viernes, 8 de enero de 2021

Una mirada atenta a las nuevas tecnologías


El avance de las nuevas tecnologías es una realidad más que evidenciable en el mundo globalizado en el que vivimos. La pandemia del Covid-19 ha acelerado procesos de profunda digitalización que se venían dando. Nuestro mundo dejó de dividirse en material y espiritual para agregar una dimensión que penetra toda nuestra existencia: lo virtual. A esto, se le debe agregar la mejora en los métodos estadísticos y probabilísticos con el manejo de gran cantidad de datos, que permiten elaborar análisis mucho más acordes a la realidad. Sin embargo, debemos ser prudentes.

El deseo de la ciencia positiva fue el de encontrar leyes inexorables del desarrollo social. August Comte lo advertía, cuando hablaba de la Física Social, al decir que las ciencias sociales debían adaptar su métodos al de las naturales. Así, el positivismo estableció el imperio de la ciencia como única herramienta para descubrir e investigar como hegemón. La superación del Estado Teológico y el Estado Metafísico, más la suposición de una llegada directa a los “facts” (a los hechos sin ninguna mediación subjetiva) llevó a una matematización de la existencia. Cuestión ya advertida por los autores de la Escuela de Frankfurt, Adorno y Horkheimer, cuando en su Dialéctica de la Ilustración escriben que:

«En la reducción del pensamiento a operación matemática se halla implícita la sanción del mundo como su propia medida. Lo que parece un triunfo de la racionalidad objetiva, la sumisión de todo lo que existe al formalismo lógico, es pagado mediante la dócil sumisión de la razón a los datos inmediatos».

La subjetividad científica deviene en mero cálculo de fórmulas y probabilidades. Se anula el pensamiento en tanto reflexión sobre sí y sobre lo que rodea al sujeto por la fría repetición. Es así que los autores advertían la situación de alienación del ser y el triunfo de la racionalidad instrumental, donde la razón es un mero instrumento de dominio para conquistar fines. De esta forma, es lo externo cosificado y sujeto al sujeto. La pluralidad es reducida en tanto el prójimo deja de ser un próximo para ser un sometido a mi dominio para conseguir mis fines.

En los tiempos del manejo de grandes informaciones, el sueño de Comte se llega a lograr y es bien advertido por Hayek. Prima la búsqueda de la predicción de lo que va a suceder y la construcción deliberada. No es ninguna novedad que el consumo de redes sociales es fuente de información para las empresas, que, a su vez, venden dicha información a otras empresas. Esto es bien observable en el documental El Dilema de las Redes Sociales, donde se exponen las consecuencias psicológicas y sociológicas de la adicción generada por medio de los mecanismos utilizados por las empresas tecnológicas. En consecuencia, se construye una pauta de consumo para cada usuario, con el fin de generar su dependencia. Se da una elaboración de cuestiones que no necesariamente son verdaderas, pero que se adaptan a la probabilidad asociada a cada usuario.

La gran pregunta desde el lado de la pauta consumidora es si en las redes sociales, cuando existe el famoso bombardeo de información, consumimos lo que queremos o, en realidad, consumimos aquello que hacen que queramos. Y no, no estoy diciendo que haya un completo sometimiento, pero sí sería estúpido negar que la lluvia de información, asociada a pautar previas de consumo y formalizada por los programas impersonales de la nueva burocracia tecnológica, modifica nuestros gustos. Tampoco digo que esté totalmente mal, porque comprendo que el interés de la red social no es nuestro bienestar, sino nuestro consumo como productores de información. La red social no solamente implica contacto con otros sino socialización de nuestras pautas culturales.

El punto más trágico es el manejo de estos grandes lotes de información por parte de los Gobiernos; los cuales no solamente compran a las empresas existentes, sino que forjan sus propias redes sociales. Imagínense, como ya sucede, que los gobiernos conozcan todo sobre nuestras vidas sin acceder a la represión clásica o a métodos de torturas.

Desde un lado, se podría argumentar que estrategias como la detección de caras para evitar el delito son un gran avance. No se niega eso. Ahora bien, ese mismo gobierno podría utilizar esa estructura para saber todo lo que uno hace o deja de hacer. De esta forma, podemos llegar a situaciones que son fáciles de imaginar. No sólo eso, sino que el manejo de grandes cantidades de información (que se expone de manera clara en el documental anteriormente mencionado), es la elaboración de políticas públicas demagógicas con motivo de atracción electoral en base a los gustos personales.

El usuario es “acosado” con propaganda política que “oh, casualidad” presenta los gustos que el sujeto adscribe. Además, las fake news proliferan en la instantaneidad de la red. No hay juicio crítico, sino viralización de falsedades pretendidas por aquellos que la han difundido. ¿Dónde está la espontaneidad? ¿Dónde está la libre-elección? Este es un tema que no debería ser tratado por la izquierda exclusivamente, sino también por los liberales; quienes sólo observan “el resultado de mercado” abstraído de otras situaciones ya explicadas aquí.

La alienación de los hombres en las masas se complementa con el vicio a las redes sociales; las cuales se han convertido en la única fuente, no sólo de información, también de socialización. La política en la sociedad post-industrial vio la liquidación de los grandes partidos de masas programáticos y dio paso a los famosos catch-all, que con las redes sociales se potencian.

La tecnología predictiva ha hecho grandes avances en la historia humana. Por ejemplo, en términos de prevención de muertes por catástrofes naturales, enfermedades y otras situaciones, pero no deja de ser una herramienta. La ciencia misma no deja de ser un elemento que ha sido usado para el beneficio, pero también para la destrucción de la humanidad. La estadística nos libera de hechos penosos que son advertidos, mas también contribuye a eliminar espontaneidad; especialmente, cuando se nos ofrece aquello que previamente quisieron que se nos ofrezca. Además, aporta a la coacción social por parte de los gobiernos. Es para pensar. A ustedes les dejo la tarea.

Fuente: Aula Libre

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