sábado, 22 de julio de 2023

Se enamoraron en un videojuego, ahora ambos están en la cárcel


Su historia de amor a través de una de las fronteras más vigiladas del mundo había comenzado en los campos de batalla virtuales de un videojuego en el que los jugadores estrechan lazos mientras se apoyan unos a otros contra las sangrientas emboscadas enemigas para convertirse en los últimos sobrevivientes.

Pero cuando Seema Ghulam Haider, una musulmana paquistaní casada de 27 años, se infiltró en India con sus cuatro hijos para estar con Sachin Meena, un hombre hindú de 22 años, el tiempo que pasaron juntos fue breve. Aproximadamente dos meses después de que comenzaron a vivir en secreto en el mismo vecindario en las afueras de Nueva Delhi, la pareja se topó con las autoridades indias.

A inicios de julio, Haider y sus hijos fueron detenidos por haber entrado de manera ilegal en la India; Meena y su padre también fueron arrestados, acusados de, prácticamente, conspirar para albergar a un enemigo.

“No quiero volver”, le dijo Haider a los periodistas cuando la policía se la llevaba, con sus hijos confundidos a su lado. “Quiero casarme con Sachin. Lo amo mucho. Dejé todo por él”.

Meena también afirmó su amor.

“Solo queremos que el gobierno nos permita casarnos y formar una familia”, dijo mientras él y su padre eran arrestados.

Entre los obstáculos que enfrentan los amantes, quizás el mayor es la tensión que existe entre sus respectivos países de origen.

India y su país vecino Pakistán —nación que fue separada en 1947 como último acto del dominio colonial británico— han librado muchas guerras. Las tensiones son tan altas que incluso unas palomas, consideradas sospechosas, que cruzaron la frontera han terminado detenidas por cargos de espionaje. Obtener una visa es casi como ganar la lotería.

Y en ambos países, las relaciones interreligiosas se han convertido en una suerte de campo minado.

En Pakistán, donde el extremismo islámico está arraigado, surgen frecuentes reportes de niñas de minorías religiosas, particularmente hindúes, que se casan a una edad temprana y son convertidas a la fuerza al islam, según grupos defensores de derechos humanos.

En India, un poderoso movimiento hindú de derecha condena cualquier relación interreligiosa entre un musulmán y un hindú, hasta el punto de calificar esas uniones como un ejemplo de “yihad amorosa”, o un intento de los hombres musulmanes de buscar mujeres hindúes con la intención de convertirlas al islam. Esa acusación se ha convertido en parte de una demonización más amplia y constante de los 200 millones de musulmanes del país.

Haider y Meena se conocieron en 2019, en los campos de batalla virtuales del enormemente popular juego “PUBG”. De allí pasaron a comunicarse por Instagram y WhatsApp, entre otros medios, en 2020.

“Ambos fueron estrechando sus lazos, por lo que surgió el deseo de conocerse”, declaró la policía india en un comunicado que detalla su relación.

Haider vivía en Karachi, donde tenía cuatro hijos con su esposo, Ghulam Haider, con quien se casó en 2014, según la policía y su suegro.

El romance transfronterizo de Haider con Meena parece haber comenzado después de que el esposo de ella, un obrero, se mudara a Arabia Saudita por un empleo.

“Sachin solía hablar con alguien a altas horas de la noche, hasta las 02:00 o 03:00 a. m.”, afirmó Birbal Meena, su tío, que vivía con su sobrino y su familia extendida en una casa compartida en Rabupura, un pueblo a unos 64 kilómetros al sureste de Nueva Delhi.

Al principio, el joven Meena esquivaba las preguntas sobre sus llamadas telefónicas.

“Luego confesó que estaba enamorado de una mujer paquistaní y tenía la intención de casarse con ella”, contó su tío. “También dijo que la mujer tenía cuatro hijos y que su esposo la había abandonado”.

“Le preguntamos cómo iba a traer a una mujer de un país enemigo”. dijo el tío. “El abuelo de Sachin le rogó: ‘Por favor, no hagas esto’”.

Casi cuatro años después del inicio de su relación a larga distancia, la pareja se conoció por primera vez en marzo, en Nepal. Se quedaron en un hotel de Katmandú durante una semana; los oficiales de policía dijeron que Haider había ido sin sus hijos. Haider regresó a Pakistán y Meena a la India, con la promesa de que se reunirían aprovechando las facilidades para cruzar la frontera entre India y Nepal.

¿Cómo planearon su ruta para que Haider finalmente llegara a la India, con niños a cuestas? “Buscando en YouTube”, dijeron ambos a los periodistas cuando fueron detenidos.

La segunda vez que Haider fue a Nepal, en mayo, se llevó a sus hijos, y quedó claro que no tenía intención de regresar.

Sin haberle informado a su esposo, quien aún vive en Arabia Saudita, Haider vendió su casa para financiar el viaje, contó Mir Jan Jhakrani, su suegro.

“Entonces, de repente, encontré la noticia en las redes sociales: el gobierno indio la había arrestado”, afirmó Jhakrani.

La pareja podría enfrentarse a varios años de prisión, muy probablemente seguidos de la deportación de Haider y sus hijos.

Los oficiales de policía dijeron que su interrogatorio mostró que Meena, quien ganaba alrededor de 100 dólares al mes en una tienda de abarrotes, no había exagerado sobre su vida ni había seducido a Haider con falsas promesas.

“Ella sabía que él no tenía una posición económica muy sólida”, dijo Sudhir Kumar, jefe de la comisaría de Rabupura. “A ella no le impresionó su trabajo, sino sus habilidades en el ‘PUBG’”.

Fuente: NYT

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