jueves, 20 de junio de 2019

El acceso abierto al conocimiento: un derecho y compromiso de todos

Hace un par de meses, en marzo del 2019, la Universidad de California (UC) anunció que terminaba su relación contractual con Elsevier, una de las editoras de artículos científicos más grandes del mundo. ¿Por qué es relevante esto para el mundo académico y la ciencia?

En la era digital, el modelo de negocio original de las editoriales ya no hace sentido

Hace siglos, en un mundo sin tecnología digital, la única manera de que la gente pudiera estar informada era a través de un libro o revista impresos. En los 1600s, emergió el modelo de cobrar membresías para repartir las revistas de conocimiento médico y científico a universidades y otras instituciones de prestigio. Las editoriales como Elsevier (que existe desde el año 1880) eran prácticamente las únicas con la capacidad de imprimir en grandes masas y llevar a mucha gente el conocimiento generado por unos pocos. Colaborar con las editoriales y pagar por la impresión de sus investigaciones y estudios y hacía sentido para los creadores de conocimiento.

Casi 400 años más tarde, el Internet cambió todo. Poco a poco, los artículos de revistas fueron publicándose en línea. Pero dichos artículos no necesariamente se volvieron más accesibles a un mayor número de personas. ¿Por qué? Debido a que las editoriales comenzaron a cobrar también por leer el artículo en línea.

Para ilustrar las contradicciones que existen bajo el modelo actual, las universidades públicas pagan los sueldos de los investigadores y financian las investigaciones, muchas veces con fondos públicos y envían sus artículos a las editoriales de manera gratuita. Sin embargo, si estas mismas universidades quieren tener acceso a esos mismos artículos para compartirlos con otros investigadores, estudiantes o demás comunidades académicas, tienen que pagar costosas membresías para tener acceso.

La alternativa: los modelos del acceso abierto al conocimiento

Los costos de las membresías a editoriales científicas han llegado a ser tan altos, que alcanzaron un punto presupuestalmente insostenible. Para darnos una idea, el último contrato que la UC hizo con la editorial Elsevier fue de 50 millones de dólares para tener acceso a sus revistas científicas por un periodo de cinco años. Ninguna universidad en el mundo, incluyendo a Harvard, puede hoy costear el pago de las suscripciones de todas las editoriales. Pero aun contando con los recursos, la cuestión es sobre el derecho de acceso al conocimiento financiado por el público y aprovechar esos recursos en otros proyectos de alto impacto.

Para renovar su contrato con Elsevier, la UC solicitaba que se abriera el acceso para todo el público a los artículos que sus investigadores publicaban. La editorial no aceptó y el trato no se realizó. El argumento principal de la UC es que, si la mayoría de las investigaciones son financiadas con recursos públicos, quien pagó por dicha investigación (a través de sus impuestos) debería tener acceso abierto a los resultados de las mismas. El hecho que la UC exija que todos tengamos acceso a leer sobre ciencia, establece un parteaguas para la divulgación científica en el mundo entero. Más allá de si tiene el presupuesto o no, es una decisión ética.

Así, muchas universidades están decidiendo no pagar más a las editoriales. En 2018, cientos de universidades de Alemania y Suecia se manifestaron ya en contra del modelo de negocio de Elsevier y le solicitaron cambios radicales en el mismo. También, uno de los ganadores del Premio Nobel de la Economía en 2018, Paul Romer, decidió publicar su trabajo en fuente abierta y así celebrar el valor de abrir el conocimiento y la ciencia. Acciones como estas ayudan a paliar los prejuicios de que el conocimiento abierto sea de una calidad menor que el conocimiento cerrado.

Hasta ahora, el monto que las Universidades en Latinoamérica pagan a Elsevier y editoriales parecidas es poco conocido, pero seguramente asciende a millones de dólares. Sabemos, sin embargo, que el movimiento de acceso abierto ha crecido en Latinoamérica y parte de Europa en los últimos años, donde iniciativas como RedALyC han tomado fuerza y cuentan con publicaciones científicas de calidad accesibles para todo el público.

La importancia del acceso abierto a artículos científicos como base esencial para fortalecer y avanzar la ciencia ha sido remarcada por varias declaraciones internacionales (Budapest (2002), Bathesa (2003) y Berlín (2003). Las mismas editoriales están tratando de adaptarse al movimiento de acceso abierto y hacer reformas a su propio modelo de negocios. Elsevier destaca distintas opciones que ofrece bajo el modelo de acceso abierto.

Seguramente veremos en los próximos años a más universidades que seguirán este camino y disminuirán o retirarán sus presupuestos para suscripciones a editoriales de revistas académicas.

Fuente: BID

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