martes, 22 de septiembre de 2020

Los 'neuroderechos' o cómo protegernos de que lean y manipulen nuestro cerebro

Genera inversiones gigantescas y ya es una carrera mundial que se juega también en el tablero de la geopolítica. No es para menos. Se trata de descifrar la mente humana para, entre otras cosas, entender las enfermedades mentales y neurológicas. Y ahí también hay un mercado en juego. La neurotecnología es probablemente la última frontera del conocimiento humano. A su desarrollo se dedica el neurobiólogo español Rafael Yuste, catedrático de la universidad de Columbia, en Estados Unidos, y uno de los impulsores del proyecto Brain, que la administración Obama puso en marcha para investigar cómo funciona nuestro cerebro.

 “Nos queda muchísimo por conocer. Hemos entendido cómo se construye una neurona, pero lo que no entendemos es qué ocurre cuando se conectan entre sí. No tenemos una teoría general de cómo funciona el cerebro, [pero] la ciencia llegará a conocerlo”, admite el neurobiólogo en Las Mañanas de RNE con Íñigo Alfonso.

La neurotecnología abrirá un nuevo campo en la economía. Por eso empresas como Microsoft, Google o Apple se han lanzado al estudio de la mente humana. También Neuralink, el proyecto presentado recientemente por Elon Musk, fundador de Tesla, que pretende conectar el cerebro a un ordenador y que, ha puesto sobre la mesa, a ojos de Rafael Yuste, la necesidad de establecer reglas éticas para que esta tecnología se utilice en beneficio de la sociedad. “Esta revolución nos puede cambiar el concepto del ser humano y tenemos que estar preparados para cuando llegue”, asegura. 

Neuroderechos

La neurotecnología puede suponer una transformación en el tratamiento de las enfermedades mentales, pero también conlleva grandes riesgos. Por eso el neurobiólogo considera necesario regular los neuroderechos, “nuevos derechos humanos que protegen a la ciudadanía de los abusos potenciales de estas tecnologías, es decir, la lectura y escritura de nuestra propia mente”.

Uno de esos neuroderechos debería contemplar que todos tengamos la oportunidad de acceder a esta nueva tecnología. “Tenemos la obligación de hacerlo de una manera justa y equitativa para toda la población”, afirma Yuste, que además señala que España y la Unión Europa tienen ahora un gran oportunidad de liderar esta regulación ética, ahora que el viejo continente se ha quedado atrás en la carrera por el desarrollo de este tipo de tecnología.

Imagen: Radio Duna

Fuente: Rtve

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