martes, 9 de diciembre de 2025

Historias complejas que buscan un nuevo camino para llegar al público


Rutas del Conflicto, un medio colombiano dedicado a documentar violencias, disputas por la tierra y responsabilidades empresariales en regiones rurales, ha impulsado un formato que abre el micrófono a los reporteros para que narren sus investigaciones en primera persona ante una audiencia presencial.

La propuesta parte de una inquietud extendida entre redacciones latinoamericanas y europeas: los reportajes extensos mantienen su valor informativo, pero muchos lectores ya no llegan al final de las piezas o se aproximan a estos temas con menor disposición que hace una década.

La narración oral se plantea como una alternativa para hacer visibles los engranajes internos del oficio y para recuperar la atención de públicos que no se sienten cercanos al lenguaje del periodismo de investigación.

Rutas del Conflicto trabaja desde hace más de diez años en zonas donde convergen intereses económicos, poblaciones afectadas y conflictos ambientales sostenidos. Esa trayectoria ha generado una colección de investigaciones minuciosas que suelen circular en informes, bases de datos y reportajes de largo aliento.

El nuevo formato busca romper esa barrera y poner en escena la construcción misma de las historias, de modo que la audiencia pueda escuchar cómo se consigue una fuente difícil, cómo se verifica un dato que nadie quiere confirmar o cómo se reconstruye la cadena de decisiones de una empresa que opera en territorios sensibles. La propuesta no pretende sustituir los textos escritos, sino ampliar la forma en que se presentan para que el público entienda mejor los pasos que llevan a una conclusión periodística.

Tal como recoge El Espectador, la primera serie se centra en el sportwashing, práctica que ha sido documentada por organizaciones internacionales y que describe el uso del patrocinio deportivo por parte de empresas cuestionadas para reforzar una imagen positiva.

Las investigaciones de Rutas del Conflicto han identificado casos en los que compañías vinculadas a proyectos mineros y petroleros financian equipos locales, torneos comunitarios o eventos de alta visibilidad en regiones donde enfrentan señalamientos por afectaciones ambientales, presiones sobre comunidades o disputas por el uso del territorio. Los periodistas explican ante el público cómo detectaron los vínculos entre el deporte y las operaciones empresariales, qué patrones se repiten entre distintas regiones y qué obstáculos aparecieron cuando intentaron obtener versiones oficiales o documentos internos.

La narración en voz alta permite detenerse en el proceso, no solo en el resultado. El público escucha cómo se recorren ríos y veredas para buscar testimonios, cómo se lidia con el hermetismo de fuentes institucionales y cómo se manejan los temores de testigos que viven en zonas donde la presencia de grupos armados condiciona cualquier conversación. El formato muestra así la trastienda que rara vez aparece en el texto final y que resulta decisiva para comprender por qué una investigación tarda meses en completarse y por qué ciertos datos exigen verificaciones múltiples.

Rutas del Conflicto plantea que esta fórmula pueda servir como puente entre periodistas y ciudadanos que no suelen acceder a investigaciones extensas. La oralidad genera un vínculo diferente, más directo, que permite a la audiencia seguir la secuencia completa del trabajo periodístico y, al mismo tiempo, identificar los matices que hacen que cada caso requiera un tratamiento distinto.

El experimento aspira a abrir nuevas vías para contar historias complejas en un momento en el que la atención fragmentada obliga a explorar formatos que acompañen al reportaje tradicional sin renunciar a su profundidad.

Fuente: Fundacion Luca de Tena

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