sábado, 5 de junio de 2021

Filippo Nasetti imagina un futuro de humanos androides


En 2015, Will.i.am estaba promocionando su nuevo proyecto. El cantante de Black Eyed Peas se reciclaba como diseñador con una marca de ropa, Ekocycle, que confeccionaba prendas con botellas de Coca-Cola. La ropa de Ekocycle no se cosía. Las escupían impresoras 3D que usaban como base plástico. Andaba por entonces enfrascado en una gira de promoción de unas chaquetas horribles, regalando titulares bombásticos. «En el futuro, las personas podrán imprimir partes de su cuerpo en 3D», proclamó. Igual se vino un poco arriba, pero qué se puede esperar de un tipo que se llama Will.i.am y que vive en una mansión llamada Future.

Filippo Nasetti leyó la frase y se quedó pensando. Imaginó qué partes del cuerpo podrían ser impresas, qué diseño tendrían, qué packaging. Y se propuso crear un diseño conceptual con su start-up de diseño radical MHOX, que tenía junto a su colega Alessandro Zomparelli. «Aprovechamos la oportunidad para imaginar y visualizar esta idea entrando en el detalle», explica este arquitecto y diseñador. El resultado fue la ficticia marca Eyes (Mejore su ojo). Ofrecía tres prototipos de ojos imprimidos con material biológico y mejorados con tecnología. Eran ojos con conexión wifi, con posibilidad de añadir filtros a la vista y con cámara incorporada. Una locura.

«Algunos medios leyeron el proyecto de un modo demasiado pragmático, dando la impresión de que realmente estábamos trabajando en ello», recuerda Nasetti. «Nuestro interés era principalmente especulativo, un ejercicio de diseño ficción». Este proyecto refleja muy bien los intereses de Nasetti, que diseña no tanto para concretar cómo será el futuro como analizar, deconstruir y transformar la idea que tenemos de él. Es lo que hace en MHOX y, desde 2015, en una de las firmas de arquitectura más importantes del mundo, Zaha Hadid Architects. Es lo que hará en el programa Creative Incubator del ADCE, del que es mentor.

La asociación de directores creativos de Europa (ADCE) ha creado un programa dirigido a profesionales creativos de todo el mundo. La propuesta, que se desarrollará principalmente online, tendrá lugar entre junio y noviembre. Desde 2018, Creative Incubator debate los temas más relevantes en las industrias de publicidad, diseño y marketing, centrándose cada año en un tema. «El programa de este año tiene que ver con la conectividad y la colaboración», explica Jamshid Alamuti, director y facilitador del programa. «Trabajamos en la creación de un colectivo a partir de un grupo heterogéneo de individuos creativos», reflexiona. «El plan no solo es maximizar la producción de magia creativa. También pasa por proporcionar un espacio para que se agrupen. Para que encuentren un propósito común y tengan una razón para sentirse alineados».

Construir una comunidad de creativos con variedad de perfiles, orígenes y backgrounds, es una de las metas de esta incubadora creativa. «Cambiar el mundo para mejor es urgente y para que las acciones tengan un impacto relevante necesitamos una masa crítica con conocimiento colectivo y actitud de agentes de cambio», confirma Alamuti. «Esto es lo que trabajaremos este año en la Creative Incubator, en un formato totalmente innovador, donde los participantes podrán trabajar “a la carta” de forma individual y colectiva».

Pero ¿qué es exactamente la creatividad? ¿Se puede enseñar en un taller?  «Lo estuvimos discutiendo en el Creative Incubator del 2019 y creo que aún no sé definirla muy bien», confiesa divertido Nasetti. Lo que sí sacó en claro de aquella edición es que quería volver a participar en cuanto fuera posible.  «Conocí a Jamshid de casualidad. Pero instintivamente nos hemos encontrado en sintonía, colaborar con él ha sido un proceso natural».

Nasetti imagina un mundo de ciencia ficción. En Zaha Hadid Architects se ocupa de diseño de producto. Crea objetos a pequeña escala y lo hace con diseño computacional. También en esta disciplina reflexiona entre la relación entre lo orgánico y lo inorgánico. Los trabajos de los que se siente más orgulloso son los más experimentales, donde diseño e investigación se fusionan. «Me he ocupado de colecciones de ropa donde el tejido de las prendas se determina a partir del mapeo térmico del cuerpo», señala como ejemplo.

Sigue creando wearables imposibles para MHOX.  Sus prototipos ficticios difuminan la frontera entre lo orgánico y lo tecnológico. Esculturas de formas vegetales creadas con tecnología puntera. Su trabajo tiene mucho de especulativo. Toda una teoría se esconde detrás de sus formas, que son válidas desde un punto de vista meramente estético. Es arte que hace pensar. Invita a imaginar un futuro en el que el hombre se fusionará con la máquina y será indistinguible donde empieza uno y acaba el otro. 

«La tecnología nos permite producir cuerpos, o partes del cuerpo, con mejores rendimientos que los que tenemos», analiza Nasetti. «Esto socava toda una serie de ideas tradicionales, como la de la superioridad del cuerpo natural sobre sus prótesis, una idea de integridad del cuerpo, la relación entre cuerpo, mente y espíritu». 

Es inevitable, llegados a este punto, trazar un paralelismo con Ghost in the Shell. El anime filosófico de Mamoru Oshii reflexionaba justamente estos temas. «Lo interesante, creo yo, no es tanto el hecho de que un futuro como el de Ghost in the Shell llegue a cumplirse. Es que el presente apoya esta fantasía. El presente ya encarna, a nivel cultural, la posibilidad de ese futuro. Por tanto, en cierto sentido, ese futuro ya está implementado».

Filippo Nasetti es uno de los creativos más estimulantes del panorama europeo actual. Tiene una start-up de diseño radical especulativo. Trabaja para una gran firma de arquitectura. Tiene creatividad a raudales, aunque no sepa muy bien definir este concepto. Y está dispuesto a compartirla, y a debatir sobre ella, en el Creative Incubator del ADCE.

Fuente: Yorokobu

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