domingo, 3 de agosto de 2025

El Impacto de la Digitalización en el Sector Financiero Boliviano


Vivimos en un país donde cada vez es más común pagar una factura desde el celular, enviar dinero sin ir al banco o incluso gestionar préstamos en línea. Lo que parecía impensable hace una década, hoy ya es parte de la vida diaria de muchos bolivianos. Esta transformación no es casual: responde al impacto profundo de la digitalización en el sistema financiero.

Pero ¿qué significa realmente esta transformación? ¿Qué oportunidades trae consigo? ¿Y qué desafíos aún enfrentamos como país?

Un cambio global que llegó para quedarse

La digitalización financiera es un proceso global que redefine cómo interactuamos con el dinero. Desde soluciones de banca digital y pagos móviles hasta la implementación de tecnologías como inteligencia artificial y blockchain, el mundo avanza hacia un modelo financiero más ágil, inclusivo y eficiente.

Bolivia, aunque aún con brechas por cerrar, no está ajena a esta tendencia.

¿Cómo está transformando la digitalización al sistema financiero boliviano?

1. Acceso más rápido y sencillo a servicios financieros
Aplicaciones móviles como Mis Cuentas permiten a los usuarios pagar servicios básicos, cargar saldo o consultar deudas desde cualquier lugar y en cualquier momento, sin filas ni papeleos. Esto ha ampliado el acceso financiero incluso en zonas donde no hay bancos.

2. Inclusión financiera en zonas alejadas
Gracias a redes como Multired, las personas pueden realizar pagos o cobros digitales en puntos físicos cercanos, incluso en comunidades rurales. Esto permite reducir la dependencia del efectivo y generar oportunidades económicas donde antes no las había.

3. Mayor seguridad y trazabilidad
Las transacciones digitales ofrecen un registro claro, evitan fraudes comunes con billetes y permiten implementar mecanismos de seguridad avanzados, como el uso de autenticación biométrica.

4. Reducción de costos operativos
Para las entidades financieras, la digitalización reduce significativamente los costos administrativos y operativos, lo que a futuro se traduce en mejores servicios a menor costo para el usuario.

Pero no todo es tan simple: desafíos actuales en Bolivia

A pesar del crecimiento, el camino hacia una transformación financiera plena en Bolivia enfrenta retos importantes:
  • Baja alfabetización digital, especialmente en sectores vulnerables o adultos mayores.
  • Desconfianza hacia los sistemas digitales por falta de información o experiencias negativas.
  • Necesidad de infraestructura tecnológica más robusta en regiones rurales.
Estos desafíos no deben ser un freno, sino un llamado a trabajar por una transformación financiera más inclusiva, educativa y enfocada en las personas.

El rol de Síntesis en este nuevo ecosistema

En este contexto, Síntesis se posiciona como un actor clave que impulsa la digitalización financiera con soluciones seguras, simples e innovadoras. Apostamos por conectar tecnología con personas, facilitando herramientas como:
  • La app Mis Cuentas: para organizar pagos, gestionar servicios y ahorrar tiempo.
  • La red Multired: para llegar a lugares donde la banca tradicional no llega.
  • La integración de pagos por QR, funcionalidades como el Carrito de Pagos, atención personalizada y Tarjetas Virtuales para Transporte.
Nuestro propósito es claro: Simplificar vidas y transformar futuros.

¿Estás listo para llevar tus finanzas al mundo digital?

Si querés conocer más sobre cómo nuestras soluciones pueden ayudarte a organizar tu vida financiera, mejorar tu flujo de pagos o llevar tu negocio al siguiente nivel, no dudes en contactarnos.

Fuente: Sintesis

La investigación científica en el Bicentenario


Corea, un ejemplo de desarrollo acelerado, destina el 4,81% de su PIB a la investigación científica (I+D); 30 veces más de Bolivia, siete veces más que el promedio de América Latina y el Caribe (ALC) y más del doble del promedio mundial. Con esos números no sorprende que la I+D en Bolivia siga en estado embrionario y que ALC contribuya solo con el 4,7% de las publicaciones científicas mundiales.

Si bien la I+D es cara, el dinero no lo es todo. Para tener resultados sobresalientes se necesita: una línea de investigación relevante, una “masa crítica” de investigadores y suficiente financiamiento público y privado.

Bolivia tiene limitaciones económicas para invertir en la investigación científica y carece de “escuelas” de investigación para crear, mantener y acrecentar esa masa crítica de investigadores, especialmente jóvenes. Por eso, el Bicentenario de la independencia nos obliga a reflexionar sobre este tema y encaminar soluciones que, si nos quedamos con los programas electorales, no parecen revestir mayor importancia.

La experiencia de los últimos 100 años (en el siglo XIX, la investigación era casi inexistente, al igual que en toda ALC) nos da algunas pautas para rencausar la I+D en Bolivia.

A manera de ejemplo, mencionaré las lecciones aprendidas de un par de emprendimientos exitosos en las áreas que mejor conozco (desde luego hay más).

En 1913 se crea, por iniciativa del jesuita Pierre-Marie Descotes, el Observatorio Sismológico San Calixto (OSC), cuya primera contribución fue calcular con precisión las coordenadas geográficas de La Paz. El OSC continúa aportando con contribuciones científicas valiosas y educando a la población a reaccionar ante eventos sísmicos. La masa crítica está dada por un grupo de jóvenes científicos que se han ido especializando con esfuerzo. Los recursos le llegan de la cooperación internacional (NN.UU. y Francia). Se tiene un tema, una masa crítica en crecimiento y recursos suficientes. Además, esa institución ha tenido en 112 años solo seis directores titulares, contra los 16 presidentes interinos de YPFB en los últimos 20 años. ¡La institucionalidad sí importa!

En los años ’40 del siglo XX adquiere importancia el monte Chacaltaya (a más de 5300 m snm) para la detección de Rayos Cósmicos. Se logra “fotografiar” el pion (una partícula nuclear pronosticada por el físico japonés Hideki Yukawa en los años ’30) y el director del proyecto, el inglés Cécile F. Powell, recibe el premio Nobel el año 1950, un año después de Yukawa.

Lo que parecía una simple ventaja geográfica se convirtió pronto en el motor de la investigación científica en Bolivia: el Laboratorio de Rayos Cósmicos de Chacaltaya (hoy Instituto de Investigaciones Físicas) fue el germen de la Facultad de Ciencias Puras y Naturales de la UMSA, que hoy alberga a los principales institutos y laboratorios de investigación del país. Todo un ejemplo de que es posible realizar I+D en Bolivia.

De esa experiencia he rescatado el concepto de “laboratorio natural”, como contraparte local de la colaboración científica internacional, necesaria para formar jóvenes científicos y recibir aportes en equipos y experticia. Con esa visión se fundó y desarrolló el Laboratorio de Física de la Atmósfera que hoy cuenta con una masa crítica de jóvenes investigadores los cuales aseguran calidad y continuidad a la cooperación científica horizontal de institutos de prestigio de todo el mundo, prestando también un servicio al país.

En fin, la I+D del Bicentenario necesita: laboratorios naturales (que Bolivia posee en diferentes campos del conocimiento) y cooperación científica horizontal entre institutos que solo pide a cambio continuidad, seriedad y seguridad de parte del país.

Imagen: Revista Boliviana de Física

Fuente: publico.bo

sábado, 2 de agosto de 2025

Cinco startups bolivianas que revolucionan en sus industrias


El ecosistema emprendedor boliviano ha dado un salto cualitativo con el surgimiento de startups innovadoras que están transformando sus industrias. Cinco de las más destacadas de Bolivia fueron finalistas de la competencia anual “Mejor Startup de Bolivia”, que se realizó en el marco del VCILAT 2025. Entre más de 20 startups postulantes, Cooltiva, de la vertical agrotech, fue seleccionada como la ganadora. 

Denisse Chávez, presidenta de la Asociación de Emprendedores de Bolivia (ASEB), co-organizador de la competencia, destacó que la startup ganadora demostró escalabilidad, un modelo de negocio validado, impacto social, además de impacto ambiental.

Cooltiva

Fundada por Óscar Guzmán y Grover Gutiérrez, emprendedores comprometidos con la inclusión rural, la startup conecta directamente a productores agrícolas con negocios gastronómicos mediante un marketplace B2B que digitaliza y optimiza la cadena de valor. Su modelo híbrido de precios dinámicos y logística tercerizada permite mejorar los ingresos de comunidades rurales, en especial de mujeres, al tiempo que reduce en 75% la merma de suministro. Ya cuenta con 480 puntos de venta en Santa Cruz y cerró alianzas para expandirse a Paraguay y otros mercados de la región.

Llamitai

La empresa automatiza procesos operativos complejos en bancos, como el tratamiento de cartas de embargo, mediante inteligencia artificial. Con una precisión del 95% y una integración en menos de dos semanas, LlamitAI ha procesado más de 2 millones de documentos y trabaja con ocho bancos bolivianos. Además de optimizar costos, su visión es escalar a otros procesos financieros y consolidarse en Perú y Paraguay, apuntando a un mercado regional de $us 400 millones.

Zwap

Pensada para resolver los problemas de pago de pequeños negocios turísticos como hoteles y guías, Zwap permite recibir pagos internacionales en solo 48 horas, evitando pérdidas por rechazos y comisiones. Con un crecimiento de 10x en seis meses, más de 90 negocios registrados y una proyección de captar $us 310 millones en transacciones en cinco años, la plataforma se posiciona como un aliado clave para el turismo receptivo en América Latina.

Mencargo

Se presenta como la solución digital más completa para la administración de condominios y edificios. A través de funcionalidades como control de accesos, alarmas digitales y gestión contable, ha logrado reducir la mora hasta en 64% y mejorar la eficiencia operativa. Con más de 4.000 viviendas gestionadas, presencia en cinco ciudades y expansión a Paraguay, Mencargo apunta a mercados emergentes como Medio Oriente, donde operará bajo la marca Tikram.

Favorcito

La app que conecta a estudiantes universitarios con personas o empresas que requieren apoyo logístico o tareas específicas. Con un modelo B2C y B2B, permite a los jóvenes generar ingresos mientras ganan experiencia laboral. En solo cuatro meses sumó 22.000 usuarios y 2.500 favores pagados. Apunta a expandirse a Chile y proyectan impulsar su crecimiento orgánico a través de su comunidad de embajadores.

Estas startups no solo innovan en sus respectivos campos, sino que están construyendo un nuevo modelo de desarrollo sostenible, digital y escalable desde Bolivia hacia el mundo.

Fuente: Economy

viernes, 1 de agosto de 2025

Memoria digital desafía el control informativo en Venezuela a un año del 28J


La noche de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, miles de votantes permanecieron a las puertas de sus centros y grabaron en video la lectura de cada acta, en la mayoría de los casos favorables a Edmundo González Urrutia. Durante unas horas, esos videos —un ejercicio distribuido de vigilancia colectiva que incomodó al poder— con cientos de escenas casi idénticas, firmadas con la voz de funcionarios que leyeron los resultados, marcaron el punto más alto de una movilización electoral ciudadana que venía creciendo semanas antes de la cita electoral.

Esa efervescencia tuvo un alto costo. Tras la proclamación de Nicolás Maduro, estallaron protestas con víctimas mortales, detenciones arbitrarias y una campaña de acoso estatal en línea. En pocos días se instaló un silencio cauteloso que, un año después, todavía condiciona la conversación pública. 

Para entender cómo aquella euforia digital —que permitió documentar, compartir y fiscalizar el proceso electoral— se transformó en un clima de persecución y miedo, conviene reunir las voces que acompañaron cada etapa: ciudadanos que subieron actas, especialistas que rastrearon los datos y defensores de derechos humanos que denunciaron los abusos. 

Sus relatos trazan la conquista de ese espacio de participación, muestran hasta dónde se perdió y apuntan los caminos que aún quedan para reactivarlo.

El auge de la conversación y la organización ciudadana

“La gente no solo fue capaz de compartir información de calidad, sino también de rechazar la mentira, la propaganda, la manipulación”, afirma el periodista Luis Carlos Díaz. Desde su mirada, el entusiasmo que marcó el período preelectoral fue un fruto de la resiliencia comunicacional acumulada durante más de una década de activismo digital en Venezuela.

Ese entusiasmo preelectoral también se reflejó en la conversación en redes sociales y pudo documentarse mediante análisis de datos. 

La organización Cazadores de Fake News analizó gráficamente la conversación electoral que hubo en X del 4 al 12 de julio. El análisis constató que los mensajes de los simpatizantes del candidato opositor Edmundo González Urrutia superaron, de manera orgánica, a la conversación favorable al oficialismo, a pesar de que esta última estaba siendo impulsada, en gran parte, por militantes del PSUV, medios afines al oficialismo, empleados públicos e incluso redes militares.

Rafael Uzcátegui, director del centro de pensamiento Laboratorio de Paz explicó que, en un ejercicio por mantenerse informados durante el proceso electoral, los venezolanos construyeron redes para compartir contenidos en espacios de confianza. Fue precisamente la existencia de estas redes lo que permitió que documentaran los resultados electorales desde los propios centros de votación. “La gente tuvo su propia verdad antes de que se divulgara la supuesta verdad oficial”, explica.

La diáspora también fue clave. Venezolanos en todo el mundo esperaban el cierre de mesas para revisar actas, compartirlas y compararlas. Este compromiso fue aún más significativo si se considera que, a pesar de que más de 7 millones de venezolanos forman parte de la diáspora, solo 69.211 personas fueron habilitadas para sufragar en el exterior. 

La exclusión del voto migrante consolidó la necesidad de que quienes estaban fuera del país se implicaran en la verificación ciudadana y el relato colectivo del proceso.

La plataforma resultadosconvzla.com, puesta en marcha el 30 de julio como un repositorio centralizado por la oposición de las actas originales que los mismos ciudadanos estuvieron escaneando por varios días, terminó de cohesionar ese proceso. Cada nueva carga de actas generaba hilos colaborativos en los que ciudadanos las contrastaban con los resultados escuchados en vivo en sus propias comunidades, mientras analistas y estadísticos cotejaban los totales.

“Esto nació desde lo más profundo del sentimiento ciudadano de justicia”, recuerda Giusseppe Gangi, activista digital y creador del portal macedoniadelnorte.com. Sin esa colaboración, dice, no habría sido posible construir el archivo ciudadano más amplio de una elección en Venezuela.

Ante la aparición en línea del archivo con miles de actas escaneadas, la primera reacción del gobierno fue deslegitimarlas. Voceros oficiales alegaron que presentaban “firmas planas” o “metadatos corruptos” y otras desinformaciones que fueron desmontadas sucesivamente por iniciativas de verificación de hechos, medios de comunicación y activistas digitales como el mismo Gangi.

“Buscar desacreditar las actas por metadatos o firmas demuestra lo poco que tenían a su favor”, dijo Gangi, recordando que éstas eran legítimas, pues provenían del papel que las máquinas del CNE imprimieron en los centros de votación y fueron escaneadas, de forma colaborativa y en red, por los propios venezolanos organizados.

La campaña de miedo para callar la protesta

La misma noche del 28 de julio comenzó a apagarse el entusiasmo de la fase preelectoral y fue convirtiéndose en miedo. 

Tras el anuncio oficial que ratificó a Nicolás Maduro, miles de personas se movilizaron para denunciar las inconsistencias entre los resultados divulgados por el CNE y los conteos de cierre verificados por observadores en cada centro de votación. Las manifestaciones se multiplicaron y, en varios puntos, testigos reportaron la presencia de grupos armados progubernamentales cuya actuación dejó heridos y víctimas mortales.

Los días siguientes al proceso electoral, la respuesta estatal derivó en el despliegue de la llamada “Operación Tun Tun”: una campaña de detenciones masivas acompañada de vigilancia y delación. Debido a esta campaña, más de dos mil personas fueron arrestadas en todo el país, en muchos casos de forma arbitraria y sin pruebas claras. Así comenzó una estrategia de intimidación destinada a sofocar tanto la protesta en las calles como la conversación en línea.

“Después del 28 de julio se siente un silencio dentro de Venezuela, pero no es por apatía, sino por miedo”, aseguró la politóloga Ana Milagros Parra. Según ella, el castigo por opinar a través de contenidos digitales —como los videos que publica regularmente en sus redes sociales— ya no se limita al escrutinio digital: también puede significar cárcel o tortura.

Muchos venezolanos sufrieron la consecuencia de esta campaña, detenidos e imputados por presuntos delitos de incitación al odio o terrorismo por tan solo publicar estados de WhatsApp, tuits críticos o estampar una franela con una imagen incómoda para el poder.

Aunque piensa que expresarse sigue siendo posible, Parra cree que el riesgo es alto:  “Expresarse a salvo en Venezuela implicaría que no hubiera un aparato represivo que persiguiera a los disidentes”, aseguró.

Rafael Uzcátegui considera que la campaña —en la que circularon videos intimidatorios, amenazas públicas y criminalización para inhibir la expresión ciudadana— representa una forma de terrorismo de Estado. “No se puede normalizar lo que está mal. La gente debe seguir dándole nombre y señalando los abusos”, sostiene.

Uno de estos abusos quedó claro tras la publicación de una investigación digital que demostró la vinculación de funcionarios de la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) con la administración de grupos de Telegram dedicados a la delación digital. En uno de estos canales se alentaba a los usuarios —la mayoría funcionarios policiales— a denunciar a manifestantes, en muchos casos sin aportar ninguna prueba adicional a fotografías y ubicación. 

En el canal circuló, por ejemplo, un cartel de “se busca” con la fotografía de un periodista venezolano, actualmente en el exilio. El mensaje ofrecía una recompensa por información sobre su paradero y le atribuía, sin evidencia, haber “pagado a menores de edad” y “vender droga a los motorizados” que protestaban en las calles.

Valentín Ruíz, periodista de Monitor Civil y parte del equipo que investigó el caso, advierte que con este tipo de métodos “se dinamita la acción colectiva para instalar un régimen del terror mediante el uso de la misma sociedad”, una estrategia que calificó como “maquiavélica”.

La “guerra cognitiva” como justificación del control informativo

Entre el inicio de la campaña electoral, el 4 de julio de 2024 y la toma de posesión de Nicolás Maduro del 10 de enero de 2025, se documentaron al menos 79 bloqueos a sitios web y servidores DNS, incluyendo medios de comunicación, ONG y verificadores de datos. A estos se suman otros cinco sitios bloqueados previamente en 2024, según datos de la organización VE sin Filtro. 

A la fecha, más de 60 medios de comunicación independientes permanecen bloqueados por varios proveedores de internet, y persisten las restricciones de acceso a X (Twitter) y la aplicación de mensajería instantánea Signal. Este cerco digital permanente es una pieza fundamental de una política estatal que busca moldear la conversación pública incluso más allá del período electoral.

Andrés Azpúrua, director de Conexión Segura y Libre, asegura que el bloqueo de prácticamente todo el ecosistema de medios independientes del país no solo afecta a voces opositoras, sino a todos los venezolanos, independientemente de su afinidad política.

“Aunque no estés de acuerdo con lo que dicen, necesitas distintas perspectivas para estar realmente informado”, subrayó Azpúrua

Una de las vías utilizadas para justificar este cerco ha sido la narrativa de una “guerra cognitiva”, según la cual potencias extranjeras y medios de comunicación intervienen para desestabilizar al gobierno de Maduro. Ese argumento, repetido por varios voceros del oficialismo, ha servido como un escudo contra el trabajo de periodistas, observadores y verificadores que documentaron las irregularidades del proceso electoral en tiempo real.

Ewald Scharfenberg, periodista y cofundador del medio de periodismo de investigación Armando.info, también bloqueado en Venezuela, interpreta el concepto de la “guerra cognitiva” como un argumento cínico y manipulador. “Busca aplanar el terreno estableciendo la idea de que todos mienten por igual, y que, por lo tanto, nadie merece credibilidad”, afirmó.

Adicionalmente, la etiqueta de “guerra cognitiva” sirve no solo para justificar la censura, sino también como arma retórica para desacreditar a quienes refutan la versión oficial, incluso frente a pruebas exhaustivas como las actas electorales digitalizadas y publicadas por la oposición.

“Para un sistema que se funda sobre la mentira, como lo es el régimen venezolano, la verdad siempre resulta subversiva”, sostuvo Scharfenberg. 

La importancia de documentar

Las consecuencias del control informativo impuesto se evidencian en historias concretas que exponen la importancia del trabajo de documentación y divulgación de incidentes por parte de periodistas y defensores de derechos humanos, pues la desinformación estatal puede borrar víctimas y diluir responsabilidades.

El caso del asesinato durante las protestas postelectorales del joven Aníbal José Romero Salazar, conocido por sus amigos como “Pimpina”, es muestra de ello. 

En una rueda de prensa ante medios internacionales, Nicolás Maduro presentó el caso como una “fake news”, mostrando el video de otro joven que hablaba y confesaba haber fingido su muerte. Posteriormente, Marino Alvarado, coordinador de exigibilidad legal de la ONG Provea, publicó en X el nombre completo de Romero Salazar, de 27 años, reiterando que sí había sido asesinado pese a la negación oficial, y señaló que había testigos que aseguraban que funcionarios de la División de Asuntos Estratégicos (DAET) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) dispararon cuando él cayó.

Hasta la fecha, la muerte de Romero Salazar y la de muchas otras personas asesinadas durante las protestas se mantienen bajo negacionismo gubernamental. Incluso, voceros del gobierno se han referido a todos los asesinados como militantes del oficialismo, ocultando que la mayoría eran personas que protestaban contra los resultados divulgados por el CNE, que dieron como ganador a Nicolás Maduro.

“Pareciera que hay una firme política desde el Ministerio Público de generar impunidad frente a los asesinatos que ocurrieron en el marco de la represión a las protestas después del 28 de julio de 2024”, expresó Alvarado. 

Frente a esta estrategia de negación y encubrimiento, los informes y registros de organizaciones de derechos humanos se han vuelto herramientas cruciales para reconstruir los hechos y preservar el recuerdo colectivo sobre lo sucedido. Rafael Uzcátegui destaca que “estos informes no solo sirven para la denuncia inmediata, también son un ejercicio de memoria”. 

Sin embargo, la represión ha forzado a muchos venezolanos al silencio. Alvarado alerta que “hay personas encarceladas que exigen a sus familias que no sigan denunciando sus casos”, producto del miedo sembrado tras liberaciones condicionadas o amenazas directas. 

A pesar de ello, el esfuerzo por documentar y visibilizar persiste como la única vía para evitar que las violaciones queden en el olvido y, en gran medida, es posible gracias a la denuncia ciudadana que, incluso con miedo y ciertas cautelas, continúa alzando la voz tanto en espacios públicos como en las redes sociales.

Cómo reconstruir la conversación

Un año después del 28J, los desafíos se acumulan. 

Luis Carlos Díaz identifica tres ejes a reconquistar: mantener la producción de contenido pese a la falta de financiamiento a medios y organizaciones en Venezuela, vencer el miedo a expresarse y reconstruir referentes confiables en redes sociales. “Siento que en Venezuela hemos perdido el ecosistema que había de articulistas de opinión”, señaló como un ejemplo. “Ahora necesitamos generar comunidades de referencia”.

También insiste en no subestimar acciones como compartir un reportaje o verificar una denuncia. 

“Eso combate la desinformación y fortalece espacios donde la democracia todavía puede respirar”, dijo.

La lección que deja el primer aniversario del 28J es clara: solo una ciudadanía activa, crítica e informada puede enfrentar la propaganda, la manipulación de redes sociales y los vacíos de información. El reto es devolver el cauce al debate en línea para que la postverdad no se apodere de la memoria colectiva.

Fuente: Connectas

Comunismo, utopías y marcianos


H. G. Wells y Lenin se encontraron en el Kremlin en 1920 y hablaron de tres cosas: comunismo, utopías y marcianos. La conversación gravitó, además, entre dos reproches. El de Wells era práctico (“¿en qué tipo de país estás tratando de convertir a Rusia?”) y el de Lenin ideológico (“¿pero por qué no trabajas por la Revolución?”). Hablaron vigilados por un diplomático, el señor Rothstein, entre montañas de papeles y libros. Hablaron en inglés.

Wells tenía miedo de escuchar la risa por la que Lenin era célebre, que parecía amable al principio pero se diluía luego en cinismo y condescendencia. Al parecer Lenin teorizó, gesticuló, se exaltó y fue indiscreto –le contó que tenía un consejero secreto enviado por Washington–, pero no rio.

La entrevista con el líder soviético era la última estación de un viacrucis que el escritor inglés había iniciado con su hijo de San Petersburgo a Moscú, un paisaje de absoluta desolación que describe en Russia in the Shadows. Quería ver con sus propios ojos la destrucción del país, que la prensa británica atribuía ridículamente a los “agentes de un misterioso contubernio racial, una sociedad secreta en la cual los judíos, los jesuitas, los masones y los alemanes están involucrados del modo más alucinante”.

No encontró el famoso Estado masónico, pero sí “el espectáculo del colapso” y el “vasto e irreparable desastre” en que se había sumido Rusia desde 1917. Wells culpaba sobre todo al fanatismo bolchevique por Marx, a quien consideraba “un pesado de alta categoría” con dos tercios de su cara cubiertos por su barba, cuyo infumable El capital se había convertido en la Sagrada Escritura de los rusos.

A Wells le dolió ver las montañas de basura en San Petersburgo, las condiciones en que vivía Gorki –que fue quien le consiguió la entrevista con Lenin–, las calles vacías, los comerciantes fusilados por “piratas”, las libretas de abastecimiento y esa especie de pulsión por el camuflaje que se había apoderado de los rusos. Camuflarlo todo, desde la pobreza hasta el pensamiento, “como si la situación de Rusia pudiera disimularse de alguna manera”.

Pese a todo, los rusos “añoraban el conocimiento más que el pan”, porque los soviets también habían barrido con todo contacto con el avance científico y literario de Occidente. La mejor imagen del estudioso deprimido es la de Pávlov, a quien Wells describe con una vieja bata de laboratorio, sembrando papas y zanahorias para sobrevivir.

De la conversación con Lenin se conserva una foto en la que el ruso levanta el dedo amenazadoramente. Wells parece atrincherarse entre los papeles. Los rasgos de Lenin son los de un tártaro, no los de un judío, anota. Su voz, por lo general amable. Sus argumentos, propios de “un soñador en el Kremlin”.

Lenin le confiesa a Wells que la idea de que la Revolución haya arrancado en Rusia y no en Inglaterra, como había previsto Marx, lo desvela. Esa piedra en su zapato teórico lo lleva a improvisar constantemente. Es un Gobierno improvisador, subraya Wells, porque nada salió como había profetizado el barbudo alemán. Esa duda aísla a Lenin de los rusos más que las decenas de militares que le cuidan las espaldas, y que hacen de él, según Wells, un dictador en sentido estricto. Dicta porque el país que quiere solo puede existir en las palabras, nunca en la realidad.

La conversación llega a su límite alucinante cuando aparece el tema de los alienígenas. Ese intercambio no está en el libro y hay que recurrir a un biógrafo de Wells, Yuli Kagarlitski, para conocer qué dijo Lenin del comunismo cósmico: “Si tenemos éxito en hacer contacto con otros planetas, todas nuestras ideas filosóficas, sociales y morales tendrán que someterse a revisión, y tras este acontecimiento las posibilidades serán ilimitadas y pondremos fin a la violencia como un medio necesario para el progreso”.

Esta cita delirante sirvió de fundamento cuando varias organizaciones comunistas quisieron crear secciones para una futura comunicación extraterrestre. Si los alienígenas venían a visitarnos, necesariamente iban a ser comunistas, y si eran comunistas verdaderos lo lógico es que estuvieran en línea con el Kremlin, no con los imperialistas de Washington. En un escenario tan ideal, el argumento de La guerra de los mundos quedaba desmantelado.

Wells salió de Moscú con la idea de escribir un libro jocoso que se llamara El afeitado de Marx. Sin embargo, la amargura pudo más y en pocos meses compuso Russia in the Shadows, la crónica de un país tan aislado que solo estaba dispuesto a dialogar con los habitantes de otro mundo.

Fuente: 14yMedio

La vulnerabilidad digital de radios comunitarias en Bolivia


En junio de 2024, la página oficial de Facebook de Radio Chiwalaki, una emisora comunitaria ubicada en la provincia de Vacas, Cochabamba, en Bolivia, fue víctima de un ataque digital que le arrebató el control de su principal medio de difusión. Lejos de ser un problema menor, este hecho evidenció lo frágil que puede ser la presencia digital de los medios comunitarios y los riesgos concretos que enfrentan al depender de plataformas digitales sin contar con una estrategia sólida de seguridad.

Fundada el 1 de septiembre de 1990, Radio Chiwalaki nació del impulso de las comunidades campesinas que, desde fines de los años 80, reclamaban el acceso a la información, educación e intercomunicación. Su primera transmisión se realizó en la comunidad rural de Misuk’ani, a pocos kilómetros del municipio de Vacas, con el respaldo del Instituto de Capacitación Campesina (INCCA) y en coordinación con la organización campesina Central Regional de Chiwalaki. Desde entonces, la radio se ha convertido en un medio muy importante para Vacas y las comunidades rurales de alrededor. Su señal, de 1000 vatios en onda media, llega a varios municipios y provincias como Arani, Tiraque, Pocona y Alalay. La mayoría de sus programas se transmiten en quechua y están dirigidos especialmente a la población campesina. Las características principales de la Radio Chiwalaki son la transmisión de contenidos locales, la promoción del debate comunitario y el fortalecimiento de la identidad local.

El daño causado a la radio no fue solo técnico, sino también importante debido a la cantidad de seguidores perdidos. Fue un golpe a la comunicación local y al derecho a la información, ya que la radio impulsaba desde hace años la difusión de noticias locales. Su página de Facebook, que tenía alrededor de 43.000 seguidores, funcionaba como canal de difusión y un espacio donde se archivaba sus trabajos y  como un puente con la audiencia quechua hablante dentro y fuera de Bolivia.

Cuando la cuenta fue hackeada y comenzaron a publicarse videos con textos en vietnamita, sin relación alguna con el contexto de la radio. Seguramente la comunidad de radio oyentes quedó desconcertada: ¿qué fue lo que pasó? ¿Por qué la radio ya no transmitía desde su página habitual? 

La reacción casi inmediata de los administradores de la radio fue la creación de una nueva página, la cual actualmente alcanza apenas los 1800 seguidores. Su anterior página se encuentra aún activa pero bajo control de los atacantes y continúa generando confusión. La pérdida de la audiencia construida durante años no es simplemente una caída numérica, sino también un retroceso en términos de visibilidad y confianza. Muchas personas de la comunidad podrían no haberse enterado del cambio o no saben en cuál página confiar.

La fragilidad de depender de redes sociales

Este hecho también pone en evidencia un problema que enfrentan muchas radios comunitarias en Bolivia,: la creciente dependencia de redes sociales como Facebook, especialmente cuando no se cuenta con sitios web propios u otras alternativas digitales. En el caso de Radio Chiwalaki, es importante señalar que su espacio principal de difusión sigue siendo la radio, su canal habitual y tradicional de comunicación con las comunidades rurales. Sin embargo, han tenido que adaptarse al uso de redes sociales para ampliar su alcance, sobre todo entre la población joven o migrante que accede a los contenidos a través de internet.

El uso de estas plataformas conlleva también riesgos serios, de hecho, un estudio reciente titulado Facebook Cyber Security Evaluation, escrito por el investigador Jinnan Sun en 2022, evaluó las prácticas de seguridad de esta red social y demostró que ha presentado repetidas brechas de datos y fallas de control desde al menos 2010.

La seguridad digital como una necesidad urgente

Para Fabiola Maurice, especialista en capacitación en seguridad digital para organizaciones, comunidades e individuos en situación de riesgo,  lo ocurrido con la página de Facebook de Radio Chiwalaki se trata de un ataque que expone no solo al medio, sino también a su comunidad. Advierte que:

"Es un ciberdelito lo que ha pasado, porque tiene consecuencias financieras y de reputación; los afectados llegan a perder la credibilidad de sus oyentes y además se puede atacar a otros usuarios de esa cuenta."

Ante esta situación, Maurice recalca que no debemos normalizar estos hechos y urge a desarrollar campañas de concientización para que otras radios comunitarias aprendan a proteger sus canales digitales.

Sobre el rol del Estado frente a estos casos, sostiene que las plataformas digitales deberían ser espacios regulados y protegidos por leyes, tal como ocurre con los medios tradicionales. Y en cuanto a la responsabilidad de Facebook, Maurice explica que muchas radios pierden el control de sus páginas por el tipo de configuración que tienen, por ejemplo, varias páginas están creadas como cuentas personales en lugar de cuentas organizaciones sin fines de lucro y esto dificulta los mecanismos de recuperación y limita las respuestas de la plataforma.

Recomendaciones básicas de seguridad

Entre las recomendaciones básicas que propone para evitar este tipo de hackeos están: Activar la verificación en dos pasos, usar correos y números estables para recuperar el acceso a cuentas y crear contraseñas seguras con al menos 12 caracteres, incluyendo mayúsculas, minúsculas, símbolos y números.

Finalmente, recalca la importancia de la formación digital, informarse es clave para protegerse. Desde aprender a identificar enlaces maliciosos y diferenciar sitios seguros (https) de los inseguros (http), hasta saber qué información no compartir. En niveles más avanzados, recomienda el uso de herramientas como VPN o navegadores enfocados en la privacidad, como Tor.

Un caso que refleja la debilidad en Bolivia

El caso de Radio Chiwalaki no es ajeno a la realidad de Bolivia, ya que este territorio enfrenta serias limitaciones en cuanto a preparación frente a amenazas digitales. De hecho, un estudio realizado por  NCSI (National Cibersecurity Security Index) situó a Bolivia en el puesto 79 del ranking global de preparación en ciberseguridad, ocupando el último lugar en América Latina. Y aunque existen esfuerzos institucionales como el Centro de Gestión de Incidentes Informáticos o la Agencia para el Desarrollo de la Sociedad de la Información, Bolivia aún no cuenta con una estrategia nacional sólida ni con políticas públicas claras sobre seguridad digital. 

Esta debilidad estructural del país hace que radios comunitarias estén expuestas a ataques. Sin apoyo, formación, herramientas eficaces o respaldo institucional, quedan solos frente a amenazas que pueden borrar años de trabajo colectivo en cuestión de minutos.

Fuente: Global Voices