Según este artículo, el aumento de la polarización política en las sociedades occidentales no es casualidad: coincide exactamente con la explosión de las redes sociales y los smartphones a partir de 2008-2010. La causa, curiosamente, sería que en ese periodo, el número promedio de amistades cercanas que mantiene cada persona se duplicó aproximadamente (de 3-4 a 6-8), gracias a la facilidad para conectar con más gente. Intuitivamente, uno pensaría que tener más contactos sociales nos expone a más opiniones diferentes y, por tanto, nos hace más tolerantes y menos divididos. Sin embargo, el estudio demuestra lo contrario: cuando las interacciones sociales superan un cierto umbral, la sociedad tiende a polarizarse de forma brusca y casi inevitable.
Los autores crearon un modelo matemático sencillo pero realista, inspirado en la física de los sistemas complejos, que incluye dos comportamientos humanos muy básicos: la homofilia (nos hacemos amigos de quienes piensan parecido a nosotros) y el equilibrio social (preferimos configuraciones “cómodas”, como que mis amigos odien a mis enemigos). Los resultados muestran que, mientras el número de contactos sea bajo, la sociedad mantiene una diversidad de opiniones sin grandes divisiones. Pero al superar un umbral crítico de conectividad (alrededor de 5-6 amistades positivas por persona), ocurre una “transición de fase” repentina: la población se divide en dos grandes bandos opuestos, cada uno con aproximadamente la mitad de la gente, donde dentro de cada grupo hay mucho acuerdo y entre grupos mucho rechazo. Esto genera cámaras de eco y polarización extrema.
Imagen: La Razon
Fuente: Pablo Malo - X
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