneficios para la salud mental que pueden proporcionar los árboles o un parque restaurado.

"Hemos entrado en el siglo urbano, en el que se proyecta que dos tercios de la humanidad vivirá en ciudades para el año 2050. Al mismo tiempo, hay un despertar respecto a los muchos valores de la naturaleza y los riesgos y costos de su pérdida, añade Bratman. "Este nuevo trabajo puede ayudar a informar sobre las inversiones en habitabilidad y sostenibilidad de las ciudades del mundo futuro".

El equipo de investigación construyó un modelo conceptual que se puede usar para tomar decisiones significativas e informadas sobre proyectos ambientales y cómo pueden afectar la salud mental. Incluye cuatro pasos para que los planificadores consideren: elementos de la naturaleza incluidos en un proyecto, por ejemplo, en una escuela o en toda la ciudad; la cantidad de personas que tendrán contacto con la naturaleza; cómo las personas interactúan con esta; y cómo las personas pueden beneficiarse de esas interacciones.

Los investigadores esperan que esta herramienta sea especialmente útil para considerar las posibles repercusiones en la salud mental tanto de incluir como de eliminar a la naturaleza en las comunidades marginadas. Esperamos que nuestro estudio contribuya a esta discusión", explica Bratman, y añade que el mismo estudio podría ser utilizado para ayudar a abordar las disparidades de salud en las comunidades desatendidas". "Si la evidencia muestra que el contacto con la naturaleza ayuda a amortiguar los impactos negativos de otros factores ambientales para la salud, entonces el acceso a estos paisajes puede considerarse una cuestión de justicia ambiental" sentencia.

Fuente: National Geographic

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